Atacado.

133 24 2
                                    

[Zero]
Es de mañana, por primera vez dormí junto a Bastián en su habitación, fue muy lindo a decir verdad, creí que pasaría algo más, pero mi lobo estuvo muy bien portado, solo dándome besos y caricias hasta caer dormidos, su celular suena, adormilado sé levanta para contestar fuera de la habitación después de haber visto la pantalla, ¿quién le puede llamar a estas horas y causarle esa reacción? Cuando regresa obtengo la respuesta a mi pregunta:
— Era mi padre, quiere que hablemos, supongo cuales son sus intenciones, voy a intentar no tardar.
— Bastián, tengo que hacer algunas compras, voy a salir un momento.

Sé pone sobre mí besando suavemente mis labios:
— Perrito, no vayas a salir, te lo pido de favor. Si quieres podemos ir juntos cuando regrese, pero no salgas sin compañía, ¿de acuerdo?

No me parece justo tener que esconderme por culpa de esa tipa, solo quiero mantener calmado a Bastián:
— Está bien, estaré aquí para cuando regreses.

Intentaré ser rápido en lo que compro, así no le estaré mintiendo, él sonríe pasando lentamente su lengua por mis pezones haciendo que dé algunos jadeos:
— Cuando vuelva prometo ser todo tuyo, haremos lo que quieras.
— Vale, cuídate mi lobito especial.
— También tú, mi perrito amado.

Toma su ropa para vestirse, ambos dormimos solo en ropa interior, también me visto para salir en cuanto se haya ido, no tengo que perder tiempo, por suerte el mercado queda cerca para poder comprar y no tardar.

Al despedirse de mí va hacia su auto, yo miro por la ventana hasta que ya no se vea cerca de aquí, me apresuro a salir para regresar tan pronto como sea posible, espero que no haya largas filas en estos momentos, de lo contrario Bastián se podría enojar conmigo.

Mientras camino siento mucha tranquilidad, creo que mi lobito solo está exagerando con eso de no tener que salir para evitar a Alaia, es un día muy lindo.

[Alaia]
Uno de mis guardias me ha informado que vio pasar a ese pastor alemán sin ninguna compañía, una sonrisa malévola se dibuja en mi rostro:
— Gracias, ahora solo dime dónde encontrarlos, espérame, quiero estar ahí para ver todo.

Le dije que se tenía que cuidar, esto es solo una llamada de advertencia, es una pena que Bastián no esté para defenderlo. Me da la dirección y no tardo en llegar ya que estaba cerca, por el lugar al ver a dos de mis guardias los reúno conmigo:
— Ya saben qué hacer, tiene que ser rápido, ese lobo no vive muy lejos de aquí, después de esto vayamos rápido a mi auto para irnos.

[Zero]
Hay cosas interesantes que me gustaría comprar, tal vez con esto le pueda hacer un desayuno a Bastián para cuando regrese, sé bien que su padre puede ser alguien difícil de tratar, así que un buen desayuno le podría alegrar su día.

Por suerte no hay muchas personas, supongo que es temprano para que las personas decidan empezar a hacer compras, eso es una ventaja, no voy a tardar nada, para cuando mi lobito llegue a casa estará todo listo, verá que no tiene nada de qué preocuparse, esa zorra puede ser de dinero, pero no tiene poder en lo absoluto, no me dejaré intimidar por ella.

Saliendo de hacer mis compras, llevando todo en una bolsa ecológica, me encuentro con dos tipos grandes, un oso y un elefante, tienen una navaja cada uno lo que me pone muy nervioso:
— O-oigan, no hay necesidad de lastimarme, ¿quieren mis cosas, mi dinero, mi celular? No hay problema, solo vamos a evitar una mala situación aquí.

Entre ellos aparece Alaia:
— No querido, supongo que no tienes la más mínima idea de lo que sucede, llévenlo al callejón.

Ambos sujetos me toman a la fuerza, trato de safarme siendo imposible, con el forcejeo mi ropa se llega a desgarrar un poco, mi bolsa cae al suelo antes de entrar al callejón, el oso me toma del cuello contra la pared mientras la zorra se pone al lado de mí:
— ¿Sabes? Me diste una buena idea, quiero tu celular, quitenselo.

Me empieza a buscar hasta encontrarlo y sacarlo para dárselo a ella:
— ¿Cuál es tu contraseña?
— Trata de averiguarlo.

El oso cierra más su mano sobre mi cuello:
— Está bien, está bien, mi contraseña es cero cinco cero ocho.

