Capítulo 45

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Justin

Eran las 7:45 pm y yo aún seguía acostado en mi cama, debatiendo en mi cabeza si en verdad estaba listo para volver a ver a mi padre. Tenía dos llamadas perdidas de Mare junto con tres mensajes, yo aún no le contestaba y no tenía pensado hacerlo, toda esta situación era una verdadera mierda. Iba a requerir de todo mi autocontrol para no estropear la cena que nos Prescott habían organizado, también en no querer golpear a mi padre e insultar a la mujer que lo separó de nosotros. 

Mi cuerpo se sentía pesado para cuando me levanté, le había prometido a Mareena ir así que lo haría, pero sólo por ella, no por mi madre, su esposa y mi hermano. Abrí mi armario, no quería vestirme formal, pero conociendo a Carmen Prescott y su forma de organizar las cenas, sabía que la vestimenta no sería para nada casual. Me irrito al no saber qué demonios ponerme, no estoy preparado para esto, no quiero ir porque temo decepcionar a Mareena y sus padres, ellos nunca me han visto enojado y mucho menos alrededor de mi padre desde que nos dejó. 

—¿Por qué no utilizas los pantalones azul marino junto con la camisa blanca que te regale? 

Me sobresalté por la voz de mi madre. ¿Cómo podía ser tan silenciosa? 

—¿Qué? —le pregunté confundido. 

—Para la cena —sonrió ladeada y entró a mi habitación con los brazos cruzados. 

—¿Tú como sabes de eso? 

Nunca en mi vida querría que mi madre se sintiera traicionada por mi, sabía que el asunto de Julian era aún delicado para ella, aunque nunca lo demostraba. Por eso la admiraba. Y yo no podía evitar sentir que el ir a la cena la hacía sentir... mal. 

—Carmen me lo dijo —se encogió de hombros y casi me convence de que no le importaba. 

—¿Por qué? 

Decidió no contestarme. Su amistad era como la que Mare y Chloe tenían, llena de secretos que otras personas no pueden saber. 

—Hazme caso con lo que te acabo de decir —habló en un intento de desviar el tema—. Puedes usar los zapatos cafés, son muy elegantes. 

Yo arqueé una ceja. 

—Yo no me quiero ver elegante. 

Mi madre siempre se desesperaba con facilidad cuando se trataba de mi. 

—Te ordeno que lo hagas —dijo severamente—. No me causa gracia que llegues tarde. 

Salió de mi cuarto y con pesadez, saqué la ropa que me dijo. Cuando me probé los pantalones, me di cuenta de que me quedaban un tanto ajustados, no me sentía cómodo y sabía que mi madre se llevaría una decepción al verme con otros pantalones, pero si iba a ir a la cena, lo haría lo más cómodo posible. Decidí entonces que lo mejor sería ponerme mis pantalones negros, eran los que mejor me quedaban. Saqué mi saco gris, de tela gruesa, sin embargo, por la frescura de la noche supe que no sería ningún problema. 

—Bueno, que guapo te ves. 

Sonreí tímido mientras me veía en el espejo, estaba acomodando el cuello de mi camiseta y mi madre me veía sonriente. 

Volverte A Ver [j.b.]Where stories live. Discover now