Separarnos.

133 25 3
                                    

[Zero]
Después de pasar una tarde llena de pasión y saber que Bastián tiene la oportunidad de librarse de Alaia hemos podido descansar con mayor tranquilidad. Ahora estamos despiertos preparándonos para irnos a nuestros trabajos, mientras cepillo mis dientes, mi lobo me abraza por detrás mordiendo suavemente una de mis orejas:
— Mi perrito lindo, hay algo que debo de decirte.

Me inclino un poco para poder enjuagar mi boca para estar listo, al dejar el cepillo me doy la vuelta para corresponder el abrazo:
— ¿Qué es lo que me tienes que decir?
— Es una noticia que te quería dar, igual puedo hacerlo ahora, verás, en el trabajo quieren que viaje, te dije que también hablaba otros idiomas y ya que soy el que mejor lo domina me han seleccionado, pero es algo de manera indefinida.
— ¡Eso es estupendo!
— ¿Lo es?
— Sí, es una excelente oportunidad para ti, podrás conocer más cosas y esto no se da todos los días.

Se pone triste bajando sus orejas:
— Igual no será pronto y... ¿no perderás el interés en mí?

Beso sus labios:
— Nosotros podemos seguir en contacto, no amo a nadie más que a ti, incluso si son meses te estaré esperando. Mientras tanto debemos de disfrutar todo el tiempo que tengamos.
— Es cierto, aunque será difícil ahora que tenga que compartir tiempo con Alaia, aún así, sería interesante hacer cosas traviesas a distancia con mi novio, no estaría mal.

Río por ello mientras nos volvemos a besar, puedo sentir la manera en que agita su cola mientras yo agito la mía. Cuando vamos de camino solo bajo un poco las orejas, estoy feliz por Bastián, pero si se va lejos lo voy a extrañar mucho, no quiero demostrar lo contrario, no deja de ser una maravillosa oportunidad para mi lobito.

[Bastián]
Agradezco la manera de ser de Zero, aunque estar en ese trabajo suponga un tiempo separados, me demuestra la gran personalidad que tiene al apoyarme, me dio emoción cuando me dieron esta noticia en mi trabajo, lo único que me preocupaba era cómo se lo podía tomar, con esto ya no tengo miedo.

Pasando el día puedo sentirme mejor, me felicitaron por aceptar, en cuanto tengan la fecha fija para salir de viaje me lo harán saber, tienen cosas que arreglar hacia donde voy, tendrán una casa que utilizan para los que viajan a esa ciudad, durante las primeras semanas me darán despensa además de mi sueldo, esto es genial.

En el gimnasio me encuentro con mayor ánimo, incluso Nilo lo ha notado:
— Vaya, ahora esas pesas parecen no ser nada para ti, ¿qué te tiene así? Si se puede saber, claro está.
— Tengo el mejor novio de todos, tenia miedo de hacer algo que no le fuera a gustar, pero por el contrario se lo ha tomado bien, estoy tranquilo y motivado.
— Eso le da gusto grandote, por cierto, ¿te gustaría venir conmigo algún día después del gimnasio?
— Bueno, tengo que pensarlo, Zero me estará esperando para comer juntos al menos, hay algunos problemas.
— No te preocupes, lo entiendo, y no te quitaría mucho tiempo, solo quiero conocerte más, no tienes que responder ahora, si te llegas asentir listo avísame.

Creo que ahora que estaré pasando algunas noches con Alaia, igual, si se harta de mi pronto podría salir con Nilo sin problema, no tiene nada estar como amigos, sé que si hago ciertas cosas le podría incomodar Zero.

Como le mencioné a Nilo, salí a comer con Zero, al parecer también tuvo un buen día ahora que mi padre no lo ve como una amenaza, están tratando de trabajar de mejor manera y eso hace que este día sea cada vez mejor. Sería perfecto de no ser porque ahora iré a ver a la zorra.

En este momento estoy llegando frente a los guardias de Alaia, por suerte mi perrito ha podido conseguir celular para mandar mensajes al menos de manera ocasional mientras estoy aquí. Los guardias me detienen:
— ¿Qué asunto tiene que atender con la señorita Alaia?
— Díganle que su prometido ya está aquí.

