Molestia.

135 25 1
                                    

[Zero]
Estoy saliendo del hospital con Mark, aún no es nada serio lo que sucedió, por suerte puedo estar estable:
— Gracias, no sé qué hubiera hecho si no hubieras estado ahí, por cierto, ¿no estoy retrasando tu viaje?
— Oh, no te preocupes, por suerte cuando eso estaba pasando yo iba a conseguir algo de azúcar, pude encontrarte de paso y traerte hasta acá. Realmente iba a ir a mi casa después de llevar el azúcar, pero solo para estar en paz un rato, aún así es más importante tu bienestar.

Lo abrazo solo con la fuerza suficiente, me recibe en sus brazos dando caricias en mi cabeza:
— Eres grandioso, me alegra tenerte en mi vida.
— Lo mismo puedo decir, dime, ¿está bien si me retiro ahora? Tendré el tiempo contado, quiero evitar algunos inconvenientes, pero primero quiero saber si es que te encuentras bien para irme tranquilo.
— Descuida, puedes ir, y espero que todo salga muy bien.
— Gracias, pastelito, ¿quieres que te acompañe a tu casa o quieres llamarle a Bastián para que venga por ti?

Realmente no creo que alguna de las dos sea buena idea, tomando en cuenta que tampoco tengo celular:
— No te preocupes, creo que caminar será lo mejor para despejarme.
— Supongo que tienes razón, entonces, cuídate mucho, volveré tal vez en un par de semanas, te voy a extrañar.
— Yo a ti, ¿quieres que te acompañe?
— No, te dejaría más lejos, mejor me voy por mi parte, todo estará bien, pastelito.

Besa mi mejilla y despeina mi cabeza, veo como su figura se desvanece lentamente, siendo honesto me encuentro asustado, voy a caminar con paso apresurado, tal vez solo así pueda dejar de pensar en todo esto.

[Bastián]
Me están llegando varios mensajes de Zero, esto es raro, normalmente no me manda nada cuando está trabajando con papá, tampoco es que él le pueda dar un respiro. Cuando los leo me doy cuenta que me invita a salir a comer a un restaurante, solo no sabía que conocía ese lugar, solía ir ahí seguido con Alaia.

No quiero pensar en ella por ahora, pero si mi estrellita fugaz quiere comer ahí voy a estar a su lado, le respondo aceptando la invitación, me pone la hora y solo respondo que necesito cambiar ni ropa después del gimnasio, por suerte hay algo en el casillero para tomar una ducha después de hacer ejercicio y no perder tiempo volviendo a casa.

[Zero]
Estoy en casa de Bastián, solo estoy en el sofá esperando a que llegue mi lobo mientras abrazo mis piernas, se siente raro no tener empleo, aún más haber renunciado de esa manera. Solo quiero que todo termine estando en sus brazos, lo necesito en estos momentos.

Me recuesto en el sofá, me empieza a dar un poco de sueño, los cierro lentamente sin darme cuenta del tiempo, ojalá que no tarde en llegar.

[Bastián]
Estoy en el restaurante, es extraño, Zero no se encuentra aquí a pesar que me dijo que ya estaría esperando, ¿dónde se habrá metido? Incluso pregunté a los meseros si es que acaso habían visto un perrito pastor alemán describiendo a Zero, se rieron un poco pensando que nadie así podría entrar. Sabía que tenían cierta reservación en cuanto a las personas, pero no creería que tanto, igual solo están bromeando un poco, según los mensajes que me siguen llegando dicen que está por llegar.

Solo tomo asiento, intento llamarle, pero no responde a las llamadas, solo por mensaje sigue comunicándose, me explica que tiene problemas para escuchar y hablar, por eso no responde llamadas.

El tiempo avanza, los meseros preguntan si voy a pedir algo más que solo agua, llego al punto de creer que Zero me ha dejado plantado, ¿por qué haría algo así cuando me dijo que ya estaba aquí?

Solo pago la cuenta de lo que estuve tomando para regresar resignado a casa, ¿y si estuvo con Mark? Me hace pensar que es la causa por la cual no quería hablar conmigo por llamada, aunque no cuadra el que me dijera que aquí estaba, mi perrito no es así.

Al entrar en la sala de la casa lo veo dormido, me cruzo de brazos frente a él hablando con un poco de seriedad:
— Zero, ¿me puedes explicar que haces aquí?

Adormilado talla sus ojos tratando de sentarse levantando su mirada:
— Oh, llegaste, Bastián. ¿Qué hora es? Llegaste algo tarde y... ¿por qué vistes así después de estar en el gimnasio?

Me confunde su reacción:
— ¿Cómo esperas que vista después del lugar al que me habías invitado a comer? ¿Recuerdas?
— Bastián, yo no pude haberte invitado.
— ¿Por qué no?
— Porque no tengo cel...
— ¿Qué?
— Nada, olvídalo.
— ¿Por qué no tienes celular?

Suspira poniéndose de pie bajando la mirada:
— Debí decírtelo, quería evitar que te dieras cuenta porque ya estabas enojado, y para nada te quiero causar problemas. Cuando fui atacado por Alaia... también tomó mi celular, debió de haberte invitado para hacerme quedar mal contigo.

Lo abrazo tratando de evitar enojarme, no quiero que se preocupe más:
— Supongo que solo lo hacías pensando en mi bien, gracias, mi pequeña estrellita fugaz. Aunque actúe de una manera o de otra debes decirme lo que te hacen o lo que pasa, podríamos estar en riesgo, ¿de acuerdo?
— Sí, entiendo, perdóname.
— Está bien, perrito, pero dime, ¿algo más sucedió? No es normal que solo estuvieras dormido en el sofá.

Me mira a los ojos por un momento antes de cerrarlos con lágrimas:
— Tuve un pequeño ataque... y es que... renuncié a mi trabajo porque... antes de decirte, ¿me prometes que no vas a estar molesto?
— Es una difícil petición si no sé de qué hablas, pero haré lo mejor que pueda.
— Solo prometelo.
— Está bien, está bien, lo prometo.
— De acuerdo... tú padre estaba un poco fuera de control, no sé lo que pasaba en su cabeza en ese momento... intentó... intentó abusar de mí. Puede que no me creas por la manera en que lo conoces, pero es cierto, quise evitarlo, por suerte pude huir.

Me siento en el sofá, lo pongo a él en mis piernas llorando con amargura:
— ¿Bastián?
— Lo siento, lamento tanto que tengas que pasar por todo esto por mi culpa. Créeme que quiero hacer todo por ti, pero Alaia y mi padre están teniendo más poder sobre ti y yo no puedo hacer nada, me molesto conmigo mismo no protegerte como lo prometí, perdóname por fallarte.

Con la yema de los dedos de sus pulgares limpia las lágrimas de mis mejillas:
— Estamos juntos en esto, en las buenas y en las malas, eres el hombre al que amo. Cuando estoy lejos de ti no estoy seguro de nada, pero contigo es diferente. Puedo conseguir otro trabajo, tendré más cuidado, pero no me dejes... pase lo que pase... nunca me dejes.

Lo beso apasionadamente, lo pongo debajo de mí en el sofá, nadie enciende una llama en mí como lo hace mi perrito, es especial, saber que se quiere quedar a mi lado me hace olvidarme de todo por un momento:
— Ya no te arriesgues, déjame cuidar de ti por un tiempo. Todo lo que quieras te lo voy a dar, lo que necesites solo tienes que pedirlo, te voy a dar tu espacio y estaré para ti cuando quieras, ¿aceptas?
— Sabes que estoy acostumbrado a tener las cosas por mí mismo, no puedo solo quedarme aquí.
— Por favor, te lo suplico, solo por un tiempo.
— Está bien... espero no ser una carga.
— No lo serás, te amo, siempre voy a estar para ti. Ahora, dame un momento.

Después de otro beso voy a mi habitación, llamo a mi padre quien tarda en responder:
— Hola, hijo, ¿a qué se debe tu llamada?
— Creo que sabes la razón, no tienes que fingir sorpresa.
— Escucha, sé que todo se ve mal, pero déjame decirte que...
— Ahórrate tus excusas, me avergüenzo de llamarte padre, ¿cómo pudiste si quiera pensar en tocar no solo a un joven como Zero sino que, además, sabes muy bien que es mi novio? ¿Acaso el señor rectitud se acaba cuando siente deseos de ese tipo? No te vuelvas a meter con Zero, es una advertencia.

Cuelgo e inmediatamente después llamo a Alaia:
— Hola, querido, ¿acaso ya te diste cuenta de lo poco que vale ese perro? Es una pena, ya no estoy disponible para ti, yo solo...
— Cállate, no tengo ganas de escucharte, solo quiero decirte que dejes de meterte con Zero. No voy a seguir tolerando las cosas que decides hacer solo por un capricho tuyo, así eres tú, una chica tan acostumbrada a tener todo lo que quiero y por eso piensa que puede hacer lo que le plazca, pues no, conmigo no será así. Que te quede muy claro, no te quiero cerca de mi novio de nuevo.

Le cuelgo también, tuve que encerrarme para que Zero no sepa de esto, ahora solo me voy a encargar de protegerlo, quiero pasar más tiempo con mi novio y dejar de pensar en estas situaciones, espero que esos dos hayan tenido suficiente, no quiero pasar a hacer algo más, no le gustaría a mi estrellita fugaz.

El Hijo de mi Jefe. [Furry Yaoi] [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora