Nela Schrödez tiene un billete de ida, pero no tiene uno de vuelta.
Adaptarse a un nuevo país nunca es fácil y menos cuando se acaba de perder lo más valioso que una persona tiene, pero es más complicado cuando se descubre que nada es lo que parece...
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Capítulo dedicado a 123amm, porque sólo puedo darte las gracias por fangirlear tanto conmigo, por mandarme audios con tu acento argentino que tanto me gusta y por cuidar a Nela como a veces ni yo misma sé cuidar❤️.
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Vier: Como niños pequeños.
22 de febrero, 2020.
No me había atrevido a comentarle nada a Narciso, ni a Jhon, ni a Thomas, ni siquiera había hecho alguna indagación sobre mis sospechas de que había conocido a Sonja Vögel.
¿Y si estaba equivocada?
Podía destrozar la vida de Friedrich con una falsa ilusión, no era un juego.
Su casi inexistente estabilidad emocional podía desaparecer por completo si le decía algo. Pero es que realmente pensaba que era ella.
Escucho la cerradura de casa abriéndose y dejo de pintarme las uñas del pie izquierdo para saludar con un gesto a mi padre mientras disipo los pensamientos que me habían estado atormentando durante estos 3 días.
La sorpresa llega cuando lo veo acompañado de un hombre algo más alto y un par de años más joven que Jhon. Juraría por el aspecto impoluto y la barba tan bien recortada que se trataba de un empresario o un vendedor de seguros, físicamente me cuadraba por completo.
—Hija —Alza una ceja al verme con el pintauñas abierto y los pies encima de la mesa, algo que mi padre odiaba y me había repetido mil veces que no hiciera—. Él es Gian McMahon [1], te ha traído algo —Suspira antes de empezar a hablar en inglés—. Gian, ella es mi hija, Man... Nela.
Frunzo el ceño, pero sonrío automáticamente cuando se corrige a sí mismo.
—¿A mí?, ¿por qué?
—Porque es el jefe de Luana Creative y es un regalo.
Pronuncia casi como un nativo Luana Creative aunque el resto lo dice en español, y siento una envidia poco sana hacia mi padre: yo también quería su capacidad para alzar una ceja y hablar 3 idiomas con tanta soltura.