Algo confundidos se retiran, su portón se abre algunos minutos después con Alaia saliendo sorprendida:
— ¿Bastián? ¿Qué se supone que haces aquí?
— Siempre querías que viviera contigo ya que mi casa no te parecía tan grande como la tuya, con justa razón, y ya que nos vamos a casar creo que podría venir a quedarme contigo.
— Bueno... supongo que está... bien.

Mientras caminamos lado a lado sin la compañía de alguien más se cruza de brazos:
— ¿Qué es lo que estás tramando?
— Supongo que solo darme cuenta de la verdad, no puedo estar con Zero, es solo un niño. No hay nada mejor que estar contigo, tantos años juntos entre nosotros nunca debió perderse, ¿no lo crees?
— ¿Estás loco? Se supone que tenía que destrozarte con esa idea, no que vinieras conmigo, yo no quiero nada contigo ahora que tuviste sexo con ese vulgar.

Evidentemente eso me ha causado enojo, pero trato de convertirlo en algo incómodo para ella:
— Puede que no esté a tu mismo nivel económico, pero fue lo mejor que he sentido, hacerlo con un hombre fue...
— ¡Bastián, que asco!
— Debes acostumbrarte, ya que te quieres casar conmigo tendrás que tolerar la idea que antes de ti hubo otro hombre, después de casarnos tú podrías ser la afectada.
— No se supone que esto sucediera.
— Lo será, si quieres seguir con esto.
— Tengo que repasar ese contrato.

Se retira con más prisa mientras yo entro después de ella, cuando veo que se aleja lo suficiente llamo a Zero hablando en voz baja:
— Perrito, quería llamarte para decirte que al parecer está funcionando.
— ¿En serio? Espero la sigas incomodado hasta que deje de querer que te cases con ella.
— Lo haré, espero estar en casa como siempre, ya te extraño, más conozco a Alaia, sé que tengo que seguir esforzándome.
— Tú puedes mi gran lobo radiante como el sol.
— Te dejo mi linda estrella fugaz, parece que ya viene para acá, te amo.
— Yo a ti.

Cuelgo de manera repentina, al menos alcancé a escuchar que también me ama. Alaia está enojada:
— No hay nada que pueda hacer, te exijo que dejes de hablar hablar de ese perro insignificante.
— Puedes obligarme a que tenga una boda contigo, pero no me puedes obligar a decir o que deje de decir lo que expreso, acostúmbrate querida, que tampoco se te haga raro si de vez en cuando me vez mirar a otros hombres, que me case contigo no significa que me deje de sentir atraído hacia ellos. Es más, algún día podríamos ir a un club especial y ver chicos bailando de manera exótica, ¿no te parece?
— Me enfermas, más te vale dejar de ser así, mis amigos van a venir mañana, cerca de estas horas.

Un guardia caballo pasa a un lado de nosotros, tengo que aparentar más de la cuenta, así que voy y lo tomo del brazo:
— Espera, no te vayas. Mira, Alaia, tal vez uno de tus amigos, este grandote y yo nos podemos divertir juntos, si sabes a lo que me refiero.
— ¡Ni creas que esta noche vas a dormir conmigo! Busquen alguna habitación vacía para él, que no toque mis cosas.

La zorra se retira, yo suelto al guardia:
— Tiene suerte de ser el prometido de la señorita Alaia, tampoco soporto a los hombres como tú, ni siquiera debería llamarlos de esa manera, en fin, sigame.

Tal vez si mañana actúo de la misma manera frente a sus amigos no quiera volver a saber de mí, esto es perfecto. Perrito, prepárate, ya no tendrás que sufrir por esta zorra.

[Zero]
La cama se siente vacía sin mi gran lobo dándome calor, no llevamos mucho haciendo esto, pero es algo a lo que me empezaba a acostumbrar, dormir con su calor y despertar con esa linda sonrisa. Aunque sé que no estará siempre con Alaia creo que me puedo dar una idea de la manera que me voy a sentir cuando él se vaya, no sé si estoy listo para eso.

No puedo dar marcha atrás, necesita de mi apoyo, en la tarde mientras comíamos me demostró lo feliz que estaba al decirles en el trabajo que aceptaba ir a otra ciudad, no puedo arruinar esa emoción en él.

Debo de dejar de pensar solo en mí, también Bastián tiene sus sueños, sus metas, hay mucho en lo que querrá hacer y como su novio debo de ser el impulso para que logre lo que desea, no un obstáculo, seré fuerte por mi lobo.

El Hijo de mi Jefe. [Furry Yaoi] [Terminada].Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt