Capítulo 12.

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Al abrir la puerta de mi hogar me esperaba a cualquier persona menos a Cloe. Había veces que antes de que Mare se fuera, la odiaba y envidiaba. Mareena había tenido las agallas de decirle a Cloe que se largaba pero a mí no. Era una tortura para mí verla en el bar o incluso en la universidad sabiendo que ella sí tenía comunicación con Mare.

Incluso hoy en día Cloe seguía sin caerme bien, nunca le había dicho eso a Mare ya que la hubiera defendido a como diera lugar. Me quedé plantado en la puerta sin querer dejarla entrar, lo que quisiera decirme que lo hiciera fuera de mi maldita casa.

–¡Hola Justin! –mostró sus dientes blancos, parecía feliz y emocionada. Llevaba en manos un papel de color morado y me lo tendió.

–¿Qué demonios es esto? –cuestioné alzando la hoja.

–Es una invitación de cumpleaños –me molestaba que no dejara de sonreír–. De Mare.

Me le quedé viendo, creyendo que era una maldita broma. ¿Por qué me hacia esto? ¿Acaso creía que me iba a presentar a su jodida fiesta? Cloe puede que haya tolerado que Mare se haya largado, pero yo no.

–Es la dirección de donde va a ser –dijo al ver que yo no le contestaba nada.

–Tengo cosas que hacer.

Su sonrisa desapareció y de repente se comportaba como la verdadera perra que podía llegar a ser. Me apuntó con su dedo índice, viéndome como si ella creyera que podía intimidarme.

–Escúchame Justin. Vas a la fiesta porque vas.

–No eres quien para darme órdenes. Te he dicho que tengo cosas que hacer.

–Ella te quiere ahí.

Me reí en su cara. Lo que Mare quería me dejó de importar desde hace cinco años tal y como a ella no le importó decirme y dejarme. Nadie nunca entendería como la quise y quiero, nadie jamás sabría que estos cinco años fueron para mí los peores, todo lo que he hecho este tiempo es extrañarla con todas mis malditas fuerzas y aún lo hago.

Nunca me había olvidado de su cumpleaños, siempre me quedaba despierto hasta las 12 am, creyendo e imaginando que podría marcarle y desearle un muy feliz cumpleaños. Pero la parte egoísta de mí quería que Mare fuera igual de miserable que yo.

–Tengo cosas que hacer –repetí para que se callara la boca.

–¡Déjate de niñadas! –gritó–. Sólo piénsalo, ¿si? Lo único que ella quiere es tenerte ahí esa noche, yo lo sé y tú lo sabes –suspiró y se dio la vuelta, después me miró por encima del hombro y dijo–: Mare te extraña y te quiere, no lo olvides Justin.

Cuando vi que Cloe se había ido manejando por la calle cerré de un portazo la puerta. Inhalé frustrado conmigo mismo, porque a pesar de mi autocontrol sabía que acabaría yendo. Me dije que solamente la vería y me largaría. No tenía ganas de hablar con ella, no aún. Subí a mi habitación, lo primero que hice fue abrir el cajón de mi buró, sacando de la esquina la caja morada. Esto se lo iba a dar como regalo de graduación, que supiera que estaba orgulloso de todo lo que había logrado.

Cuando la recuerdo en el bar, sé que Mare a cambiado y eso me duele, porque yo no pude estar a su lado para saber lo que sucedía en todos estos años. Seguía igual de preciosa yo nunca podría negar aquello aunque me pagaran todo el dinero del mundo, su piel estaba mucho más bronceada que le quedaba de maravilla. Mareena siempre lograba quitarme el aliento, aún cuando estaba furioso ante su recuerdo.

Al llegar casi la hora de ir hacia su fiesta de cumpleaños, me levanté de mi cama perezoso. Caminé hasta el baño y me di una ducha rápida. Con una toalla envuelta en mi cintura abrí mi armario, viendo la chaqueta negra que ella me regaló. Siempre la usaba, Mare siempre había conocido a la perfección mis gustos como yo los suyos. Tomé lo primero que vi y me lo puse, antes de salir de mi cuarto me puse loción.

Estacioné mi auto lo más lejos que pude de la entrada, tomé la caja con su regalo del asiento y bajé. Caminé arrepintiéndome por haber venido con cada paso que daba, ¿qué se supone que tendría que hacer? ¿le daba el regalo a ella o solamente lo dejaba con Cloe? Cuando entré supe que esto no lo había organizado Mare, simplemente sabía que ella no tenía la paciencia ni la creatividad de lograr todo esto.

–¡Todos canten feliz cumpleaños! –dijo el Dj.

La vi parada en el escenario, viéndose completamente torpe y fuera de lugar. Sabía que Mare odiaba que todo el mundo la estuviera observando pero a mí no me importaba porque yo no podía despegar mi vista de ella. Se veía preciosa en aquél vestido negro, las puntas descoloradas de su cabello relucían más. Fue cuando me vio. De alguna u otra forma me complació saber que lo único que Mare estaba viendo era a mí, acercándome lo más que pude al pequeño escenario.

–Gracias a todos por venir –decía ella por obligación gracias al Dj. Dejé de prestar atención porque solamente podía enfocarme en su rostro que estaba levemente sonrojado.

Bajó del escenario, para ir a paso rápido con Cloe. ¿Es que nunca se separaban?

Tuve la tentación de jalarle el brazo y arrastrarla fuera de ahí para poder tener el tiempo a solas que me merecía, pero Mare se adelantó saliendo del lugar sola. Yo no desaproveché la oportunidad y fui tras ella, siendo consciente de que Alondra me estaba observando desde los asientos del lounge, viendo como yo seguía a Mare.

Pero la ignoré, sólo tenía ojos para la cumpleañera.

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Volverte A Ver [j.b.]Where stories live. Discover now