Capítulo 53.

1.9K 109 23
                                    

—¿Puedo matarlo? 

Rayna se veía increíblemente furiosa, había llegado una hora después de que Justin se fue hecho una bestia y cuando les conté todo lo que habíamos hablado, Cloe y Rayna se mostraron increíblemente ofendidas. Imaginen como me sentía yo. 

—¿Puedo ayudar? —apoyó Cloe observándola. 

—No digan nada —me abracé a mi misma, mi cuerpo se volvió débil, mis ganas de convivir con personas se habían esfumado y sólo podía tolerar la presencia de ellas dos porque eran lo más cercano a una hermana—. Dije que aceptaría lo que dijera —miré a Cloe—. Tú también lo dijiste. 

—¡Si, pero porque creía que las cosas no saldrían mal! —se escandalizó—. Me cuesta creer que haya dicho eso. 

—¿Que no quería ser papá? Yo si. Es un desgraciado. 

—Rayna —susurré derrotada—. Tengo culpa yo también. No se lo dije. 

—¡Porque estabas asustada! Él también lo está. Los hombres no aceptan las noticias como nosotras lo hacemos.

Cloe siempre intentaba hacerme sentir mejor, pero esta vez no creo que fuera posible. 

—Creo que... fue todo. Terminamos —dije en un hilo de voz y con cierto miedo. 

—No —habló Rayna—. No se termina hasta que uno de los dos lo dice. 

Pero yo no creía que las cosas volverían a ser como lo eran antes. Justin se había transformado en algo que nunca pensé que fuera a ser: alguien que me resentía y que ya no confiaba en mí. Esperaba que así fuera cuando regresé después de cinco años, pero él encontró la manera de perdonarme y como dijo, de darme el beneficio de la duda. Sin embargo, esto era completamente diferente, ambos habíamos cambiado, las aspiraciones de Justin aumentaron cuando se enteró que había sido admitido en Columbia. Ninguno de los dos éramos los mismos. ¿Podríamos superar esto? ¿Lograría calmarse y así volver conmigo para hablar? Justin había estado dispuesto a quedarse con tal de que yo estuviera bien, que yo cambiara de actitud. Justin no podía seguirse enfocando en mi, él era más importante, era lo más importante para mi y su manera de querer renunciar a su futuro por estar conmigo era algo que me asustaba. 

Cloe y Rayna se quedaron hasta que mis padres llegaron casi al anochecer. Hubo despedidas incómodas y volví a quedarme sola en mi habitación. No le diría a ninguno de los dos que Justin lo sabía y que había rechazado la idea de ser padre tan joven, las situación seguía tensa y no quería agregar un peso más. No aún. Primero, tenía que arreglar las cosas con mi padre, o por lo menos intentarlo. Así que bajé con valentía las escaleras, podía escuchar a mi madre en la cocina, seguramente comenzaría a preparar la cena y con sigilo crucé el vestíbulo hasta llegar a su estudio. Las puertas de madera obscura estaban cerradas y respiré hondo antes de abrir. 

—Querida, ¿podrías traerme un café? Creo que... 

Se calló al darse cuenta que no le hablaba a su esposa, sino a mi. Por primera vez me estaba viendo directo a los ojos. Tuve que resistir las ganas de llorar en frente suyo. Si iba a hablar con él, lo haría con firmeza y que notara que estaba asumiendo mi responsabilidad. Al diablo con Justin. 

—Puedo traértelo yo —fue lo primero que dije. 

—No, gracias. 

—¿Por qué estás tan enojado? —me atreví a preguntar—. ¿Es acaso tan malo el hecho de que esté embarazada antes del matrimonio? ¿Te sientes avergonzado de mi? Porque yo no. Yo no estoy avergonzada de esto, porque si algo he aprendido de ti, papá, es que la vida no siempre sale como uno espera, pero se afronta y no se huye. ¡Y tú estás huyendo de mi! Lo siento, siento si te decepcioné, al inicio yo estaba decepcionada de mi misma, pero ya no, ya no tengo miedo —sonreí triunfante—. Y sé que no tengo miedo porque mientras los tenga a ti y a mamá conmigo, nada puede dañarme. Entonces, ¿estás conmigo? 

Volverte A Ver [j.b.]Where stories live. Discover now