Capítulo 18.

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Llevaba aproximadamente treinta minutos dentro de la piscina. Rayna no había dejado de hablar conmigo y con Cloe. Cada vez me agradaba un poco más, sobretodo porque no tenía miedo de insultar a Sara aún cuando varias personas estaban a nuestro alrededor. Luego descubrí el por qué: su padre era el rector del campus. Mientras, Justin también se había sumergido, estaba en la otra esquina con un grupo de personas que en su mayoría eran mujeres que no paraban de reír aunque seguramente la conversación que estuvieran teniendo no fuera graciosa y yo no pude evitar sentirme molesta. ¿Quién era ese chico? Solía ser alguien tímido antes con grupos grandes de mujeres y para mi mala suerte, Sara estaba colgada de su brazo. ¿Estaban saliendo o qué? Cloe notó que lo estaba mirando y me dio un leve apretón en el hombro junto con un guiño.

–Si te hace sentir mejor, Justin voltea más veces para acá que tú.

No lo hizo. Si tan solo quitara su maldito porte de macho y mujeriego, tal vez y podría acercarme a él para saludarlo. Me molestaba el simple hecho de saber que ya llevaba 5 cambios de vasos con bebida. El tatuaje de su hombro era visible, yo no tenía ni idea de que se había hecho uno.

–¡Juguemos a las luchas! –exclamó Rayna en voz alta y las personas de alrededor comenzaron a acercarse a nuestro grupo.

Me sorprendió que Cloe se subiera en los hombros de un chico con cabello castaño que caía por su frente, tenía los ojos azules y su mandíbula estaba muy marcada. Tanya y Cloe comenzaron a forcejear, yo no pude evitar reír. Amabas se veían débiles y un tanto borrachas. Cloe fue quien cayó de nuevo, perdiendo.

–¿Mareena? –Tanya me llamó con sus ojos llenos de desafío–. Venga, súbete en Dave –señaló al mismo chico en el que Cloe se había montado.

–Que se suba en mí.

Giré mi cabeza como un látigo al escuchar su voz. Me causó satisfacción los labios de Sara fruncidos, indicando que estaba molesta. Ni siquiera se dignó a mirarme. Será mejor que se acostumbrara, Justin era mío desde hace años antes aunque él no se diera cuenta de ello.

Sin importarme que todos verían mi cicatriz, me monté en los hombros de Justin. No tenía ni idea de como podía con mi peso ya que antes siempre solía quejarse que pesaba mucho.

–Mare, no me gusta perder –me advirtió–. Tira a Tanya de una buena vez.

Tanya nos miró con burla. Sabía que tenía la ventaja, yo no había bebido ni un vaso, mientras que Tanya ya comenzaba a mostrar signos de borrachera. Justin avanzó hacia ellos y lo primero que hice al estar enfrente de ella, fue abalanzarme sobre sus hombros. Reía porque en verdad me estaba divirtiendo. Las manos de Justin en mis muslos me mantenían bien sujeta. Con fuerza, empujé a Tanya hacia un lado, haciendo que cayera y yo ganara.

Justin se sumergió en el agua, yo me bajé de sus hombros y también sumergí mi cara. No se quitó de mi lado aunque yo no le hablara mientras veíamos a las demás personas jugar. Rayna hasta ahora no había perdido y cuando Sara la retó me reí sin disimulo cuando la vi caer. Había durado poco.

–¡Justin! –no tardó en llegar con nosotros–. ¿Quieres algo de tomar?

Quise irme, odiaba estar en compañía de ellos dos, si Justin me volvía a abandonar por ella no volvería a hablarle. Justo cuando menos lo esperaba, por debajo del agua la mano de Justin se enredó con la mía y yo sentía como comenzaba a sonrojarme.

–Ya tomé bastante, Sara –le sonrió–. Acompañaré a Mare afuera.

Me quedé seria mientras Sara me miraba para no delatarle la mentira a Justin. Caminamos tomados de la mano por la piscina hasta que llegamos a las escaleras. Aún fuera, él no me soltó y por encima de mi hombro comprobé que Sara nos estaba observando con la boca levemente abierta.

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