Zweiunddreißig: Cómo definir el dolor.

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Capítulo dedicado a YarianaRico

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Capítulo dedicado a YarianaRico. No sé cómo descubriste la novela, pero desde que lo hiciste, estás apoyándola, viviéndola y dejándome disfrutar de tus reacciones. Gracias por apoyar esta historia, por apoyarme en todas las Redes Sociales y caminar a mi lado en el proceso de esta historia. 

Zweiunddreißig: Cómo definir el dolor

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Zweiunddreißig: Cómo definir el dolor.

Jamás creí que el silencio pudiera ser tan ensordecedor, tampoco pensé que llegaría a ver a Thomas Koch llorar y correr hacia la camilla donde su madre estaba siendo desplazada para entrar a una sala de quirófano mientras la seguridad del hospital impedía que se interpusiera y dificultara la atención a su madre.

Tampoco imaginé jamás que Erlin tirara sin importarle qué pensarían de ella mientras abrazaba a su novio desde la espalda, hincando la punta de sus tacones en el suelo en un intento desesperado de evitar que Thomas cometiera alguna tontería.

Tampoco me llegué a imaginar la angustia que se podía vivir en un momento tan crítico en el que el desconocimiento ahondaba de manera tan intrusiva dentro de ti, que te cegaba y no te permitía ver más allá.

Desde luego, nunca había vivido ese momento en el tu corazón está tan encogido que tienes que luchar por seguir bombeando sangre y palpitando con tanta rapidez que pareciera que se te fuera a escapar del pecho porque la persona que ha dado todo por ti y volvería a darlo una y otra vez se debate entre la vida y la muerte.

Y, por supuesto, llegar incluso a sentirme afortunada por no haber tenido que pasar por ello y haber despertado con un equipo de especialistas preparados para darme la noticia, era lo más cruel y despiadado que podía ocurrir.

Caroline Koch había recibido una puñalada en el vientre porque el encargado de llevársela consigo había fallado y sabía que, ya que iba a morir o ser encerrado al no ser capaz de cumplir su misión, por lo menos haría daño a ese objeto tan sagrado que le habían encomendado como trabajo.

Pero ese «objeto» era una persona.

Una mujer con el corazón más puro que había conocido desde que pisé Berlín y que no merecía nada de lo que le estaba ocurriendo.

Narciso (Parte 1 y 2)Where stories live. Discover now