Capítulo 9.

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Con el papel en la mano, caminé por la librería buscando mis nuevos libros de medicina. Faltaba una semana para volver a la universidad y quería tener todo listo antes de volver. Había visto aquella Universidad por internet. Era grande. Incluso más grande que la que asistía en California del Norte.

Pasé el área de leyes y después me paré enfrente de medicina. Cristo, eran gordos. Cada semestre y cada año el tamaño de los libros crecía. Después de ver libro por libro, título por título, encontré el que buscaba. Por fin comenzaría a ver lo que realmente me interesaba.

—No sabía que te llegara a interesar la medicina —me giré para ver a Justin parado alado mío en aquella librería. Por su camisa polo con el logo del local, sabía que era empleado de ahí.

Alcé mis cejas con sorpresa.

—Y yo no sabía que pudieras llegara a trabajar en una librería —respondí y apreté más el enorme libro sobre mi pecho.

Justin se limitó a encogerse de hombros y a guardar silencio. Aproveché que él conociera esta gran librería para encontrar los otros libros que me faltaban.

—¿Necesitas algo más? —cuestionó adaptando su papel de un empleado atendiendo a su cliente de manera correcta. Le sonreí y le entregué el papel que tenía anotados todos mis libros necesarios. Justin los observó y me dio un leve asentimiento de cabeza.

Lo seguí hacia el otro apartado del que estábamos. Sus ojos se alzaron hasta lo alto de la repisa. Se puso de puntillas y a duras penas alcanzó el último libro que me faltaba. Me lo entregó con una sonrisa y lo tomé.

—De ninguna manera tú hubieras alcanzado aquél libro. —Se burló.

Fruncí mis labios fingiendo molestia y lo golpeé con fuerza con uno de los libros.

—Sé buen empleado y carga los libros por mí. En verdad que pesan.

—Así que... ¿Irás a la universidad local de Boston? —preguntó mientras bajábamos las escaleras del segundo piso. Lo seguí hasta la caja del centro del lugar quedando enfrente de él.

—Huh huh —luego asentí con la cabeza—. Sólo una semana y comienzo —luego me dio curiosidad saber que es lo que Justin estaba estudiando y le pregunté—: ¿Y tú, qué estudias?

—Administración —me respondió. El último libro había sido cobrado y él los metió en una bolsa. Justin le dio un vistazo a su reloj y luego sus ojos me miraron—. En unos 30 minutos mi turno acaba, ¿quieres ir por un café aquí enfrente?

—Claro, esperaré aquí sentada.

Tomé la bolsa de sus manos y comencé a caminar para poder sentarme en una de las mesas del lugar. Escuché a Justin carraspear y me giré a verlo. Fruncí el ceño al ver su expresión burlona, una media sonrisa estaba pintada en su rostro.

—¿Ahora qué? —me acerqué a él.

—Tienes que pagar por los libros.

Mierda. Lo olvidé. Justin me dijo el precio y saqué el dinero que mamá me había entregado para poder comprarlos y se lo entregué.

—Te esperaré sentada —le dije y me encaminé hacia las sillas.

Me senté en ellas y esperé los siguiente 30 minutos ojeando las páginas de un libro que había cogido al azar. Estaba a punto de terminar el capítulo de un libro que en realidad no entendí cuando vi a Justin pararse a un lado mío.

—He terminado, ¿vamos?

Asentí mientras me levantaba. Colgué mi bolso en mi hombro y cargué la bolsa de los libros con mi otra mano. Salimos de la librería, Justin se despidió de un chico de la entrada y cruzamos la calle para después entrar en el pequeño café que Justin había mencionado antes.

Una vez con el café, salimos a la pequeña terraza en la parte trasera y nos sentamos en una esquina. ¿Ahora qué decía?

—Así que estudias medicina —comenzó a decirme.

Asentí.

—Cardiología para ser mas específica.

—Vaya —se cruzo de brazos y me miró con una sonrisa—. Quien diría que eras inteligente.

—¡Oye!

Le di un golpe en el hombro. Admitía que durante la preparatoria tuve un tiempo en el que faltaba a clases, no hacia mis trabajos y estar en detención no era algo extraño después de estar varias veces. Pero aquello Justin lo había detenido, diciendo que se preocupaba por mí y otras cosas más. El irme a California del Norte hizo que cambiara en los 5 años que estuve estudiando en la universidad de allá.

—5 años fue mucho tiempo —me dijo sin quitar sus ojos de mi rostro.

No pude evitar removerme incómoda en mi asiento.

—Si, lo fueron —le contesté en voz baja.

—Eras una enana, ahora estás mucho más alta.

Me reí. Sintiendo alivio al saber que esta vez Justin no comenzaría a juzgarme como antes y que ya comenzaba a tolerar el tema un poco más.

—Admito que si crecí un poco —le dije—. ¡Tú también! Siempre fuiste mucho más alto que yo.

—Ventajas de ser un hombre —se encogió de hombros—. Y... ¿qué tal California del Norte?

Le di un sorbo a mi café.

—Hace mucho calor —dije en forma de queja—. Pero es muy bonito.

Justin asintió levemente.

—¿Y la universidad?

—¿Esto es un interrogatorio? —dije en burla. Justin me miró serio durante unos segundos y yo me rendí—. Perdón perdón. Hmm, no era tan grande como la que asistiré aquí, pero no me quejo.

Omití la parte en la que casi no tenía amigos. Solamente uno, que resultó ser un completo idiota y mentiroso. No lo dije porque seguramente a Justin no le llegaría a interesar sobre aquello que sucedió varios años atrás. Hasta a mí no me importaba.

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