Sechsunddreißig: ¿Y después?

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Capítulo dedicado a KarlaHill03

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Capítulo dedicado a KarlaHill03. Mil gracias por darle la oportunidad a esta historia, me hace mucha ilusión saber que, a pesar de tener preferencia por las que están terminadas, te has lanzado a leer la mía. Espero que te guste este capítulo<3.

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Sechsunddreißig: ¿Y después?

Llego al jardín interior de mi casa y me encuentro con Izima entrenando con un saco de boxeo. Deja de hacer ejercicio en el momento en el que me ve y me sonríe mientras asiente con la cabeza y toma un trago de alguna bebida refrescante parecida al Gatorade.

Lleva una camiseta de tirantes, permitiendo que se vea su brazo bueno y el que tiene cortado por el codo, un pantalón hasta las rodillas, de esos ajustados y que estilizan la figura de quien lo lleva.

En la mano lleva una guantilla y me doy cuenta al acercarme a ella que esta vez lleva unas lentillas de color naranja, el pelo recogido en dos trenzas de boxeadora, mostrándose como la insumisa que es. Si me preguntaran qué cara poner a la sororidad, sin dudarlo, la elegiría a ella y me extrañaría que alguien se atreviera a cuestionarme.

Parece lista para pelear, para enseñarme a cómo hacerlo y, cuando la saludo con una sonrisa, esperándome una respuesta igual, me sorprendo recibiendo una patada por encima de los hombros que no llego ni a esquivar ni a bloquear.

Afortunadamente para mí, Izima ya se lo veía venir y corta el golpe sin darme, como si hubiera esperado esa reacción y quisiera meterme de lleno en la acción.

—No pretendo que adivines movimientos ni sepas golpear, pero al menos, me daré por satisfecha si consigues bloquear uno de cada cinco. —La seriedad en su voz me abruma un poco y trago saliva antes de ser capaz de responder.

Por Dios, qué forma más poco elegante de recibirme.

—Pensaba que íbamos a hablar —No soy tonta y llevo un chándal (que me cubre todas las cicatrices) que me recuerda que no voy vestida para mantener una conversación—. Aunque las evidencias muestren lo contrario. —matizo al ver su cara de desaprobación.

—Podemos entrenar y hablar al mismo tiempo —Da un giro que me pilla, otra vez, con la guardia baja, se posiciona detrás de mí y me hace una llave con un solo brazo, sujetando mis piernas con una de las suyas y cortándome la respiración con el brazo que tiene alrededor de mi cuello. No necesita si quiera tener dos manos, la habilidad que posee en el cuerpo a cuerpo es impresionante—. Tengo la desventaja de que me falta media extremidad, ¿cuál es tu ventaja, Nela?

No está apretando, pero no veo la posibilidad de escapar.

—No lo sé. —respondo con sinceridad—. Conozco mis debilidades, no mis fortalezas. —Admito sin sentirme avergonzada de ello.

Narciso (Parte 1 y 2)Where stories live. Discover now