43. Nuevo Jugador

135 34 273
                                    

43. Nuevo Jugador.

Se sorprendió cuando escuchó que la llamaba por su nombre. Su cara adquirió un rictus de horror y su cuerpo respondió automáticamente, erizándose y poniéndose en guardia.

—¿Quién es usted? ¿Cómo sabe mi nombre? —Caminó hacia atrás, alejándose del desconocido.

—Lo siento. No pretendía asustarla —respondió, ofreciendo una amplia y encantadora sonrisa a modo de disculpa. Sacó su identificación del bolsillo interior de la chaqueta—. Soy el agente especial Chris Webb.

—Agente especial... ¿del FBI?

Estaba asustada, o tal vez, preocupada. 

Eso le daba la pauta de que estaba bien encaminado con sus sospechas. Si no tuviera nada que ocultar, no tendría por qué reaccionar de esa manera. Aun así, se sentía culpable de ser el responsable de aterrarla de esa forma. Lo que más deseaba en ese momento era evitarle cualquier sufrimiento.

Aunque desconocía el porqué de ese sentir.

Absortos como estaban, no se percataron que alguien más se había aproximado. Alguien que no perdió detalle de lo ocurrido desde que el agente hizo contacto con la joven mujer.

—Agente Chris Webb, si no me equivoco —la alta y elegante figura de Steve, vestido con un traje azul marino de corte impecable, se ubicó entre él y Aurora, escudándola. 

Ella lo contempló con asombro. ¿Cómo sabía quién era? Se mantuvo detrás de él, sujetando fuerte su brazo.

Chris se fijó en el gesto de ella y un nudo incomprensible se hizo en su pecho. Luego clavó la vista en los fríos ojos de Steve. 

Sería el agente el que plantearía la misma duda.

—Me sorprende señor Sharpe. ¿Cómo sabe mi nombre? —Estaba seguro de que conocía la respuesta. Pero ahora estaba jugando un juego diferente, con un jugador diferente. El tono había cambiado. Ya no era Chris Webb, el hombre. Era el agente especial Christian Webb, del FBI—. Puedo afirmar que si nos hubiéramos conocido antes lo recordaría.

Los hombres se observaban desafiándose. Analizándose.

Chris sobrepasaba al billonario, pero a pesar de que hubiera seis centímetros de diferencia a favor del agente, Steve imponía e intimidaba con su aura. 

Cuadró sus hombros ampliando su gran pecho mientras que Steve, erguido como un caballero, se sentía seguro con su porte. 

Ambas contexturas eran similares. Atléticos, musculosos sin exageración y bien definidos; de piernas largas, musculosas y glúteos redondos. Cintura estrecha, marcando todavía más la anchura de sus espaldas. Algo más amplia en el exmilitar, cuyos hombros y brazos se percibían duros como el acero. 

El agente tenía el cabello corto, de castaño claro, en tanto Sharpe era rubio oscuro y sus cabellos algo crecidos, estaban perfectamente peinados hacia atrás con fijador.

Los músculos debajo de las prendas, de calidades completamente alejadas, estaban tensos como si se hallasen frente a un inminente ataque.

Seguramente, sería así, aunque no usaran los puños.

El instinto por imponerse al otro los hizo dar un paso adelante, acortando las distancias y enfrentándose en un duelo de miradas. Una oscura y helada carente de emoción. La otra, clara, honesta y luminosa. Ambos con sus mandíbulas contraídas.

Faltaba que se los sacaran y midieran quién la tenía más larga.

—Por las noticias —interrumpió la silenciosa batalla—. Hizo un gran trabajo con la captura del buque que tenía esclavizadas a tantas chicas.

Demonio Blanco - Lágrimas de Oro - (Shiroi Akuma #1) - #HA2023Where stories live. Discover now