Capítulo 29.

3.5K 123 3
                                    

Le tendí la bebida energética a Cloe el día siguiente por la tarde, tuvo suerte que hubieran algunas en la alacena de mi hogar. Había llegado a la universidad con unos lentes obscuros y un chongo desordenado, le tuve envidia en cuanto la vi. Cloe por más que se esforzara, lucia bien con cualquier aspecto que presentara. Recordé que cuando me emborraché en Joey's hace tiempo mi aspecto al día siguiente era un verdadero asco.

—Sé que te estás burlando de mí —dijo Cloe al tercer trago y tomó entre sus manos su cabeza—. Te agradecería que no lo hicieras.

—Me reiré de ti porque no hiciste caso a mi advertencia de ayer.

—Cállate y dame alguna aspirina. Mi cabeza me está matando.

Me compadecí y le tendí la aspirina. Saqué del refrigerador jamón, mayonesa y lechuga para prepararnos un sándwich. Rayna no se había presentado a la escuela y cuando le marqué, no había asistido a la universidad a causa de la resaca.

Comencé a preparar nuestra comida y mientras Cloe se dedicó a seguir bebiendo. Tenía mucha hambre así que me preparé dos sándwiches, era lo mejor que preparaba, siempre será lo más sencillo y dado que mis talentos en la cocina eran un asco, nadie nunca se arriesgaba a probar mi comida. Los puse en platos y le arrimé el suyo a Cloe.

—Me dijeron por ahí —comenzó a decirme con cierta picardía— que tu baile con Justin fue muy caliente.

—¿Quién te dijo tal cosa?

—Oh vamos Mareena, dame algo de crédito. Los chismes corren muy rápido, ¿sabes?

—Fue sólo un baile —me encogí de hombros.

—Y luego un beso.

Se quitó los lentes obscuros y me alzó las cejas. Cloe quería saberlo por mí y no por simples chismes que escuchaba de sus amigos pero por el amor de Dios, no éramos los únicos que estábamos bailando ni tampoco los que compartimos un beso duradero. A comparación con los demás, nuestras actitud fue más... prudente.

—Es mi novio y lo beso como quiero y cuando quiera.

Cloe alzó las manos rindiéndose.

—No sólo besos —murmuró burlesca apresurándose después a tomar otro trago de bebida energética.

Se me pusieron los pelos de punta. Cloe era directa, muy y siempre quiso saber si ya la había perdido durante mis cinco años en Carolina del Norte y siempre mi respuesta iba a ser negativa, ya que no tenía planeado en hacerlo. Nunca olvidaría la emoción de su llamada de Skype cuando me lo contó. Había sido con si primer novio de la universidad hace ya dos años.

—Te escuché.

—Mareena —suspiró y notaba su emoción porque por fin estaba tocando este tema conmigo después de tanto tiempo—. No es cualquier chico, es Justin.

—Exactamente —puse los ojos en blanco—. Es Justin, lo conozco desde hace mucho. Pasó de ser mi mejor amigo a mi novio en un solo día.

—Y esperaron muchos años para que pasara, ¿o no? Te preguntaré algo, Mare.

—Tu pregunta no me convendrá.

—¿Lo harías con Justin?

Me atraganté en mi propia saliva, no hubo mucho que decir porque por mi expresión, creo que Cloe lo pudo deducir ella sola. Pero la verdad es que no quería que se llevara un pensamiento erróneo ni que tampoco concluyera éste asunto que, era algo muy privado y se lo dije.

—Que directa. Y es privado lo que piense o no de aquél tema.

—Yo sólo digo que no es tan malo como parece.

Volverte A Ver [j.b.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora