48. Acabando con todo

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48. Acabando con todo.

Había estado esperando el momento oportuno y en cuanto este se presentó, sonrió con lasciva, lamiéndose los labios ante la anticipación de lo que iba a hacer.

El descuidado científico había salido, y Mark aprovechó para introducirse en un rápido y furtivo movimiento en el laboratorio, donde encontró a la muchacha sola, recostada en la camilla, con sus brazos inmovilizados y todavía inconsciente.

Cerró la puerta del laboratorio pasando el pestillo. Sentía su sangre agolparse en su entrepierna y la erección se apretó con fuerza en sus pantalones de combate. Un gruñido se le escapó mientras se acercaba como un depredador al acecho.

No serían las condiciones de su preferencia, pero las ganas que tenía de probar al menos un adelanto de lo que podría tener en caso de que la mutante se negase a ser parte del equipo le habían nublado el juicio junto con cualquier atisbo de precaución y respeto a las normas del capitán.

Llegó hasta su lado y comenzó a inspeccionarla. Su respiración era pausada, por lo que el tranquilizante aún estaba afectando su organismo. Tenía la capucha puesta, la cual quitó con lentitud, comprobando que mantenía sus párpados cerrados. 

Quería verla. Lamer, morder y besar su boca. 

Y mucho más.

Rodeó la camilla hasta posicionarse a la altura de sus pies, y con la desesperación propia de un animal hambriento, se encaramó sobre el cuerpo tonificado y sensual de la joven. No podría tomarla completamente allí, pero gozaría con lo que la blusa escondía debajo. 

El cuerpo fuerte se impuso sobre el delgado de Aurora, quedando perdida debajo de él. Su lengua inició un recorrido por su cuello mientras sus manos magreaban sus pechos rozando con la yema de sus dedos la suave piel.

Su intención era sólo probarla, pero la excitación era tal, que comenzó a frotarse contra ella y su boca había ascendido hasta invadir la suya.

No le importó sentir que una tenues protestas comenzaban a sacudir a la muchacha o que sollozos y súplicas escapaban de su garganta. Estaba completamente ido, enajenado, saboreándola.

Ese estado tampoco le permitió prestar atención a su entorno, por lo que la mano que lo sujetó del hombro y lo lanzó a un lado, golpeando contra el suelo lo sorprendió.

Antes de protestar y temiendo encontrarse con la mirada de Cameron, Mark se puso de pie de un salto, en posición de firmes, como cuando estaba en el ejército, bajo el mando del capitán. Pero a quienes vio fue al doctor Green con un manojo de llaves en la mano y a Doyle, con su gesto serio.

—¿Qué carajos hace, soldado?

—Lo siento señor —cuadró más los hombros—. El capitán me había autorizado...

—Sé lo que Cale te permitió. Sólo si nuestra compañera y hermana... —comentó dando un paso hacia el hombre, que mantenía la vista al frente y comenzaba a sudar—. Se negaba a unirse a nosotros. Mientras no lo haga, es una más y la respetaremos.

—¡Sí señor!

—Espérame afuera, que debemos llevarla al sótano para la siguiente fase.

Dando el saludo militar, Mark, y su erección, desaparecieron.

Brendan caminó hacia Aurora, quien parecía seguir gimiendo. Sus párpados se movían, intentando abrirse. Lo logró después de unos segundos, separándolos apenas. 

—Vaya, parece que te recuperaste del sedante más rápido. Imagino que te adaptas con celeridad.

Giró hacia Green, en un reproche mudo por la débil ventaja que les había entregado.

Demonio Blanco - Lágrimas de Oro - (Shiroi Akuma #1) - #HA2023Where stories live. Discover now