Capítulo 22.

3.5K 147 10
                                    

Presente.

Mareena

Había pasado una semana desde aquella tarde. La única ventaja que tenía, era que su área de carrera estaba un tanto alejada de la mía, no lo había visto durante estos días pero me sentía como la mayor de las cobardes cada vez que veía un chico alto con cabellera castaño-rubio por los jardines o en la cafetería. Rayna siempre nos encontraba en la cafetería durante el receso, desayunábamos juntas y ambas evitaban decir su nombre o preguntarme que es lo que había pensando.

Pero sinceramente no me molesté en hacerlo. Justin me hizo lo que me hizo: besó a Sara haciéndome creer antes que sentía algo por mí, jugó con mis sentimientos y tuvo el descaro de confesarme que me quería. No podía evitar extrañarlo con horrores, necesitaba escuchar su voz, sentir su cuerpo junto al mío cada vez que me abrazaba. Y aparte de esconderme cuando creía verlo, esperaba que fuera él, solamente para verlo esperando notar si se sentía igual de desgraciado que yo. Cada vez que veía a Sara ocasionalmente en la cafetería, me daban ganas de levantarme y tirarle todo mi desayuno encima, como justo ahora.

–¿Quieren venir saliendo a la casa de mi fraternidad? –nos invitó Rayna, viéndome por el rabillo del ojo–. No es por ninguna fiesta, pero me aburro a horrores en esta maldita casa.

–Cuenta conmigo –dijo Cloe metiéndose un pedazo de sandía en la boca.

–¿Mare? –ambas me miraron.

–Qué mas da, hagámoslo.

Desayunamos hablando sobre que podíamos hacer en la fraternidad, pero yo distaba mucho de prestar atención a la conversación porque al momento de verlo entrar en la cafetería, las palmas de mis manos comenzaban a sudar. Quise golpear a Rayna y Cloe por haberse levantado en ese momento, me miraron con confusión al ver que no me levantaba. Tendría que pasar alado suyo para tirar mi basura y dejar mi charola, maldita sea.

–¿Mare? Vamos, el descanso ya casi termina –Cloe se adelantó con Rayna y yo lo hice de mala gana.

No fue hasta que estuve tirando mi basura que me di cuenta que Justin ya había notado que estaba a pocos metros de él. Cloe fue la primera en notarlo y de forma protectora que le agradecí fue rodearme con cariño su brazo en mis hombros. Rayna seguía sin entender hasta que Cloe con disimulo señaló hacia donde Justin estaba parado esperando su turno para pedir viéndonos.

–Larguémonos de aquí –ordené.

Cuando salimos, vi a hacia el interior de la cafetería, sin poder evitarlo. De verdad que esa mujer parecía un chicle andando, tan pronto como le fue posible ya estaba a su lado charlando. Negué con la cabeza, quitando mi mirada sabiendo que yo misma me hacía sufrir por estarlos observando.

Nos despedimos de Rayna a mitad de camino, se dirigió a su centro de diseño. Entramos al edificio de medicina, me despedí de Cloe en el tercer piso y ella siguió subiendo las escaleras, recordándome que al salir nos encontráramos, yo asentí.

Maldito seas Bieber, durante estos días no podía estar más distraída en mis clases, pero eso no significaba que no hiciera mis tareas, no podía dejar de aplicarme por lo qué pasó, no debería permitir que mis asuntos privados se entrometieran en mis estudios.

Al terminar mi clase estaba llena de tareas, quise cancelar con Cloe y Rayna, pero decidí que no, lo último que quería era estar sola. Ellas me distraían de alguna manera con los propios chismes que escuchaban por los pasillos.

Me encontré con Cloe como habíamos acordado, caminamos hasta el estacionamiento, esperando a Rayna para poder irnos juntas.

Volverte A Ver [j.b.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora