Capítulo Cuarenta y Nueve

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Narrador

—¡Ah! ¡Que delicia! La comida, el viento, esta casa en la playa, todo es magnífico, ¿no es así señora Bulma?— Wiss se encontraba fascinado ante la comida que estaba degustando antes de girarse hacia Bulma, quien estaba recostada en una tumbona junto a su pequeña hija Bra. 

—¿Es linda cierto?

—Es realmente precioso Bulma, te agradezco que nos invitaras a los tres.— Emiko observó con una sonrisa a la mujer antes de volver su atención al entrenamiento que tenían a lo lejos Goku y Vegeta. 

—Mandé a construir esta casa hace mucho, la isla se encuentra a mil seiscientos kilómetros al sur de la capital del oeste, así que pueden desatarse un poco sin causar problemas.— Bulma sonrió nerviosa mientras que detrás de ella se podía ver como el agua del océano se elevaba muy alto ante los golpes de los dos saiyajins. —De lo contrario ya habrían destruido la capital del oeste hace mucho tiempo.

—¡Yaaaaa! ¡Guarden silencio!— Bills se levantó furioso de su lugar para mirar a los dos saiyajins, quienes detuvieron la pelea al escucharlo. —¡No hagan tanto escandalo cuando peleen!

—Hay papá...— Emiko suspiró negando antes de acercarse a Bills y abrazarlo por la espalda. —Relájate un poco... sé que te fastidia el ruido pero ten algo de consideración con ellos, porfis.— Ella hizo ojitos de borreguito consiguiendo que su padre relajara su cuerpo luego de suspirar fastidiado. —Así está mejor, ¿qué opinas de comer algún dulce?

—Bien...

Ambos regresaron a sus lugares, Bulma pidió que trajeran el té junto con unos cuantos dulces por lo que Goku y Vegeta regresaron dejando de lado su entrenamiento para tomar un pequeño descanso. Cuando sirvieron los dulces junto al té Goku fue el primero en sentarse para comenzar a comer, Wiss y Emiko también tomaron asiento en la mesa igual que Bulma, quien tenía en brazos a Bra.

—Dime Goku, ¿por qué buscas más poder del que ya tienes? ¿Acaso planeas enfrentarte a Emiko para reclamar el puesto de Dios de la Destrucción?— Cuando Wiss dijo aquello tanto Bills como Emiko le miraron de mala manera.

—¿Qué dijiste? Emiko no es alguien débil para permitir que Goku le arrebate su puesto legítimo.

—¡Sí! No me he matado entrenando toda mi vida para que venga otro a intentar arrebatarme lo que es mio.— Ella señaló al pelinegro con su cuchara de manera amenazante. —Ni siquiera intentes hacerlo Goku, lo menos que quiero es tener que pelear a muerte con un amigo.

—¡Claro que no Emiko! Yo no quiero llegar a ser eso.— Goku se levantó de su silla cruzándose de brazos, lo que causó que Bills mirara hacia otro lado con cierto desagrado.

—Ay, pero cuanta grosería...

Me siento aliviada y a la vez ofendida...— La castaña bajó sus orejas suspirando con cierta decepción.

—El torneo de la fuerza me abrió los ojos... y el extraordinario poder que poseían los peleadores de los demás universos... ¡Eso me emocionó mucho!— En un segundo Goku se transformo en súper saiyajin.

—¿Sigues pensando en los otros universos? Qué pérdida de tiempo, nunca dejarás de ser un cabeza hueca.— Vegeta le dió la espalda a Goku, quien se destransformo para mirarle.

—¿Qué hay de ti Vegeta? ¿Por qué quieres volverte más fuerte?

—¡Por Freezer! ¡Este tonto tuvo la increíble idea de resucitar a esa sabandija! Ese es mi motivo.— Vegeta señaló con fastidio a Goku, quien frunció el ceño apartando de un manotazo su mano.

—¿Qué te pasa? Sin la ayuda de Freezer el universo 7 hubiera sido completamente aniquilado.

—¡Oye! ¿Y yo estoy dibujada o qué?— Emiko le lanzó su cuchara a la cabeza de Goku sintiéndose ofendida. —¡Esa lagartija afeminada no hizo todo él solo genio! ¡Recuerda quien fue la que se fusionó contigo para derrotar a Kefla y pelear contra Jiren! Además Freezer solo colaboró con nosotros para salvarse y conseguir lo que quería...

La hija del dios destructor.Where stories live. Discover now