No importa.

203 27 3
                                    

[Zero]
Ya que es mi día de descanso no pienso salir, quiero esperar a ver que Bastián se vaya de la casa, no quiero estar por ahí mientras pueda verme, intento sentirme mejor por lo que ha pasado, pero cada vez estoy más convencido de que su padre tiene razón. Tal vez si hago que el lobo deje de verme de la misma manera sea menos doloroso para él dejarme, no pretendo que vuelva con Alaia, pero al menos con alguien que le pueda ofrecer todo lo que se merece.

Me quedo viendo por la ventana hasta ver que salga a hacer sus rutinas, pero en lugar de eso escucho leves golpes en mi puerta:
— Zero, ¿estás bien? No has salido de tu habitación, me preocupa.

Trato de sonar tranquilo:
— Estoy bien, solo no tengo ganas de salir.
— No te escuchas muy bien, ¿está bien si entro?
— No entres, por favor, creo que tienes cosas por hacer.

La puerta se abre, de inmediato le doy la espalda clavando mi mirada a la ventana sin ver algo en específico, solo no quiero llorar frente a él:
— Te dije que no entraras.
— Esto no es normal, ¿qué sucede? No me digas que nada porque lo estás haciendo muy evidente.
— No es algo de lo que debas de preocuparte.

Siento como sus brazos me envuelven desde atrás, susurra con una voz grave en mi oído:
— Ahora soy tu novio, todo lo que pase me va a preocupar, no puedo pasar por desapercibido que algo te tenga mal, dime, ¿qué te tiene así? No te puedo ayudar si no me dices nada.

Me giro para abrazarlo con fuerza empezando a soltar mis lágrimas:
— Que no soy suficientemente bueno para ti, tu padre tenía razón al decir que solo estoy arruinando tu vida, mereces alguien con estabilidad, alguien que te de una mejor vida.
— ¿Mi padre te dijo eso? Bueno, por ahora es lo de menos, ¿por qué le crees?
— Porque es verdad, no soy nadie que...

Soy interrumpido por un beso, luego me levanta en sus brazos para acostarse en mi cama y dejarme en su pecho:
— No te iba a dejar terminar decir eso, mira, mi padre es alguien muy manipulador, solo le importa hacer su voluntad, así que no debes de creer nada de lo que diga para que te sientas mal. Puede que te haya hecho sentir mal con esas palabras, pero eres la persona indicada en mi vida, ¿qué te hace dudar de ello? Y quiero una respuesta válida, no quiero saber nada que te haya ducho mi padre.

Hay más dudas dentro de mí, pero sigo teniendo una respuesta para decir:
— Yo... nunca llegaré a destacar, aún no sé si la mejor versión de mí pueda ser digna de estar a tu lado. Debes saber que mis padres murieron en un accidente, que he seguido adelante tratando se superarme día con día... pero no sabes lo difícil que es dar todo de ti para que aún así todos te miren hacia abajo, solían burlarse de mí porque en las juntas con los padres en la escuela nadie iba por mí, siempre teniendo que estar solo. No tengo el valor de alguien que venga de una buena familia, trato de esforzarme, pero eso jamás será suficiente.

Da un beso en mi cabeza para apegarme más a él en un abrazo:
— Nunca podré entender lo difícil que pudo ser para ti, pero si entiendo nunca sentirse suficiente para alguien. Mi padre siempre ha sido tan estricto con todo, aunque lograba lo que me pedía seguía exigiendo más y más, de no ser por ti seguiría cumpliendo sus caprichos, pero no es así, alguien muy valioso me hizo ver la realidad, que podía manejar mi vida como lo deseara. Puede que ahora no lo veas, estás lleno de inseguridades porque ya no pudiste recibir el amor que necesitabas, aún así debes de saber que estamos el uno para el otro, solo eramos mitades antes de conocernos, partes incompletas tratando dar lo mejor de sí mismos para mejorar sus condiciones de vida. Puede que me veas con todo esto tan material, una cada, buen trabajo, esta supuesta "estabilidad", más estaba vacío, no encontraba sentido en lo que hacía, y llegaste como un ángel a demostrarme lo que es amar, también quiero llenar ese espacio que falta en ti.

