Capítulo 30.

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El tercer día de la semana era el día de mi no tan esperando examen de química. Me había pasado la noche anterior en vela estudiando todo lo que pude, casi no pude ver Justin, Cloe y Rayna durante el día, cada uno de nosotros teníamos la preocupación de nuestros exámenes y preferíamos estudiar por nuestra cuenta. Justin no había parado de ofrecerse para ayudarme a estudiar y yo siempre me negué, ya era suficiente con ver su propia preocupación por las preguntas que dejó en blanco en su primera prueba.

Metí las fichas de estudio en mi mochila con rapidez cuando entró la profesora Laura al laboratorio. Me sentía ridícula con la bata y además me molestaba al inhalar, los químicos que habían en las mesas de practica y el ambiente que reinaba era algo muy denso y fuerte.

Cada uno se sentó con un banco de separación por las mesas y yo traté de tranquilizar mi acelerada respiración, de nada me iba a servir estar nerviosa en el examen que más me preocupaba tomar. Química siempre había sido difícil para mí. Me obligue a mi misma conservar la calma durante todo el tiempo que estuviera dentro del laboratorio.

El examen no era para nada sencillo, era complicado enfocar correctamente el microscopio no era fácil, mis manos sudorosas me dificultaban el trabajo y cada minuto me las secaba en mi bata. Una que otra imagen era clara para mí y supe al menos la mitad de las enfermedades que se mostraban y las anotaba en la hoja de examen a mi lado. En las últimas tres me quedé estancada porque no tenía la menor idea de lo que estaba mirando, el tiempo se acababa y con ello mis nervios aumentaban. Como pude, contesté lo que pareciera más sensato y cercano a lo que debería de ser, aunque sabía que aquellas iban a estar erróneas, pero mi único apuro era no dejar ninguna respuesta en blanco.

Sentí libertad cuando salí del laboratorio, me quité la bata, la guardé en mi mochila y caminé para salir del edificio. Sólo tenía que aguantar hasta el Viernes y sería libre de los exámenes. Me senté en el pasto, debajo de un árbol ya que comenzaba a sentir calor y no quería estar sudorosa cuando Justin llegara conmigo. Habíamos quedado en que cuando él terminara su prueba, se reuniría conmigo.

Mientras esperaba, saqué mis fichas de estudio para mi examen del día siguiente. Hasta ahora, sentía que mi esfuerzo por fin estaba siendo recompensado. Antes, nunca me hubiera molestado en estudiar para cualquier examen, ya que acostumbraba a llegar y contestar lo que memorizaba durante las clases. Seguía cuestionándome como es que logré graduarme o pasar de año.

—¿Qué estás haciendo? —el zapato deportivo blanco fue lo primero que vi y después levanté la mirada.

—¿Qué no es obvio? Estoy estudiando. 

La mochila de Justin calló de un golpe sordo en el pasto y se sentó a mi lado con las piernas estiradas.

—Mi madre quiere que vengas a cenar hoy.

—¿De verdad? —me emocioné y dejé de prestar atención a mis fichas—. Hace tanto tiempo que no la veo.

—Ella dice lo mismo, está ansiosa por verte.

Dudé por un segundo.

—Pero... tengo que estudiar para mi prueba de mañana.

Justin resopló y puso los ojos en blanco.

—Mareena, llevas estudiando sin parar estos días, es tiempo de que te relajes.

—No sé —me mordí el labio, mostrando mi indecisión.

—Sabes que mi madre nunca te perdonaría que rechazaras su invitación. Se volvió loca cuando le dije que eras mi novia. ¿Sabes qué fue lo primero que me dijo?

—¿Qué? —pregunté, divertida.

—¡Justin, ya era hora! —juntó las palmas, imitando casi a la perfección la voz que Diane, su madre, tenía—. Al parecer todos creen que me tomó bastante tiempo en decírtelo.

Volverte A Ver [j.b.]Where stories live. Discover now