Nela Schrödez tiene un billete de ida, pero no tiene uno de vuelta.
Adaptarse a un nuevo país nunca es fácil y menos cuando se acaba de perder lo más valioso que una persona tiene, pero es más complicado cuando se descubre que nada es lo que parece...
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Capítulo dedicado a Paula7430, Eli_FiennesTiffin y Hasley_15. Muchísimas gracias por seguir esta historia, por comentar y dejar vuestro cariño.
Gracias por mantener la paciencia y por disfrutar con tanto cariño de Narciso<3.
¡Os quiero! (Eso va para todas las que leéis esto jeje).
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Neununddreißig: Una leona.
Me siento inquieta ante tantas palabras que se van diciendo y de las que entiendo entre poco y nada. Mi mente está en otro lugar, pensando en Erlin y en cómo se sentirán ambos, sobre todo cuando Thomas aparece con Hermann y, a mi hermano, se le nota afectado, con la cara de mala hostia con la que le conocí por primera vez.
La única diferencia es que hoy tiene sus azulados ojos apagados y, por un segundo, juraría que están enrojecidos por haber llorado. En su puño derecho lleva una venda y la mirada reprobatoria de Jhon hacia él me da a entender que está disgustado por el ataque de ira de su hijo.
Sin embargo, no dice nada, sabe que hay asuntos mucho más importantes que enfrentar la cólera de Thomas.
—Wolfgang está de camino a Argentina hasta nuevo aviso, Donny se niega a irse y, por tanto, tiene seguridad las veinticuatro horas del día.
—No hables como si no estuviera aquí delante —interviene mi tío—, sin mis coches no tendríais nada que hacer. Necesitáis a alguien que os deje los autos bien preparados, es algo en lo que mis muchachos y yo hemos estado trabajando.
Su mirada recae en Narciso, quien se había sentado a mi lado y no había soltado en ningún momento mi mano. Tal y como siempre hace, demostrando su necesidad de mantenerse en contacto en cada instante que pudiera e incluso más.
—Los de color negro son los trucados en caso de que haya una emboscada y quieran robárnoslos —dice con seriedad, con una actitud penetrante y confiada. Consigue hacer contacto visual con todos los presentes, incluyéndome a mí y en ningún momento titubea. Sé a ciencia cierta que lleva esperando por esto desde hace mucho tiempo, desde que se percató de los horrores que Jutta había vivido allí y desde que su esperanza de haberla salvado se esfumó cuando lo obligaron a ver cómo se quemaba viva—. Los más llamativos son los que nos pertenecen a nosotros.
—¿Usaremos desde un principio los de colores chillones? —increpa el italiano algo desconfiado de la estrategia—. Está claro que es una buena idea, pero el modo de esecuzione es una mierda.
«Ejecución»
—Obviamente, está todo pensando, Tagliaferri, no te adelantes si no tienes ni puta idea. —Friedrich mantiene la calma, su postura es lineal y no pierde los estribos. Es más, se crece porque está en su salsa, porque sabe que tiene la capacidad de hacer creer a los demás que puede con todo y que es el que más sabe—. Nosotros utilizaremos los viejos de desguace.
