Seguridad.

132 27 4
                                    

[Fabio]
Aunque las cosas empiezan a transcurrir de manera más agradable con Isaac, siento que no avanzo lo suficiente, me sigue viendo como un buen amigo, al menos eso es lo que puedo sentir entre nuestras conversaciones, pero para ser preciso es un enigma lo llega a pensar, podrá parecer serio y al final podría ser todo lo contrario.

Llego de nuevo a su casa, esta vez vamos a comer algo, pasar el rato, conversar, no es que sea muy viejo, solo que nunca se ha sentido con la energía de hacer algo diferente. Estando frente a su puerta tocó el timbre, me recibe vistiendo de manera menos formal a lo habitual:
— Vaya, hay alguien que decidió cambiar la rutina.
— Creo que puedo estar cómodo contigo, ¿o no te gusta?
— Descuida, luces bien.

Ambos entramos a la casa, nos dirigimos a su cocina:
— ¿Quieres que pida algo en especial?
— Si quieres puedo hacer algo para ti, ¿siempre sueles pedir comida?
— Cuando eres un hombre tan ocupado no tienes tiempo de hacer algo de comer de manera personal, pero no todo lo que pido es comida rápida, hay personas que hacen comida de casa y lo ponen a la venta, algunas veces tienen servicio a domicilio, otras ocasiones tengo que ir de manera personal.
— En esta ocasión haré algo, no soy un chef profesional, pero algo puedo hacer.

Trato de buscar algo que pueda hacer con lo que cuenta, no tiene mucha despensa, supongo que es lógico después de decirme que no suele hacer comida en casa. Solo quiero que la pase bien, me gustaría conversar para saber lo que siente por mí, si es que tengo alguna posibilidad.

[Bastián]
En unas horas más volveré a tener mi oportunidad de hablar con Zero, espero que esta vez no lo vaya a arruinar Vincent, se fue a su casa muy temprano, quiso tomar una ducha aquí más ya no estaba para seguir tratando con él, está bien ser amigos, aún así es obvio que todo tiene su límite.

Me entra una llamada, sin revisar respondo:
— Hola, ¿qué tal?
— Bastián, ¿te gustaría ir a un sauna?
— Escucha, está bien que quieras que pasemos tiempo juntos, pero dame un respiro, necesito tiempo para mi novio y para mí, te agradecería que esta tarde nos dejes espacio.
— Podemos ir y volver antes de que hables con él sin problema.
— No quiero ser grosero, por favor, será mejor vernos mañana.
— De acuerdo, pero mañana es un hecho que iremos.
— ... Está bien, supongo que es justo.
— Genial, nos veremos después.

Un sauna, no suena mal, pero me gustaría compartir ese espacio con Zero, ¿habrá allá alguno? Nunca me di cuenta, puede que lleve a mi perrito algún día, uno privado para que se sienta libre.

[Fabio]
He terminado de hacer de comer, sirvo la comida, Isaac lo prueba lentamente:
— ¿Tan malo es?
— Para nada, solo estoy probando como lo hiciste, quedó muy bien, solo tiene un poco más de sal, nada fuera de lo normal.
— ¿En serio? No lo alcanzo a distinguir.
— Ese es mi problema con la comida, tengo un sentido del gusto bastante afinado, no cualquiera me convence, ir a un nuevo lugar solo supone que me podría decepcionar por detalles sin sentido. Tu comida para es mala, es casi perfecta.
— Sabiendo eso supongo que es un halago. Bueno, ¿hay algo de lo que te gustaría hablar?
— Creo que como modales en la mesa deberíamos comer primero antes de conversar.
— Oh, entiendo.

Debió ser duro para Bastián crecer de esta manera con su padre, tan serio, severo, disciplinado. No es que tenga problema con eso, solo que pata un niño no sería lo más llamativo.

Después de comer se levanta para lavar los platos sucios:
— Yo lo puedo hacer si gustas.
— Para nada, ya hiciste la comida, lo justo es que yo lave los platos.
— No te gusta romper ni un poco las reglas, ¿cierto?
— Para algo se hicieron, mantener un orden, una guía para la tranquilidad y la armonía.
— Supongo... te espero entonces.

Espero a que termine de lavar para tenerlo de frente:
— Fabio, supongo que tienes algo por preguntar, ¿qué es?

Espero que no lo tome a mal, solo quiero tener la certeza de mi futuro a su lado, han pasado tantos años que creo que ya no hay nada que deba esperar:
— Isaac, ambos solos ya algo mayores, no precisamente somos viejos, solo que tenemos nuestros años y ya no podemos andamos por las ramas como el momento de ser adolescentes.

