28. Una pregunta. Una respuesta

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28. Una pregunta. Una respuesta.

Encontró a Sharpe sentado en el escritorio. Acababa de dejar apoyado sobre un posavasos en la madera un vaso con un líquido ambarino y se mantenía mirando el gran ordenador de escritorio, con su mano en el mentón en un gesto de concentración. 

Llevó el plato con varias opciones de comida hasta el escritorio, al lado del señor Steve al tiempo que tomaba uno de los bocadillos y lo comía. 

Él la sujeto de la cintura con la mano libre, acariciando su piel por encima de la tela, sin quitar la vista a la pantalla. Un gesto automático que generó en la muchacha millones de minúsculas explosiones a lo largo de su cuerpo; reacciones que se acumularon en su pecho, haciendo que su corazón se agrandara en su refugio.

Ella le tendió el plato con las preparaciones y él tomó una de ellas usando la mano que había mantenido en su barbilla en un gesto distraído.

Cuando lo probó casi se atragantó. 

Soltó la cintura estrecha de Aurora y revisó el contenido del sándwich con ambas manos. El pan estaba quemado y tenía una combinación demasiado extravagante para su paladar, mezclando rebanadas de banana con mortadela, pepinillos, mostaza y salsa de chocolate. Pero la cara de la joven, que esperaba ansiosa su veredicto, no le permitió rechazar el extraño experimento y se lo comió.

—¿Y? ¿Le gustó?

Él asintió, luchando por no escupirlo.

—¿Quiere otro?

Esta vez, negó con énfasis. Con la comida todavía en la boca, trató de responder.

—Estoy bien —tragó con gran esfuerzo. 

Capturó con cierta desesperación el fino vaso cortado y bebió la mitad del contenido, anhelando el ardor del alcohol para limpiar su paladar y garganta. Dejó algo más aliviado el recipiente y sus ojos se encontraron con el sublime rostro de su diosa.

La sonrisa de orgullo y alegría en Aurora valió el mal sabor de boca y volvió a atraerla a su lado, rodeándola con su brazo.

La curiosidad se manifestó con una pequeña arruga en su nariz al llevar su atención a lo que quedaba de la bebida.

—¿Qué es lo que bebe?

Bourbon —estiró una de sus comisuras, levemente—. ¿Quieres probar? Te advierto que es fuerte.

—Con usted, quiero hacer todo —soltó sin siquiera pensar en cómo afectaban esas palabras a su receptor, que tuvo que dominar su corazón para que no saltara de su pecho hasta las manos de la joven.

Y que su miembro se empalmara en una fracción de segundo ante la ráfaga de perversas imágenes que desfilaron por su mente.

Sacudió sus pensamientos y estiró su brazo para tomar el cristal, entregándoselo al terremoto que había invadido su calma. Observó el brillo dorado en la joven, que de un trago vació lo que quedaba.

—¡Cuidado mi niña! —La advertencia llegó tarde. Esperaba verla con los ojos lagrimear y tosiendo. Pero sólo hizo una pequeña mueca de desagrado—. ¿Estás bien?

—Sí señor. Simplemente, no es muy rico. Me gusta lo dulce.

—Eso lo he comprobado —la apretó más hacia él, sorprendido, rozando su nariz contra la silueta de sus firmes senos que quedaban a la altura de su cara, aspirando su adictivo aroma—. Tú eres pura dulzura, mi niña.

—Bueno, usted necesitaba algo de ello al parecer —respondió coqueta. 

Conectaron sus miradas, fundiéndose en un diálogo mudo de complicidad. 

Demonio Blanco - Lágrimas de Oro - (Shiroi Akuma #1) - #HA2023Where stories live. Discover now