El oso afloja su agarre sin soltarme, pero me hace respirar de alivio, la zorra se ríe:
— ¿Lo viste? No eres nadie, tan insignificante que podrían aplastarte en este momento, pero quiero que Bastián y tú sufran hasta que me sienta satisfecha. Ahora, hagan que sangre de su mejilla, para que ese lobo pueda ver que no es un simple juego, luego déjenlo ir.

Siento el filo fino de la navaja cortar mi mejilla, de los nervios aunque siento el dolor no creo que haya llegado muy profundo, el oso jala mi camisa para después tirarme al suelo.

Alaia sale del callejón junto a sus guardias riéndose de mí, yo salgo de ahí temblando levantando las cosas que se cayeron, por suerte no se llevaron nada, tan pronto como puedo regreso a casa, me tomo un momento para respirar antes de empezar a acomodar las cosas, no debo tardar pues Bastián llegará en cualquier momento.

Algo alterado comienzo a acomodar todo, cuando pongo algunas cosas en la alacena me toma por sorpresa escuchar la voz de Bastián:
— ¿Puedo saber por qué te saliste cuando te dije que no lo hicieras?

Estoy nervioso por haber desobedecido lo que me pidió se favor, ante la culpa no hago más que bajar mis orejas y mi cola poniendo mis manos detrás agachando la mirada como si fuera un cachorro regañado, su voz se escucha severa, realmente está molesto conmigo, después suena un tanto más calmado:
— Perdona por hablarte así, ¿me cuentas mejor lo que sucedió?

Me abraza, ante el gesto me aferro a él, me toma un momento decirle todo lo que acaba de pasar, se separa de mí dando un golpe con su puño en la pared, eso me asusta:
— L-lo siento, sé que me dijiste que no saliera, pero creí que todo estaría bien, no debí haber salido así.
— No estoy enojado por ti, no te preocupes, estoy molesto por lo que te hizo, al menos no te ha quitado nada, pero se atrevió no solo a que te amenazaran, también hizo que te cortaran la mejilla, sabrá de lo que soy capaz.

Se dirige hacia la salida, con miedo trato de jalarlo de la cola haciendo que se detenga:
— ¿Por qué me detienes, Zero?
— No te metas en problemas, no quiero que nada malo te pase, por favor, quédate conmigo, no hagas una locura.

Suelto su cola, me vuelve a abrazar:
— Está bien, no voy a hacer algo sobre esto, pero tengo mucha ira con ella, eres lo más preciado que tengo, no quiero que te hagan daño.
— Perdóname, ya no volveré a salir sin ti.
— Al menos durante un tiempo me temo que será así, no siempre podré estar para ti, supongo que hay momentos en los que estarás solo, procura llamarme, ¿vale?

No le dije que me quitaron el celular, y tengo miedo que se vuelva a enojar y no lo pueda detener, pero si no se lo digo pueden pasar cosas malas... prefiero que esté tranquilo por ahora, es mejor que me hagan daño a mí y no a él:
— Sí, Bastián.
— Ese es mi perrito, ahora, deja te ayudo a terminar de poner las cosas en su lugar, ve y cambia tu ropa, se ha salpicado con la sangre y lava tu mejilla, trataré de tener todo guardado.

Me siento tan culpable, aún tengo el miedo dentro de mí:
— Perdona, hice mal en salir, si te hubiera esperado tal vez nada de esto hubiera pasado.
— Lo bueno es que estás aquí, te voy a proteger con mi vida. Olvida eso, perdona por hablarte mal hace un momento.
— No tienes que pedir perdón.

Nos damos un beso antes de que vaya a cambiar mi ropa y lavar mi mejilla, estoy muy desconfiado ahora, ¿qué pasará cuando Bastián no esté conmigo? Corro peligro en el transcurso a la cafetería cuando regrese a trabajar.

Estuve muy confiado creyendo que no pasaría nada, en este momento temo que algo me vaya a suceder, o peor aún, que le puedan hacer daño a mi lobito, ojalá que nada malo le suceda, no sabría qué hacer sin él.

[Bastián]
Zero estaba temblando, siento la impotencia de no haberlo podido cuidar, solo lo puse más nervioso cuando le hablé molesto, me siento mal, quisiera hacer algo para mi perrito, no tuvo un buen día, pero eso no significa que el resto del día deba ser así.

El Hijo de mi Jefe. [Furry Yaoi] [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora