Capítulo 3.

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No tenía ni la menor idea de dónde era mi fiesta de cumpleaños. Cloe no quizo decírmelo. Ahora estaba sentada junto a ella en su auto y manejaba horrible. Sentía que moriría en cualquier momento. Los edificios de la cuidad de Boston cada vez se hacían mas lejanos. ¿A dónde demonios me estaba llevando?

—Cloe, te lo juro, si no manejas mejor, me aviento —repuse en cuanto dió una vuelta tan mal que mi cara golpeo contra el maldito vidrio.

—¿Y dejar que arruines el precioso vestido que te escogí? Ni de broma —Soltó—. Ya casi llegamos. Escogí el lugar perfecto, Mare. Me lo agradecerás luego.

No entendí el doble sentido de sus palabras. Todo lo que Cloe planeaba a mis espaldas, nada salía bien. Recordé aquella vez que trató de hacerme una cita a ciegas con un primo suyo: Logan. Justin se había puesto como loco en cuanto se enteró que por fin iba a salir con un chico, casi sonrío al recordar aquello. Él siempre había sido protector conmigo al igual que yo con él. Aunque no era necesario, en todos lo años que fuimos amigos, Justin nunca salió con ninguna chica. En fin, como siempre, la cita fue desastroza, el chico no tenía nada de que hablar. Llegué a tal punto de aburrición que le dije en su cara que esto no iba a funcionar. Él entendió y mejor nos fuimos, cada quien por su lado. Desde ese día, no dejé que Cloe planeara algo para mí de nuevo.

Aunque esto era una exepción. Lo único bueno que ella hacía eran las fiestas. Cumplía 22 años y me sentía tan malditamente mayor. Yo también esperaba que esta fiesta fuera un éxito, porque yo lo veía más como una bienvenida por parte de mis viejos amigos que un simple cumpleaños. El número 22 comenzaba a desagradarme por completo.

Cloe aparcó su caminota fuera de una terraza con demasiadas plantas alrededor. Luces de color morado adornaban la entrada de aquél lugar desconocido. Cloe no lo había olvidado. El morado era mi color favorito. El interior era puro pasto, en el centro estaba la pista con luces debajo de ella, el DJ estaba apenas comenzaba a poner la música. En la parte izquierda había una mesa con todo tipo de comida, dulces, postres, todo tipo de porquerías. Había un gran toldo que decía "Feliz cumpleaños Mare, ¡bienvenida!" ¿Acaso todos deberían de ver aquello? Era más que obvio que yo estaba de vuelta. Pero aún así, me enternecí. Cloe era la mejor amiga que yo pudiera pedir. Le di un apretón en el hombro. Esta vez ella se había lucido.

—Debo decir, Cloe, que esto es increíble —le dije—. ¿Cómo piensas pagar todo esto? —mi ceño se frunció.

—Tengo mis contactos —contestó simplemente—. ¡Las personas llegan! —chilló emocionada mientras iba a recibir a los invitados que hace tanto tiempo yo no veía.

El lugar estaba lleno de personas que conocía, al igual a las que no. Aquellas personas habían invitado a otras. Pero en cuanto más, mejor, ¿no? La mayoría del tiempo, viejos amigos me abrazaron brevemente, deseándome un feliz cumpleaños, que de no ser por Cloe, ellos ni siquiera sabrían que hoy cumplía mis dulces 22.

Mi cumpleaños estaba siendo casi perfecto.

Casi.

Me faltaba una persona para que fuera perfecto. Justin. Él siempre era el primero en felicitarme desde que éramos amigos, en cada cumpleaños, él me llamaba por teléfono a las 12 am en punto. Nunca fallaba. Al igual que yo con él. Y desde que me fuí, no volví a felicitarlo en su cumpleaños, pero desde Carolina del Norte, yo lo recordaba todos los días aunque él no lo supierta.

—¡Mare! —Alondra, la chica que puso su hogar para la fiesta de graduación de hace 5 años se acercó a mí y me dió un gran abrazo. Ella siempre me había agradado aunque no hablaramos mucho durante nuestra preparatoria. Estaba mas alta y su cabello castaño estaba corto hasta encima de los hombros—. Feliz cumpleaños. Este lugar quedó sensacional.

—Gracias, Alondra. —Le dije sincera y le sonreí—. Aunque esto —abrí mis brazos—, se lo debo a Cloe.

—Ella siempre supo hacer fiestas —tomó un sorbo de su vaso—. Bueno, nos veremos por ahí, Mare. Me alegro que hayas vuelto.

Se giró y me dejo completamente sola. Casi siempre veía hacia la entrada, para ver si él se dignaba a aparecer. Yo en verdad me estaba dando por vencida, no es que mereciera su presencia en mi cumpleaños. Seguramente el estaba en su hogar odiándome.

Una luz blanca que me cegó por completo se centró en mí y escuché como la música se paraba. El DJ tomó el micrófono y comenzó a hablar:

—¡Que venga acá arriba la cumpleañera! —dijo su voz grave. Y de la nada, Cloe apareció con una sonrisa en el rostro y no sabría decir si ya estaba ebria o no.

Su brazo tomó el mío y me jaló hacia el pequeño escenario junto con el DJ. Cuidé que el viento no levantara mi vestido holgado color negro.

—Te voy a matar después de esto. —Le dije a Cloe una vez que subí al escenario.

—Me lo agradecerás, idiota —se giró y se fué a reunirse junto con todas las personas que estaban reunidas esperando a que yo subiera. Oh, maldita sea.

Me reuní junto al DJ, me tomó la mano y me jaló hacia él algo brusco. Aguanté las ganas de mirarlo mal.

—¡Todos canten feliz cumpleaños! —dijo detrás del micrófono.

Miré con ojos turbios a Cloe que me miraba. Maldita. Me incomodaba que las personas me vieran solamente a mí en estos momentos. La típica canción del cumpleaños sonó y las voces de los presentes se hicieron cada vez mas fuerte mientras cantaban. Me sentía cohibida, seguramente con mis mejillas ardiendo por la verguenza. Maldita sea.

Miré hacia la entrada y todo se congeló para mí.

Justin venía entrando. ¿Por qué tiene que llegar cuando todos me estaban cantando? Se veía algo perdido. Pero luego sus ojos se enfocaron en mí. Arriba del escenario. Mirándolo como él me miraba. Mi estómago se contrajo al ver una pequeña caja entre sus manos. ¿Un regalo? ¿Cómo puede traerme un regalo? No lo merecía. Mis amigos seguían cantando, Justin se acercó sin dejar de verme. ¡Quería bajarme ya joder! Su caminata paró en cuanto se sitúo en medio de las personas. Era el único que no estaba cantando, y yo me sentí triste por un momento.

—Venga Mare, dí unas palabras a tus amigos —pidió el DJ y yo me negué rotundamente, esquivando el micrófono. Mis ojos se encontraron con Cloe y la asesiné con ellos. Me las iba a pagar muy caro. Sin duda esto no se lo iba a agradecer.

Tomé el micrófono de una buena vez. Entre antes hable, mejor.

—Gracias a todos por venir —dije, tratando de no mirar hacia el centro de la pista—. Gracias a Cloe por hacer esto por mi. Es bueno estar de vuelta con ustedes —tragué saliva y le aventé el micrófono al estúpido DJ que ya odiaba por ello. En cuanto bajé del escenario busqué a Cloe, lista para decirle unas cuantas maldiciones.

Y en cuanto la vi, no desproveché para ir como un toro enfurecido hacia ella.

—¡Hey, Mare! —me dijo en cuanto la aparté del chico que era increiblemente atractivo de ella.

La fulminé con la mirada.

—Justin está aquí, ¿por qué? —le dije, como si la acusara de todo y en verdad lo hacía.

—Te dije que él quería verte, Mare. ¡No me culpes a mí! —rechistó mientras miraba alrededor—. Además, sabes que él no se perdería tu fiesta.

No me convenció del todo. Dejé mejor que se fuera de nuevo con aquél chico. Caminé y me aparté de toda la civilización. Salí de ahí. Vi todos los autos aparcados en aquél lugar y me quedé en silencio.

—Linda fiesta.

Me petrifiqué al escuchar su voz. Era justo tal y como la recordaba. Maldita sea. Mordí mi labio para que las lagrimas no salieran. Seguramente el había venido para insultarme y decirme lo mucho que me odia. No quería girarme. Verlo después de cinco años provocaba un inmenso mar de nervios dentro de mí.

Pero él había venido a mi cumpleaños.

Así que me giré.

Volverte A Ver [j.b.]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin