Capítulo 4.

5.7K 254 5
                                    

Cristo. Verlo era demasiado para mi. No estoy exagerando, en verdad lo era. Sobretodo porque él llevaba aquella caqueta de cuero negra que yo le había regalado en su cumpleaños número 17. Meses antes de que yo me fuera. Sus ojos no dejaron de verme mientras daba un paso hacia mi. Justin Bieber no había cambiado para nada.

Me rasqué la cabeza antes de contestarle.

—Hum, si. Todo gracias a Cloe —repliqué sin saber que decirle.

Justin apretó los labios en una fina linea. Oh mierda. ¿Ahora que me diría? ¿Declararía el odio que sentía por mí de una buena vez?

Pero hizo todo lo contrario a lo que yo pensé. Su mano se estiró, alzándo la pequeña caja de regalo y yo la miré frunciendo el ceño.

—Feliz cumpleaños, Mare.

Carajo. Carajo. Hace tanto tiempo que no le escuchaba decir mi nombre. Quería abrazarlo y suplicarle que me perdonara por haberme ido sin avisarle antes. Pero no lo hice, sabía que él no quería aquello, lo conocía bastante bien. Esto no era la bienvenida cálida que yo esperaba por su parte. Aquello que yo esperaba nunca iba a llegar. No ahora. No en mi cumpleaños.

—Gracias —murmuré tomando la pequeña caja de color morado. Él se acordaba aún. Se quedó esperando a que yo lo abriera con las manos en sus bolsillos. Justin estaba tan nervioso al igual que yo y aquello me hizo sentir un poco mejor. Retiré del todo la tapa de aquello y mi corazón se detuvo. Las fuertes ganas de llorar que tuve hace un momento volvieron de nuevo.

Un collar plateado estaba frente a mis ojos. Era un corazón con piedras azules en el borde de éste. Miré a Justin con la boca abierta, no lo pude evitar. Mis ojos estaba vidriosos.

—Siempre te gustaron los corazones. —Se encogió de hombros.

—Justin... —quise comenzar a decir pero él me interrumpió.

—¿Por qué no me lo dijiste? —su voz dura me hizo quedarme callada—. ¿Por qué te fuiste sin decirme adiós Mare? —preguntó una vez más, tragué saliva, sintiéndo como mi garganta se había secado de pronto.

—Simplemente no pude —dije por fin y lo miré a los ojos. Aquellos ojos mieles me miraban con frialdad y dureza. Me perforaron. Me domaron—. Yo nunca quise dejarte, Justin.

—Pero lo hiciste. Te fuiste y no me lo dijiste. ¿Sabes lo duro que fué para mí? ¿No verte durante cinco putos años? Fuiste muchas cosas Mareena, pero no una egoísta, no conmigo —su voz se elevaba cada vez más. Yo sentía como él quería hacerme daño con sus palabras, fue sencillo que lo hiciera.

—También fue duro para mi —le admití—. ¡Fue incluso más duro para mi que para tí!

El rió y alzó la vista hacia el cielo, buscando algún tipo de ayuda o autocontrol. Mis manos temblaban, yo nunca había sido buena en las disculpas. Con Justin nunca me había disculpado.

—Que Dios me ayude Mare pero te equivocas. Nadie, ¿entiendes? nadie supo a dónde te ibas.

—Lo sé. Lo sé. —Susurré sintiéndome cada vez más mierda. Joder, yo solo quería que él me perdonara—. Perdóname, Justin, por favor.

Una lágrima salió y resbaló por mi rostro. No me pude contener.

—Ni siquiera escribiste —volvió a decir, recalcándo cada error que yo había cometido durante años—. No me llamaste ni una sola vez. ¡No hiciste nada!

—Lo siento. Perdóname. Estar alejada de ti era difícil, no podía escribirte porque aquello haría que te extrañara aún más —admití mientras limpiaba las lagrimas que caían con lentitúd. La música adentro se hizo cada vez mas fuerte. ¿Por qué ninguna persona salía?

—Yo sólo quería saber que estabas bien, maldita sea —siguió diciéndo—. Después de un tiempo me rendí, aunque yo también estuve a punto de escribirte, pero lo no merecías Mareena. Pero luego te vi en Joey's y me di cuenta de lo mucho que te había extrañado. Maldición, no puedo estar aquí.

—¿Por qué viniste entonces?

—¿Sabes cuando quise darte ese corazón? —negué con la cabeza, obligándome a no llorar. Justin odiaba que yo llorara—. Al día siguiente de graduarnos.

Quiso darse la vuelta y dejarme sola, pero no se lo permitiría, estos 5 años fueron un infierno. Justin no entendía lo difícil que fue para mí dejar Boston, mi vida, mi escuela, mis amigos, él. El cambio fue enorme, el clima y las personas. No tenía a nadie más que a mis padres, aunque mi papá se la pasaba trabajando y mi madre no dejaba de quejarse por ello. Las peleas se hicieron constantes durante meses hasta que se calmaron, de alguna forma mi madre también tuvo que entender que así era nuestra vida ahora.

—¡Tú vas a escucharme! —le grité—. Sé que cometí un gran error al haberme ido sin decirte nada y sin despedirme. Pero, ¿cómo decirle a tu mejor amigo que te mudas al otro lado del país? Sabía que si te lo decía de alguna u otra forma me quedaría sin importar nada. Sé que te lastime y te pido la mayor disculpa nunca quise hacerlo, te quise escribir tantas veces Justin, pero no pude porque sabía que estarías enojado conmigo y odiándome.

—Me tuve que enterar por Cloe, Mare y eso no es justo. Llegue a tu casa como un verdadero idiota para encontrármela vacía. Estás poniendo las excusas más estúpidas que he escuchado de ti. ¿Crees que no te habría contestado una maldita carta? ¡Pues claro que sí!

Unas lágrimas salieron y resbalaron por mi rostro, esta vez no pude contenerlas, todo estaba saliendo completamente opuesto a lo que yo me había imaginado.

—No llores maldición —gruñó—. Sabes que odio verte llorar.

—Pues no me veas entonces —me las limpié—. Por favor perdóname, no tienes ni idea de lo mucho que te extrañe y necesite todos los días. No me odies Justin, por favor.

Él me miró durante segundos, minutos, una eternidad para mí. No veía de que otra manera Justin podría perdonarme, si él me hubiera hecho lo mismo estaba segura que estaría peor.

—Mare —suspiró con aspecto derrotado—. Yo nunca podría odiarte. Te he extrañado tanto maldición. Desde que te vi en Joey's creo que te perdoné.

—Justin...

Sin que lo esperara o mereciera, Justin me abrazó con una fuerza que nunca antes había visto en él y aunque me estuviera lastimando la espalda no me importó. Se sentía como en casa. Justin siempre será mi refugio, inhale su olor y cerré los ojos, sintiéndome completa desde que llegué. No esperaba su perdón tan pronto, pero él siempre había sido tan comprensible en cuanto a mis errores. Nunca podría encontrar a nadie como él, siempre le he querido y nunca dejaré de hacerlo.

Y ahora que lo tenía así de cerca no pensaba alejarme de él de nuevo, estando segura que Justin tampoco lo permitiría.

Volverte A Ver [j.b.]Onde histórias criam vida. Descubra agora