Lo abrazo cerrando los ojos:
— ¿De verdad me quieres amar a pesar de ser este desastre?
— No eres un desastre, lo que si es cierto es que te quiero amar.
— Pero yo...
— Zero, no, no quiero peros ahora, ya no importa lo que se haya dicho, te estoy demostrando en este momento que quiero estar contigo, que me complementas, olvida todo por un segundo para que veas el amor que te tengo.

Me separo un poco, lo veo a los ojos, en ellos veo la sinceridad de sus palabras, el tenerme junto a él, dándome ánimos de esta manera empieza a despejar cada duda que empezaba a crecer en mí:
— Bastián, te amo, quiero estar contigo, puede que siga creyendo que mereces a alguien mejor, pero quiero mejorar para ser ese hombre que te dé lo mejor.
— Ese es mi pequeño cachorrito, créeme que no tienes que hacer mucho para lograrlo, para mí ya eres perfecto, me siento orgulloso de ser tu novio.

Eso me hace sonrojar:
— So-solo eres condescendiente.
— ¿Qué tengo que hacer para que dejes de dudar de mí? Creo que tengo que hacer... ¡Esto!

Se lanza sobre mí, me empieza a hacer cosquillas en los costados, mis lágrimas se detienen por las risas que causa en mí, le pido que pare a lo cual se detiene después de un momento para dando un suave beso en mi cuello:
— Gracias, Bastián, de ahora en adelante ya no voy a tratar de ocultar lo que siento, siempre voy a ser sincero contigo, espero que también lo seas conmigo. De verdad... si en algún momento dejas de amarme dímelo, lo entenderé.
— No voy a dejar de hacerlo, deja de preocuparse por ello, no me vas a perder, siempre voy a estar para ti, ¿quién es mi perrito?

Me da vergüenza responder eso de alguna manera:
— Si no lo dices puede que te hagan falta más cosquillas.
— Y-yo soy tu perrito.
— Así es, eres todo mío, y quiero disfrutar de cada momento a tu lado, quiero demostrarte hasta que punto te voy a amar. Creo que el día de hoy es muy lindo, no iré al gimnasio ahora, quiero hacer algo contigo. Antes pienso que deberíamos comer algo, ¿no crees?
— Estoy de acuerdo contigo.

Se levanta, en la orilla de la cama me ofrece su espalda:
— Ven, sube, te voy a llevar en mi espalda.
— ¿Estás seguro de eso?
— Confía en mí, quiero hacer esto.
— Muy bien, tú lo pediste.

Me aferro a su espalda, mis piernas rodean su cintura, me toma con firmeza de las piernas para sujetarme mientras yo me aferro con cuidado en un abrazo. El estar así me hace soltar un gran suspiro:
— ¿Sabes? Cuando yo solo era un cachorro mi padre me llevaba así a la cama.
— ¿En serio?
— Sí, se levantaba del sofá para que diera un salto sobre él y que me llevara en su espalda.
— Intentaré hacer lo mejor para que solo pienses en los buenos momentos, además, todavía eres un cachorro, no para todos, solo el mío.

Le muerdo una oreja a lo que da un leve quejido:
— Solo tú puedes llamarme así, pero tienes que tener cuidado, puedo darte sorpresas a veces.
— ¿Qué tipo de sorpresas?
— Tendrás que descubrirlo, bueno, una de ellas puede ser ahora mismo, ¿qué te gustaría desayunar? Puedo hacer lo que me pidas.
— Tengo el camino para pensarlo.

Empieza a caminar, me siento muy tranquilo con él, todo va bien hasta que veo que cambia su rumbo al dirigirse a la puerta de la entrada de la casa:
— Eh... ¿A dónde te diriges? La cocina no está por ahí.
— También puedo darte sorpresas, hoy no tendrás que hacer nada más que descansar y estar conmigo, te voy a llevar a un lugar para que podamos comer, tienes que ser un buen cachorro, ¿de acuerdo? Pide lo que quieras, no quiero que te sientas limitado, no tendrás que pagarme nada tampoco, y no voy a aceptar un no por respuesta.

Me aferro con más fuerza a él:
— Bastián, no puedo aceptar algo así.
— Te dije que no iba a aceptar un no por respuesta, así que ve haciéndote a la idea, es el día especial para mí cachorrito.

Tengo ganas de llorar, pero de alegría, Bastián es un buen hombre, más que eso... es perfecto para mí, lo amo como a nadie.

El Hijo de mi Jefe. [Furry Yaoi] [Terminada].حيث تعيش القصص. اكتشف الآن