Pone una postura más seria:
— ¿A qué te refieres precisamente?

Sigo sin saber si eso de alguna manera es bueno o malo:
— Lo que quiero decir es... ¿qué es lo que sientes por mí?
— Somos buenos amigos, me agrada que hayamos mejorado en este poco tiempo que llevamos juntos de nuevo.
— No me refiero a ese sentimiento, más bien es... ¿te gusto? O más bien, ¿crees que pueda llegar a gustarte? Desde el momento en el que te miré supe que estaría enamorado de ti sin dudar, tampoco te pido que seas mi novio ahora, solo quiero estar seguro de lo que sucederá, no solo a ti te afecta la incertidumbre, tampoco puedo vivir mucho con eso.

Se pone de pie para estar a mi lado, extiende su mano hacia mí:
— Ven, quiero responderte, pero no aquí ni de esta manera.

Me lleva con él a una sala, pone música clásica en una radio, ¿quién usa una radio en estos tiempos? Me toma de la cintura y de la mano mientras que yo lo tomo del hombro y de la mano:
— ¿Por qué haces esto?
— Te lo explicaré.

Al son del compás nos movemos, entre los suaves movimientos me mira a los ojos:
— Me he estado preguntando de manera severa mis sentimientos por ti, no quiero que solo sea un impulso, algo que sea del momento o la impresión de verte de nuevo. Eres alguien muy agradable, te convertiste en un buen hombre, sin duda me gustaría pasar las tardes contigo, comer como hoy, tal vez que me cuentes tu día o yo el mío.
— ¿Eso quiere decir que te gusto?

Hace que esté más cerca de él, creí que quería besarme, solo sigue respondiendo:
— No precisamente.
— ¿Qué quieres decir?
— Entendí que... disfruto de tu amistad, llegué a confundir lo que sentía por ti, siempre ha sido amistad. No niego que soy bisexual, pero tu amistad es algo que no quiero perder, no te veo como mi pareja, hasta ahora me parece lo mejor solo ser amigos.

Me separo de él, estoy confundido, ¿por qué hizo todo esto?:
— ¿Me trajiste a bailar solo para decirme que no te gusto?
— Quería que mi respuesta no se sintiera tensa, lo último que quiero es provocar que estés triste después de lo bueno que has sido conmigo. Perdona, no puedo corresponder lo que sientes, prefiero seguir así, si es que no te molesta.

No es algo que esperaba que fuera a suceder:
— Yo... creí que sería diferente, imaginaba que esta vez lo podíamos lograr.
— Lamento si es que desperté alguna ilusión, solo disfrutaba de tener de vuelta a una persona especial en mi vida. Me sentiría fatal si es que te he lastimado de nuevo... entiendo que en esta ocasión no quieras verme de nuevo en la vida.

Al menos entiendo que no me ama como yo lo amo:
— Descuida, no vine aquí para forzarte a que sientas lo mismo, estás es todo el derecho de no querer corresponder lo que siento. Ciertamente estoy triste, mi expectativa era otra, pero si no se pudo no tengo ningún problema, solo... necesito un tiempo a solas, voy a mi casa.
— ¿Quieres que te lleve?
— Muy amable, pero yo iré por mi cuenta.

Antes de irme me vuelve a abrazar:
— Quiero que sepas que en algún momento encontrarás a alguien que corresponda lo que sientes, lamento no ser yo.
— Sé que en algún momento también tendrás a alguien que te ame como ella lo hacía. Después de todo nuestro destino no era estar juntos, ¿cierto?
— Eso parece.
— Pero seguiré siendo tu amigo, me agradas, aunque no pueda ser nada más.
— Gracias, lo aprecio de verdad.

Beso su mejilla para despedirme, luego vuelvo a mi casa decaído, aunque las lágrimas mojen mis mejillas al menos ya no tengo que pensar acerca de lo que Isaac siente por mí pues ahora estoy seguro que no busca lo que yo, solo soy ese amigo que lo consolaba como en el pasado, y esta vez no jugó con mis sentimientos, dejó en claro que le agrada la manera en que soy con él.

Las cosas no siempre son como las deseamos... me enamoré de un imposible, toda la vida fue así, quise aferrarme a la esperanza de que fuera diferente más no sucederá.

Pude consolar a Isaac, pero... ¿quién me va a consolar ahora que siento un vacío en el pecho? El amor es maravilloso, te hace sentir en el cielo, todo es maravilloso, pero también duele, lástima, totalmente inesperado, lo peor es que ya no puedo hacer nada para cambiarlo.

El Hijo de mi Jefe. [Furry Yaoi] [Terminada].Where stories live. Discover now