Capítulo Treinta y Nueve

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Narrador

—Ay que dolor...

—¿Se siente bien Maestro Roshi?

—No te preocupes por mi Goku, tu y Emiko pueden seguir adelante sin preocuparse.

—¿Seguro? Puedo quedarme con usted para cuidarlo un poco más.

—Estoy muy seguro, ahora váyanse, shu shu...

—Muy bien, solamente asegúrese de tener cuidado Maestro.— Dicho esto Goku se fue dejando solos al hombre y a la castaña.

—¿Por qué sigues aquí Emiko? Puedes irte tranquila.

—Lo sé, simplemente quiero asegurarme de que estará bien solo...

—Lo estaré, aún puedo dar algo más de pelea.— La castaña lo observó un momento antes de asentir leve dando media vuelta para irse. —Emiko.

—Dígame.

—Gracias por ayudarme antes, de no ser por tu ayuda seguramente hubiera perdido...

—No lo creo, sé que aún tiene habilidades ocultas Maestro Roshi... no por nada es el más experimentado de nuestro grupo cuando de peleas se trata.— Emiko observó por encima de su hombro al hombre antes de sonreír de lado. —Cuidese.

—Tú igual.— Él la observó irse antes de suspirar por lo bajo para luego golpear un poco sus hombros. 

Emiko por su parte se encontraba buscando con tranquilidad a alguien de otro universo, aún se encontraba un poco desorientada y entumecida por la descarga eléctrica pero eso no iba a impedirle seguir peleando.

—¡Emiko!— Bills llamó la atención de su hija, quien se volteo a mirarlo confundida. —¡Busca a los dos peleadores misteriosos del universo 4 y sácalos de la arena!

—¿Misteriosos?— Ella ladeo la cabeza confundida antes de recordar que habia contado solo 8 peleadores de ese universo. —¡Entendido papá! ¡Trataré de encontrarlos!— Levantó un pulgar sonriendo antes de rascar su cabeza. —Aunque... ¿Cómo voy a encontrar a sujetos que tienen una presencia prácticamente nula?

—No deberías haberte descuidado...— Se giró en su lugar de manera rápida al escuchar aquella voz muy cerca suyo, pero al no ver a nadie detrás suyo comenzó a buscar con la mirada quien estaba hablándole. —Eres Emiko, ¿cierto? Me dieron órdenes directas de eliminarte.

—¿Por qué mejor no te muestras y me dices eso frente a frente? Sabía que Quitela era una rata cobarde en todos los sentidos... pero no creí que hasta sus peleadores iban a serlo también.— Ella siguió buscando a su oponente con la mirada y tratando de localizar su ki, aunque tuvo que llevar ambas manos a su cuello cuando sintió algo enrollarse en este con fuerza.

—¡No permitiré que hables así del señor Quitela!

Maldición... su agarre es muy firme... pero al menos ya sé donde está.— Llevó su mano más atrás para sujetar una de las extremidades de su oponente. —Dijiste que no debí descuidarme antes... ¡Pues tú no debiste revelarme tu ubicación de esta manera!— Tiró con fuerza del desconocido para así liberar su cuello antes de atacarlo con una esfera de ki y lanzarlo contra unas rocas. —Diablos, olvide que no puedo ver a este...

—Maldita... esta me la pagaras...— Dicho esto, se fue del lugar dejando a una confundida Emiko.

—¿Ah? Me ataca por la espalda y huye al primer golpe... ¡¡Maldita sabandija cobarde!! ¡Vuelve aquí y enfrentame!

—Tal parece que la señorita Emiko ya se ha encontrado con uno de los peleadores del universo 4.— Shin observó algo nervioso como la castaña estaba al borde de un colapso de ira. —Es idea mia o... ¿Ella tiene una actitud muy parecida a la del señor Vegeta?

La hija del dios destructor.Where stories live. Discover now