Capítulo 52

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45 minutos desde que mi padre me gritó ordenándome que fuera a mi habitación. 

45 minutos desde que les dije que estaba embarazada. 

45 minutos llevaban discutiendo, la voz que más resonaba por toda la casa era la de mi padre. Se había puesto histérico, furioso, decepcionado y se le escuchaba desesperado. A veces mi madre y su manera de calmar cualquier situación eran extraordinarias, pero este no era el caso. Creo que nunca podría olvidar la forma en la que mi padre me miró. Lo había decepcionado. Y mi madre, a quien ya había hecho sufrir una vez hace años, sucedía de nuevo; ella solo atinó a llorar. Ambos no podían dejar de gritarse al uno al otro. Me sentí fatal. Yo había ocasionad esto. Mi mala suerte parecía no dejar de acecharme. 

Me hice ovillo en mi cama, no encontraba mis audífonos para dejar de escuchar su discusión y comencé a llorar silenciosamente. Mi cuerpo comenzó a sentir frío a pesar de colcha gruesa de mi cama, me sentía como una intrusa en mi propia casa, ellos nunca habían discutido de tal manera y yo hacía caso omiso a lo que mi padre estaba diciendo. Era demasiado doloroso. Pero era incluso doloroso saber que Justin estaba volando hacia Nueva York en estos momentos y sabía que cuando llegara, no querría irse, quedaría maravillado y estaba completamente segura que después de este fin de semana, él estaría contando los días para irse de aquí por seis meses. Se iría. 

Debí de haberme quedado dormida porque el cielo era menos soleado y principalmente porque ya no se escuchaban los gritos de mis padres. Miré el reloj de mi buró: eran las 6:43 de la tarde. Había dormido casi tres horas. Mi teléfono vibró y me estiré para tomarlo. Tenía varios mensajes de Justin.

5:09. ¡¡Adivina quién ha llegado a Nueva York!! 

5:45. Demasiada gente, Mareena, me siento como un extranjero. Es lo que siempre soñé. Voy camino hacia la Columbia. ¡Te amo! 

El siguiente mensaje era una selfie de él, estaba sonriente y podía ver los jardines del campus. Tenía una gran sonrisa y la iluminación hacía ver sus ojos un poco más claros. Me mordí el labio. Él estaba en su propia aventura y mis padres no se atrevían a entrar a mi habitación y yo no me atrevía a salir. Cloe por su parte me llamó tres veces y sus mensajes insistentes no los pude contestar, estaba exhausta. 

La puerta de mi habitación se abrió lentamente. Los ojos de mi madre me miraron desde el otro lado y se le notaba cansada, parecía que había envejecido y sus ojos estaban rojos. Me sentí fatal. Nos quedamos en silencio, uno muy incómodo y el cual parecía expresar tantas cosas. Bajé mi mirada, estaba avergonzada. 

—¿Cómo te sientes? —me preguntó ella con voz suave. 

—¿De verdad me lo estás preguntando? —dije sorprendida—. ¿No me odias? 

Mi madre negó con la cabeza y caminó lento hacia mi cama. Se sentó en la orilla, no cercana a mi, pareciera que tenía dudas sobre si debía abrazarme o no. 

—Nunca podría odiarte, Mareena. 

—Papá me odia. 

—No, no lo hace. Está... asustado y furioso porque te enseñamos a ser responsable Mareena y esto es un acto irresponsable. Yo estoy asustada y furiosa también. 

—¡Juro que actué responsable! —exclamé en un intento desesperado de hacerle ver que no anduve teniendo sexo con Justin sin protección—. Simplemente... fui la excepción... Justin fue responsable también, nunca lo olvidábamos. 

—Aunque me cueste aceptar que eres... sexualmente activa... 

—Mamá... 

—Tomas ya tus propias decisiones —continuó diciendo. Ella estaba incluso más sonrojada que yo—. ¿Justin ya lo sabe? 

Volverte A Ver [j.b.]Where stories live. Discover now