Capítulo 7.

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Entre más personas cantaban, yo bebía. Aquello no era usual en mí, yo nunca había probado ni una maldita gota de alcohol hasta ahora. Sentía como mi cabeza daba vueltas. Dirigí mi vista hacia abajo; la mesa tenía en su mayoría los caballitos vacíos por mí. Ni siquiera había tocado las alitas que Cloe había pedido para mí aunque yo se lo había negado.

Mi amiga me miraba con su ceño fruncido. Ella no sabía que hacer conmigo. Mis miserables intentos de hacer que ella bebiera también habían sido negados, y yo con todo el gusto del mundo me los bebí por ella. Sabía que estaba demasiado ebria y tal vez Justin me estaba viendo desde el otro lado del bar. Já, que le den. Me estaba comenzando a gustar la sensación de mis sentidos adormecidos.

—¡Cantaré! —grité alto y por la forma en la que pude escuchar mi voz supe que estaba demasiado ebria—. Le demostraré a todos como cantar.

—De acuerdo, nos vamos. Ni siquiera sabes cantar Mareena —Cloe se levantó y me miró fijamente, yo arrugué mi nariz ante la mención de mi nombre. Tomó su bolso, rodeó la mesa e intentó agarrarme el brazo. Me arrastré hacia el otro lado del sillón negando la cabeza varias veces. Whoa. Todo empeoró gracias a ello.

—¡¿Por qué?! —hice un puchero—.¡Celebremos! —una risita salió de mis labios—. He regresado, vale la pena. La aburrida debería de ser yo.

Ella tomó mi brazo con fuerza, si no hubiera estado tan ebria, claro que hubiera podido zafarme de su brazo. Vi la oportunidad gracias a todas las personas que estaban paradas, hacían una pequeña bola en medio del lugar. Agité mi brazo y caminé con torpeza hacia la barra.

—¡Tragos! —mis palabras se arrastraron mientras gritaba—. ¡Tragos! —Repetí al ver que el chico de la barra no me respondía.

—No creo que eso sea necesario —Justin se posó alado de mí.

Lo miré con los ojos entrecerrados.

—¿Tú qué? Tú no me mandas Drew.

Una sonrisa ladeada apareció en sus labios. Yo era la única que Justin toleraba que lo llamara Drew.

—¡Justin! —chilló Cloe mientras se posaba al otro lado de mí. Genial, me habían encerrado—. Doy gracias que estás aquí, vamos, ayúdame a sacarla de aquí.

Me bajé del taburete tan rápido que casi me doy el golpe de mi vida pero su brazo me sostuvo con fuerza por la cintura y me arrastró fuera de lugar esquivando a las personas que buscaban desesperadamente algúna mesa.

—¡No me toques! —grité contra su cara, sabiendo que mi aliento apestaba a pura mierda.

Justin hizo una mueca con sus labios y miró a Cloe con puro veneno.

—¡Jesús! ¿Cuánto ha bebido?

—¡Yo qué sé! Perdí la cuenta después del séptimo.

—¿Y aún así dejaste que continuara? —su voz formó un tono de reproche.

Oh mierda, Justin estaba enojado. Solté una risita, aún estando enojado seguía igual de guapo.

—Mare me hubiera dado un buen golpe si la detenía.

Yo solté una carcajada. Aquello era verdad. El aire me azotó de golpe en la cara. Traté de ver a Cloe parada en frente de mí, pero sinceramente no podía, mi vista se nubló y agaché la mirada. Sentí como Justin me presionaba mas la cintura y me jalaba hacia un arbusto en la esquina del bar.

—¡Mierda! —diferencié la voz de Cloe—. Joder, ¡va a vomitar!

Fué como si sus palabras me alentaran a hacerlo. Las arcadas se hicieron presentes y sentí como todo el líquido salía de mi boca. Tan malditamente asqueroso. Justin había recogido mi cabello y me daba leves caricias en la espalda. Me sentía tan avergonzada. Joder, yo nunca en mi vida planeaba ponerme de esta manera. Quería echarle la culpa a Justin por haberme tratado como lo hizo, pero no podía, no cuando él era quien sostenía mis cabellos y me relajaba con su mano en mi espalda.

Volverte A Ver [j.b.]Where stories live. Discover now