Primer día.

373 38 15
                                    

[Zero]
Me he despertado desde temprano, pero he de decir que no había dormido tanto como ayer desde un tiempo, aunque me falta descansar nunca había podido tomar tanto tiempo, ahora que no tengo clases me puede venir muy bien antes de volver a lo mismo.

Llego al trabajo cinco minutos antes, el señor Arvizo ya se encuentra ahí:
— Muy bien, llegas justo a tiempo, conmigo llegar justo a tiempo es llegar tarde, si quieres llegar temprano hazlo de seis minutos en adelante antes de tu hora de entrada. Comencemos por tu capacitación, para empezar, viste de manera más formal, alguien que quiera ser mi asistente debe ser la viva imagen de su jefe, ¿no crees? Lo dejaré pasar por ahora, presta atención a todo lo que tenga que decir, ahí hay una pluma y una libreta para que hagas notas si es necesario, me gusta el orden, la disciplina, precisión, rapidez, y el compromiso.

El señor habla demasiado, igual no dejo de tomar nota de todo lo que parezca ser importante, sin embargo, por su personalidad puedo decir que no debo dejar pasar ni el más mínimo detalle.

Tras una larga hora escuchando explicaciones de mis deberes se sienta en la silla de su oficina, podrá ser muy exigente, pero al menos se nota que es muy ordenado, este lugar es impecable, es lógico pensar que puede llegar a ser así:
— Ya que hemos terminado de hablar lo básico ve por un café para mí, no le pongas leche, solo una cucharada de azúcar, que sea descafeinado.

Esto debe de ser una broma, ¿incluso debo de atender eso? Me da algo de dinero:
— Y no me lo hagas de aquí, su café no es bueno. Cuando salgas a tu mano detecta a dos cuadras está la cafetería que me gusta, no tardes, tenemos mucho por hacer.

Ya veo porqué nadie quiere estar aquí, igual necesito el dinero, debo de darlo todo, puede que tras esta experiencia tenga otras oportunidades mejores, no puede haber algo peor que trabajar para el señor Isaac Arvizo.

Ha sido un día estresante, cuando fui a pedir el café de mi jefe miré un gimnasio del otro lado de la calle, tal vez sea una buena idea entrar, no me vendría mal cambiar un poco mi cuerpo, al menos para mantener la salud podría ser útil, iré al salir de aquí.

Faltando solo cinco minutos para terminar el turno me habla el viejo lobo para entrar a su oficina. Cuando entro se nota tan serio como siempre:
— Siéntate, hagamos esto rápido, puede que sea exigente con las entradas y los tiempo, pero no abuso de su hora de salida, esa siempre se respeta, nunca te haré quedarte más de lo debido.

Eso se agradece, pero tomo asiento rápido para escucharlo e irme de aquí:
— Hiciste un buen trabajo el día de hoy, te felicito, hay quienes no pueden ni con el primer día, pero la verdadera aceptación vendrá después de un mes, sigue así, veo que tienes futuro.

Me hace sonreír que un viejo gruñón me vea de esa manera:
— Gracias, voy a intentar...
— Nada de intentar, o lo haces o no lo haces.

Acaba de apagar este momento especial que lo vi de diferente manera, en fin, no debo de creer nunca que puede cambiar:
— Haré lo mejor para permanecer en mi puesto.
— Mucho mejor, puedes retirarte, te espero mañana. Si en algún momento decides renunciar solo avisa con tiempo, no seas maleducado como aquellos que se van sin decir nada.
— Está bien señor.
— ¿Señor qué?
— ... Está bien señor Arvizo.

Asiente dejando que me pueda retirar, solo queda un minuto, por si acaso espero a que sea exactamente la hora de salida, no quiero meterme en problemas.

Cuando salgo veo de nuevo ese gimnasio, es tan tentador... No me hará daño preguntar, me acerco para tener información al respecto. Al dirigirme al lugar, hay un toro fornido en la recepción que me recibe:
— Buenas tardes, veo que eres nuevo aquí, ¿te puedo ayudar en algo?

Me pone algo nervioso, tal vez solo sea todo lo que hice en el día:
— Me gustaría saber sobre el lugar, tal vez pueda inscribirme para venir a ejercitarme.

Se aleja del mostrador:
— Ven, sígueme para que puedas ver las instalaciones.

Solo voy detrás de él viendo el lugar mientras me explica, hay tanto hombres como mujeres en el lugar, se nota seguro:
— Dependiendo del área que quieras trabajar tenemos diferentes máquinas de ejercicio para ello, en cada área hay un instructor diferente que te puede poner una rutina que se adapte a ti.

