49. Héroe

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49. Héroe.

La estaba aguardando. Así lo comprobó Aurora cuando al llegar al laboratorio el oscuro militar le sonrió de medio lado.

Estaba de pie. Sus ojos tenían los puntos que revelaban la fórmula atravesando su cuerpo.

—Bien criatura. Me has facilitado el trabajo.

—Sólo vengo a terminar con todo. Te doy la posibilidad de que elijas el final. Tú, viviendo en paz en alguna isla, lejos de aquí. De mí. O volviéndote polvo.

Fue una carcajada real la que soltó el hombre.

Debía reconocer que se había sorprendido por el valor al decidir enfrentarlo. La niña estaba cometiendo un error y se lo demostraría.

—Tú, en cambio, sólo tienes una. Darme lo que he esperado por demasiado tiempo.

En un gesto de soberbia, se desprendió de su arma, apoyándola en el suelo para patearla lejos del extenso laboratorio. No creía necesitarla con su amplia experiencia, sumado a la potencia del suero. ¿Qué podría hacer una novata ingenua?

No hubo más palabras.

Los dos buscaron someter al otro. 

Ella se movía como luz dorada, con el fuego de sus ojos llameando con la misma furia que la lava encendida. Él era la sombra que pretendía apagar el brillo que desprendía la muchacha.

Cale lanzaba golpes, pero sólo el aire recibía sus agresiones. Cuando lograba sujetarla, de alguna manera, Aurora se liberaba y terminaba rodeándolo, colgándose de él y haciéndolo caer con todo su peso, volviéndose la ejecutora de los ataques.

Sabía aprovechar la diferencia entre ellos. Pocas lecciones había tenido, pero era lista, habilidosa y su mente y cuerpo funcionaban a una velocidad que permitía recurrir a su entrenamiento con Gerry y Steve, como a la improvisación que su creatividad le entregaba.

Había nacido para esto. Cada gen se manifestaba convirtiéndola en el resultado de la amalgama que su creador había concebido.

Cale estaba perdiendo su temple, preocupándose, porque su adversaria no parecía sentir fatiga o dolor. Era tan fuerte como él con una de las dosis del suero. Lo que le dio a comprender que no sería suficiente para vencerla. Lo estaba dominando y no podría resistir por mucho más. Cada golpe, herida, rotura, se regeneraba enseguida, pero el efecto se terminaría en algún momento, mientras que la joven seguiría siendo superior.

Logrando alejarse de su oponente, y con la respiración agitada, buscó con la mirada el mueble a su costado, cerrado herméticamente y que mostraba a través de sus cristales el resto de las dosis. Saltó hacia él y rompió el cristal con el puño. Tomó lo que pudo antes que ella lo alcanzara desde el otro lado del laboratorio y le pateara en la cara. Él recibió el golpe y perdió varias de las ampollas, que se rompieron, derramando el líquido ambarino en el suelo. Logró salvar tres y antes que ella pudiera volver a golpearlo, se inyectó las tres dosis juntas.

Ella retrocedió instintivamente, quedándosele viendo con horror.

Cameron gritó de dolor cerrando los ojos cuando el suero comenzó a hacer efecto. Sus músculos crecieron más, deformando su cuerpo. Sus venas parecían a punto de estallar y hasta su altura pareció sumar centímetros.

Al abrir los ojos, el color negro con pequeños brillos había sido sustituido por el dorado propio de la droga. De golpe, levantó la enorme mesa del laboratorio, lanzándosela a Aurora, junto con todos los tubos de ensayo y otros implementos. Ella pasó por abajo con un giro sobre su espalda; y apoyando una mano en el suelo, se empujó con fuerza para proyectarse hacia Cameron, pateándolo con las dos piernas de forma simultánea en el pecho.

Demonio Blanco - Lágrimas de Oro - (Shiroi Akuma #1) - #HA2023Where stories live. Discover now