Bills tenía una rutina bastante tranquila y algo aburrida, pero para él era perfecta. Claro que era así hasta que encontró frente a su puerta una canasta con una bebé adentro y una carta dirigida hacia él.
-¿Qué dice la carta señor Bills?
-Dice que...
Hoy es mi cumpleaños número 8, papá y Wiss tuvieron que ir a una reunión importante junto al señor Shin por lo que tuve que quedarme sola junto al pez oráculo, no es que él no me agrade pero no es de mis favoritos ya que se la pasa de un lado a otro dentro de su pecera y a mi apenas me presta atención.
—Uhm, Wiss dijo que no debía usar la cocina sin supervisión de un adulto responsable... pero quiero hacer algo para cuando él y papá vuelvan de la reunión...— Me elevé un poco para tomar el libro de recetas que suelo usar con Wiss cuando cocinamos juntos. —No es tan complicado... he hecho esto muchas veces...— Abrí el libro para buscar alguna receta sencilla y rápida para hacer sola.
—¿Qué está haciendo señorita Emiko?— Giré mi cabeza al escuchar al pez oráculo hablarme. —Sabe que tiene prohibido estar en la cocina sin supervisión del señor Bills o el señor Wiss.
—Pero estás tú aquí, prácticamente eres un adulto responsable que me puede supervisar para no causar desastres.— Sonreí levemente antes de volver mi atención al libro. —Uhm, ¿galletas? Podría ser una buena opción...
—¿Qué intenta hacer señorita?
—Quiero hacer algo para cuando papá y Wiss vengan, ya sabes... es mi cumpleaños y quisiera pasar un rato con ellos.
—Oh, comprendo... pero igual creo que no es buena idea que use la cocina sin la ayuda del señor Wiss.
—No te preocupes, ¿qué es lo peor que podría pasar?— Me giré a verlo con una sonrisa mientras comenzaba a buscar los ingredientes y los utensilios que iba a necesitar.
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—Le dije que no era buena idea que usará la cocina...
—No queme nada, eso es un gran logro... aunque creo que a Wiss le va a dar un ataque cuando vea el desastre de la cocina...— Miré el plato de galletas hechas y luego observé la cocina. —Mejor comenzaré a limpiar lo mejor que pueda para evitar un regaño mayor...
—Hágalo rápido, no creo que les falte mucho para que vengan.— Suspiré levemente comenzando a recoger los utensilios sucios para dejarlos en el lavado para comenzar a fregarlos quitando los restos de la masa de galletas.
—Bien... esto ya está limpio... ahora toca limpiar la mesa y el suelo...— Me sequé las manos y antes de poder agarrar el trapo para limpiar la mesa pude escuchar un grito un tanto agudo. —Oh oh...
—¡¿Qué ha pasado aquí?!— Me giré asustada al escuchar la voz de Wiss en la puerta de la cocina. —¡Emiko, ¿cuántas veces te he dicho que no uses la cocina sin la supervisión de algún adulto?!
—Pero, el pez oráculo estaba conmigo...— Bajé mi cabeza al igual que mis orejas. —Iba a dejar todo limpio para que no te enojaras...
—Emiko, pudiste haberte lastimado con cualquier cosa y yo no iba a estar cerca para ayudarte si era algo grave.
