Nela Schrödez tiene un billete de ida, pero no tiene uno de vuelta.
Adaptarse a un nuevo país nunca es fácil y menos cuando se acaba de perder lo más valioso que una persona tiene, pero es más complicado cuando se descubre que nada es lo que parece...
Gracias por comentar, votar y ser lectoras tan geniales. ¡Espero que disfrutéis del capítulo!
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Vierzig: A la cuenta de tres.
26 de junio, 2020.
La sonrisa de Hugo me sorprende debido a que está en una situación parecida a la mía, si hablamos desde los tecnicismos claro; si nos ponemos en un tono más sincero, debemos reconocer que somos dos personas completamente diferentes, aunque obligadas a medio-entenderse-porque-en-realidad-nadie-nos-obliga-a-llevarnos-bien-tampoco-es-que-me-caiga-tan-mal-pero-le-tengo-manía-debido-a-sus-acciones-de-mierda-en-el-pasado.
—Deja de analizarme.
—No lo estoy haciendo. —respondo sin un ápice de interés en mi voz.
—Llevas mirándome más de diez minutos, si eso para ti no es tener cierta fijación en mí, españolita, no sé qué término decides que es el adecuado.
—El aburrimiento de estar encerrada mientras escucho los ronquidos de Hermann y te veo a ti sin parar de teclear en tu maldito teléfono.
—Que os hayan confiscado los vuestros no es culpa mía —Bloquea el móvil y me presta atención—. Te recuerdo que Theodore —Así es como ahora se dirige hacia su padre, ni siquiera le da el estatus de progenitor y me alegra en parte que así sea—, está con Sanders y que si en cualquier momento me llama debo estar a su disposición, al fin y al cabo, esa rata traicionera no es consciente de que está siendo usado como un peón. ¡Qué vergüenza ser hijo de semejante inútil!
—Te recuerdo que estamos en 2020 y pueden rastrear tu ubicación, lumbreras. ¡Vas a ponernos en peligro a todos! —Aprieto los puños, hastiada de estar aislada de cualquier información del exterior, si bien nos permiten tener una vida medio-normal-o-algo-parecido-porque-evidentemente-esto-no-es-ni-normal-ni-vida para evitar levantar sospechas—. ¿Qué pasa si Sanders decide utilizarte para tener a tu padre bajo su control?
—Me come los huevos, a diferencia de Theodore, yo no tengo ningún interés en salvarle, si me muero pues me muero, un grandioso hijo de puta menos, ¿no?, seguro que a ti te encantaría visitar mi tumba —Hago una pequeña mueca por eso último que ha dicho y me quedo en un comentario con el que, a mi manera, puedo llegar a entenderle; cuando volví a Alemania, pensaba exactamente igual que él sobre Jhon. Ahora las tornas han cambiado y, aun así, no me siento lícita a cuestionar su pensamiento—. Además, a él tampoco le importo yo, lo que le importa es el legado que él pretende que lleve conmigo el día de mañana.