Continuamos con el recorrido, me enseña las diferentes áreas y me señala los entrenadores de cada una, después seguimos viendo:
— En caso que tengas un accidente te podemos auxiliar aquí, contamos con enfermería que puede darte desde una pastilla para tu dolor, vendaje, o incluso masajes. Si algo más grave llega a pasar nos encargamos de trasladarte al hospital para que seas atendido de manera oportuna.

Parece que esto es muy caro, no creo que pueda pagarlo, igual sigo escuchando, suena interesante:
— En la suscripción especial tenemos una sala de hidromasaje para que te relajes después de tu sesión, también hay dietas para seguir, suplementos en caso de que puedan ser recomendados, y por último, tenemos un vestuario, uno para hombres, otro para mujeres. Para asegurar su privacidad, los celulares o cualquier dispositivo electrónico se queda en la entrada, cuidamos de lo que tengas contigo, además, nos hacemos responsables por cualquier cosa que le pueda suceder. Ahora venga conmigo de nuevo al mostrador.

Lo sigo, pierdo toda esperanza de entrar a un lugar como este, quizás sea mejor buscar otras opciones. Al llegar me da un boletín con su información, al ver los precios solo confirmo que no puedo, bajo mis orejas y mi cola:
— Lo siento, es un excelente lugar, solo que pasaba de curiosidad por aquí. Esto no es accesible para mí, perdone si le hice perder su tiempo.

Solo sonríe:
— Descuida, es bueno dar la atención, igual si en algún momento cambian las circunstancias estaré aquí para ayudarte.
— Gracias, muy amable.

Cuando me giro una voz profunda me detiene:
— Aguarda, no te vayas todavía.

Veo que el toro se sorprende, luego dirijo mi mirada hacia aquel hombre que me habló. Es un lobo de pelaje gris y blanco, es musculoso, tiene algo familiar, pero no entiendo qué es, no creo habernos visto antes, no puedo ignorar a alguien así.

Con una leve sonrisa se acerca al mostrador:
— Yo pago al menos un mes para él, pero tienes que comprometerte a no faltar de lunes a viernes, ¿estás saliendo del trabajo?
— S-sí, acababa de salir hace unos minutos.
— De acuerdo, estaré viniendo a las dos y media, si estás aquí a esa hora sería suficiente para que comas algo, ¿te comprometes a venir?

No me siento bien haciendo esto:
— N-no quiero ser una molestia, es muy generoso, pero no podría aceptar algo así.

El toro interviene:
— Anímate, es un hombre de palabra, además, vi como te emocionante agitando la cola por todo el lugar mientras dábamos el recorrido.
— Justo por eso le estoy ofreciendo el trato, si está emocionado puede que sea una motivación para que venga, ¿qué dices?

Cubro mi cara de vergüenza:
— ¿En serio estaba agitando mi cola por todo el lugar?
— Lo estabas, pero dime, ¿te parece el trato?

Suena bien, pero no quiero abusar, así que voy a llegar a un acuerdo:
— Está bien, pero prometo ir pagando semana tras semana al menos una parte para darte lo que debería de pagar esto.

Asiente:
— Como quieras, entonces voy a pagar tu suscripción.

Saca su tarjeta y se la da al toro:
— Listo, te puedes presentar cuando tú quieras.

Se acerca para tomarme del hombro:
— Por ahora ve a descansar, se nota que estás tenso y me imagino que no has comido.

Estoy agradecido que haya hecho algo así:
— No tengo palabras para esto, simplemente gracias, daré lo mejor, por cierto, ¿podría saber tu nombre?
— Me llamo Bastián, ¿y tú?
— Mi nombre es Zero.

Sonríe leve mirándome:
— Pareces algo joven, ¿qué edad tienes?
— Y-yo, tengo dieciocho, ¿y tú?
— Soy algo mayor que tú, tengo veintisiete.

Son casi diez años de diferencia, igual creo que me tengo que ir:
— Gusto en conocerte Bastián, nos vemos mañana.
— Que así sea, Zero.

Parece un hombre bastante genial, aunque ya debe de tener una vida hecha, también se puede notar el éxito con solo el porte que tiene, bueno, yo debo volver a lo mio, tengo que cumplir con mis compromisos... de todos modos no tengo nada mejor que hacer hasta que vuelva a estudiar.

El Hijo de mi Jefe. [Furry Yaoi] [Terminada].Where stories live. Discover now