Capítulo 35.

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Cloe me veía con una genuina sonrisa mientras yo me paseaba por la sala de mi casa. Había tenido suerte, ella aún no se había ido de la universidad cuando la llamé después de dejar solo a Justin con Sara. No me causaba nada de gracia que mi amiga se estuviera burlando de mí y sabía que me estaba comportando como una novia increíblemente celosa, pero Sara no era para nada leal y siempre sabía como tratar con los hombres, tuvieran novia o no. Lo que sucedió con Rayna era la prueba más clara que yo pudiera tener.

—Por el amor de Dios, Mareena, me estás sacando de quicio —dijo por fin Cloe desde su lugar.

Yo me giré a verla con enojo.

—No puedo controlarlo, odio a Sara.

—Y ella te odia a ti también.

El buen humor de Cloe me estaba enfureciendo y lo mostré con mi mirada.

—No me importa.

—Mare —Cloe suspiró—, déjalo pasar, Justin reprobó, ¿no lo entiendes? Si Sara lo puede ayudar, que lo haga o qué, ¿quieres que siga reprobado?

Avergonzada, negué con la cabeza.

—Ya sabes que no.

Cloe sonrió satisfecha por haber logrado que me calmara.

—¿Confías en Justin? —asentí.

—Es en Sara en quien no confío.

—Yo tampoco, pero vamos, Justin ha estado loco por ti incluso antes de que ustedes dos hablaran, así que puedes estar tranquila.

Gracias al voto de confianza de Cloe, pude dejar de andar sin rumbo por la sala. Decidí sentarme a un lado suyo y me resigné al ver el reloj de mi teléfono o el que estaba colgado en la pared. Justin llegaría después de que hiciera sus asuntos y sabría que tendría que esperar con paciencia.

Cloe encendió la televisión y comenzamos a ver una película de acción. Me distrajo durante la primera hora, pero comenzaba a preocuparme de que aún no tuviera algún mensaje por parte de Justin. ¿Qué tanto podía tomar hablar con un profesor? Para distraerme, fui hacia la cocina para prepararnos a Cloe y a mí algo de comer.

Volverte a Ver.

No quería ver el reloj, necesitaba esta distracción porque me estaba sacando de quicio la espera. Por no saber cocinar, prepare sandwiches, lo que siempre hacia cada vez que Cloe venía de visita. Era bueno que ella estuviera a mi lado, sabía cómo calmarme y hacerme ver que me estaba comportando como una novia extremadamente celosa.

Volví a reunirme con ella en cuanto terminé de preparar y me senté a un lado suyo en el sillón. Era típico de Cloe que dejara las películas que menos me gustaban.

—Diario de una pasión, ¿es en serio? —le dije un poco irritada.

Cloe siempre se molestaba conmigo por la forma en la que no aceptaba sus películas con demasiado romance.

—No sé cómo no te gusta.

—Me gusta él —señalé la pantalla al momento que salió Ryan—. Pero es demasiado romance para mi gusto.

—Estás loca, Mareena —me respondió en un gruñido.

Cloe se estiró para tomar el sándwich que le preparé y se lo comió en silencio. Tuve que aguantar a que ella quisiera ver la película y con la mayor paciencia del mundo, la vi.

Me mantuve en silencio porque Cloe odiaba que yo criticara todo lo que veía, terminé mi comida y con pereza volví a levantarme para prepararnos unas palomitas. He tenido tanta hambre últimamente que sabía que la peor época en la que podía ponerme de mal humor se estaba acercando.

Volverte A Ver [j.b.]Where stories live. Discover now