41. Juntos

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41. Juntos.

Steve relató lo ocurrido desde que la había abandonado en el parque aquella noche. No omitió ningún detalle. Incluso su encuentro con Gabrielle. Lo que sintió al verla y al verse al espejo, evitando mencionar las tóxicas palabras de la mujer dirigidas a la preciosa joven. 

Notaba el gesto de Aurora, cómo se entristecía, pero lo miraba, no con su orgullo herido, sino como si sintiera pena por él. 

Eso le dolió a él más que todas las heridas físicas sufridas. 

Siguió contando cómo encontró al dueño del barco, que había tenido a Aurora esclavizada. Su pelea con el que supo por Aurora, se llamaba Ken Daigo y la captura final de Arata. Aquí evitó mencionar todas las torturas que le infligió haciéndole pagar por el daño hecho a tantas mujeres. Especialmente a la que amaba. 

Por último, le compartió que el FBI, gracias a su llamado anónimo, había localizado el buque y rescatado a las chicas. A todas. Y apresado a los tripulantes y asociados de Yoshida.

Una vez finalizado el relato. Se quedó en silencio. Aguardando su reacción. 

Ella miraba hacia afuera. A la nada. Entonces fijó sus ojos en él.

—¿Qué debo decir? ¿Sobre qué debo decidir?

—Di lo que sientas. Qué piensas de todo lo que te dije. Debes decidir si puedes estar con alguien así. Con alguien que, teniendo a la criatura más tierna del mundo a su lado, la hiere acostándose con otra. Alguien que tortura y asesina.

—Es mucha información. Por suerte, puedo procesar rápido —le dijo con una sonrisa. Aurora hacía bromas. Eso animó a Steve—. Vamos por partes. Esa Gabrielle, es la que estuvo en tu fiesta, y en la de la galería, ¿verdad? —Steve asintió con la cabeza. Le sorprendía que supiera que ella había estado en ambos eventos—. Debo reconocer que sentí algo extraño aquí —pasó su mano sobre su pecho—. Un dolor profundo cuando te imaginé con otra mujer —sus ojos cristalizados castigaron a Steve. Bajó su mirada y continuó con un susurro—. Ustedes tenían una historia antes que yo llegara. Tuvo que haber sido difícil para ella ser reemplazada. Lo siento por ella.

Steve no podía creer lo que escuchaba. Aurora sentía compasión por Gabrielle, la cual sólo escupía veneno cuando hablaba de ella. Qué maravillosa criatura.

—¿Volverás a acostarte con ella? ¿O con otras? —mordía su labio inferior con nervios esperando por su respuesta, sin despegar sus ojos de las sábanas con las que jugaba con sus manos, apretándolas.

—¡No! —la tomó por debajo de su barbilla, conectando sus miradas—. No hay nadie más para mí. Mis amantes quedaron en el pasado. Sólo te quiero a ti en mi presente y futuro.

Una larga exhalación y un brillo de emoción por parte de Aurora calmó ambos corazones.

—En cuanto a Yoshida... —su semblante cambió, ensombreciéndose—. No siento nada. No había nada bueno en él. Su crueldad afectó a tantas chicas. Y mi amigo fue víctima suya. —En ese momento pensó en Pierre y en Nomi. ¿Ella sería una de las chicas rescatadas? ¿O habría sido asesinada tiempo atrás?—. Yo he tenido la fortuna de haber sido salvada por alguien de buen corazón. —Steve alzó las cejas. Y se señaló—. Sí, tú, tonto. Aunque tú no lo veas, yo supe desde el primer momento que, a pesar de tu fría postura, eres un gran hombre, el mejor. Pero lo que me hizo, lo que nos hizo a todas, no se olvidará nunca. Ellas tendrán que vivir con ese dolor el resto de sus vidas. Él... él sufrió muy poco y pagó muy rápido.

—No tan poco, ni tan rápido. —Afirmó con dureza—. Te lo aseguro.

—Bien —respondió satisfecha sin ningún atisbo de remordimiento—. ¿Y ahora? ¿Qué debo decidir?

Demonio Blanco - Lágrimas de Oro - (Shiroi Akuma #1) - #HA2023Where stories live. Discover now