Capítulo 37.

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Mareena. 

Estaba orgullosa por haber ocultado lo mejor que pude mi sorpresa al enterarme de que Alondra no s había invitado a su fiesta. Alondra nunca me desagradó, solamente en la época en la que supe que quería a Justin y de la infinidad de veces que pidió mi ayuda con él, pero de eso a otra acción, Alondra no era una mala persona. Nunca fuimos tan unidas, pero al saber por completo lo que Justin le había dicho años antes me hacía cuestionar si ella no me odiaba también a mí, porque después de todo, Justin nunca la quiso mientras estuvo con ella y siempre había estado pensando en mí. Yo no tenía la culpa, eso estaba claro, pero no podía evitar sentirme muy bien al saber que Justin nunca había dejado de quererme a pesar de haberlo dejado. 

Justin seguía mirándome con recelo a pesar de ya haberme arreglado para la fiesta, a la que curiosamente tenía ganas de ir. Me había puesto un top de encaje tinto con mis jeans negros hasta la cadera y como era de esperarse, Justin explotó en cuanto vio mi atuendo tan ''descubierto'' según él. Pero le había encantando, eso no podría negarlo aunque quisiera. Se veía nervioso mientras bajó de su auto para caminar hacia la casa de Alondra y todo tipo de recuerdo sobre nuestra graduación me inundaron. Aquí fue donde estuve con Justin por última vez hasta después de 5 años en los que estuve ausente. Su hogar seguía igual de majestuoso, moderno y era el lugar perfecto para cualquier fiesta. 

—Podemos irnos, ¿sabes? 

Ya eran varios los intentos que Justin hacía para hacerme cambiar de opinión. Me planté delante suyo con decisión y le di un beso corto. 

—No tenemos que entrar si no quieres —le dije de la manera más comprensiva—. Si es muy incómodo para ti, nos vamos. 

—Claro que es incómodo para mi pero... —suspiró— de acuerdo, entremos. 

—¿Seguro? 

Él asintió sin decirme otra palabra y retomamos nuestro camino hacia la entrada principal, la cual estaba abierta y pronto nos internamos en el interior. Sabía que Alondra siempre se había caracterizado por se alguien muy social pero maldita sea, había mucha gente aquí. No tenía tiempo para verificar si había alguien conocido de mi preparatoria, las personas se empujaban entre sí para pasar, habían varias parejas, vasos en el piso y la música estaba demasiado alta. Justin también se dedicó a mirar a su alrededor con sorpresa, de seguro él tampoco se esperaba esta cantidad de personas y sabía que estaba buscando a Kirk por la forma en la que su cuello se alzaba. 

—¡Vayamos al patio! —me gritó en mi oído lo suficientemente fuerte para que lo entendiera. 

Le hice caso y me aferré lo mejor que pude a su antebrazo, no quería perderlo de vista. El olor a marihuana era insoportable en la cocina y con asco, apresuré a Justin para que caminara más rápido hacia la salida del patio. Fue un alivio sentir de nuevo lo fresco de la noche, la piscina no había sido ocupada aún así que supuse que las personas en la fiesta no estaban lo suficientemente borrachas como para aventarse. Justin me guió hasta uno  de los sillones de la terraza y se sentó. 

—¿Cómo estás? —me preguntó. 

Yo arqueé una ceja. 

—Es una fiesta Justin, no un lecho de muerte. 

No le causó gracia y me miró de mala gana. 

Volverte A Ver [j.b.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora