Incómodo.

229 33 11
                                    

[Zero]
El día de ayer ya se fue más tranquilo a su casa, eso me da gusto, mientras tanto yo voy de nuevo por el café de mi jefe, de nuevo a encontrarme con Mark, esta vez me recibe con mi nuevo apodo:
— Buenos días, pastelito, ¿cómo estás el día de hoy?
— Me pregunto cuál es la razón por la que elegiste decirme así, ¿podrías decirme?
— ¿Quieres saber?
— Por algo estoy preguntando, ¿no crees?
— De acuerdo, eso es porque me gustas. No puedo evitar mirarte sin que me parezcas encantador, tienes algo especial que me gustaría conocer a profundidad, y viendo que también eres perseverante puede ser interesante.

Eso me hace sonrojar, creí que solo sería una broma de su parte, solo que en este momento no tengo mente para eso, así que trato de desviar su seriedad:
— Es hora en que caiga con tus juegos de nuevo, ¿verdad? Solo dame el café para terminar con esto.

Sale de su lugar para ponerse frente a mí:
— Sé que he sido poco serio contigo, pero es mi forma de ser, aún así me gustaría tener una oportunidad para estar a tu lado, ¿qué dices? ¿Te gustaría ser mi novio?

Creo que no me dejará ir hasta tener una respuesta, esto se volverá muy incómodo ya que mi jefe solo le gusta el café que hacen aquí, no puede estar pasando:
— Escucha, es lindo de tu parte esta propuesta, pero en verdad no creo que estemos hechos uno para el otro. Soy muy joven para ti por...
— No quiero que me mientas con eso, desde este mostrador suelo ver por esa gran ventana la manera en que te ves feliz de ver a ese lobo gris que te espera en el gimnasio, ¿estás enamorado de él?

¿Por qué me hace esto ahora? Solo quiero hacer mi trabajo, no quiero lidiar con esta situación ahora:
— No hablemos de esto ahora, solo dame el pedido, el señor Arvizo estará molesto si me tardo más tiempo del que suelo estar aquí.
— Tú ganas, pero un día tendrás que salir conmigo, ¿no es justo?
— Si eso te hace darte prisa no tengo problema con ello.
— Tendremos una cita entonces, la pasarás bien.

Simplemente esto no puede estar pasando, Mark, el chico menos romántico que conozco quiere tener una cita conmigo. Esto no va a resultar nada bien, podría ser un amigo tolerable, pero jamás podría verlo como un novio.

Me da el pedido de siempre, cuando se lo llevo a mi jefe me ha llamado la atención por el tiempo que he tardado, no pude mentirle, soy malo para ello, pero solo mencioné un inconveniente con el dragón, tampoco es que le quiera decir que me pidió ser su novio, ya lo escucho decir que mi vida amorosa no tiene nada que ver la laboral y que estoy despedido por eso.

Al salir del trabajo me encuentro en la entrada del gimnasio con Bastián:
— ¿Estás listo para entrenar?
— En realidad... estaba pensando si puedes ir conmigo a hablar con mi prometida.

Este día se pone cada vez más difícil, pero puedo hacerle ese favor:
— Muy bien, podemos ir.
— ¿De verdad? No tienes idea de cuánto te agradezco esto, ven conmigo.

Me toma de la mano, por un momento pienso en el futuro que podemos tener juntos, puede que ahora solo me vea como un amigo, pero cada vez me hace sentir que hay más posibilidad de ser quien ocupe el lugar de su novia, solo que esto también se pondrá incómodo.

Una vez que llegamos veo que es una casa grande, bastante lujosa podría decir, aunque por lo que me dijo Bastián supongo que no podría esperar menos de este tipo de personas, ¿cómo será la casa de él?

Solo estando a su lado no me piden nada los guardias de seguridad, pero sus miradas se clavan en mí seguro esperando a que haga algo malo, que ha este punto no sé si esto que estoy haciendo pueda catalogarse como tal.

Voy tímido detrás del lobo, él toma mi mano sonriendo:
— No te preocupes, no tienes que decir nada, solo necesito de tu apoyo en este momento, tenerte cerca me ayuda a confiar en mí mismo.

Eso me hace sentir un poco más tranquilo, creo que mis ojos se iluminan solo de escuchar lo que significo para él. Solo es cuestión de poco tiempo para llegar a la puerta de esa gran casa, al tocar un timbre de sonido elegante abre un mayordomo jabalí:
— Le llamaremos a la señorita Alaia avisando de su llegada joven Bastián, pasen, por favor.

Entramos, hay muchas cosas brillantes que también pueden ser costosas adornando la entrada de aquel lugar, hasta un gran candelabro en el techo, es dorado y tiene algunos adornos a su alrededor con un parecido a los diamantes, casi podría decir que realmente lo son.

Sin esperar mucho tiempo baja una mujer zorra, supongo que ella es Alaia. Me mira con curiosidad:
— ¿Quién es este pequeño al que traes contigo? ¿Acaso es un trabajador nuevo? Creo que hace falta limpiar un par de cosas en la sala de estar, en un momento te llevan ahí para que empieces.

Debo admitir que es hermosa, vestida de de manera elegante, me siento tan bajo comparado con ella, sus comentarios solo confirman la posición que podría aspirar entre ellos.

El lobo da un paso adelante:
— No es ningún trabajador, es mi amigo.

Se burla un poco:
— Que gustos tan diferentes tienes, pero puedo respetar eso, ven aquí mi lobo fe azúcar.

Cuando se acerca para darle un beso, él retrocede un paso:
— Espera, hay algo que quiero decirte, para eso he venido.

Se queda desconcertada:
— ¿Qué tienes que decir? ¿Por qué eres más frío de lo normal?

Bastián suelta un gran suspiro:
— He estado pensando mucho de nuestra relación y... en verdad no veo futuro entre nosotros. Nuestro noviazgo solo fue un capricho de nuestros padres, sabes bien que fue así, creo que no hay amor profundo entre nosotros. ¿Sabes? No solo por eso es que quiero cancelar nuestra boda, además... me gustan... los hombres.

Ella se altera:
— ¡¿Qué? ¿Qué tonterías dices? Te puedo perdonar lo frío que eres a veces, tu falta de atención, pero dejarme por un hombre es otra cosa, no voy a permitir que me hagas esto. Todo debe ser por culpa de ese niño, ¿qué tienes en la cabeza? ¿Cómo puedes estar con alguien de su edad?

Bastián no pierde la calma en sus palabras:
— Número uno, no nos podemos casar a la fuerza, no me importa si nuestros padres se enojan conmigo, tampoco importa si pierdo todo, tendré muchas oportunidades. Número dos, no estoy enamorado de él, solo hemos sido amigos, pero me ha dado la confianza de creer en mí, de aceptarme como soy para por fin ser libre.

La zorra se nota tan alterada que le es difícil contenerse:
— Suficiente, ¡guardias, saquen a estos dos de mi vista! Te juro que te vas a arrepentir Bastián, nadie juega con mis sentimientos.

Uno guardias vienen por nosotros, casi veo la satisfacción de sacarme de aquella casa. Ambos somos echados como quien bota la basura a la calle. Por alguna razón veo al lobo emocionado:
— ¿Puedes creer eso? Al fin soy libre de esta vida que no me gustaba para nada, tengo el valor gracias a ti, no tengo cómo agradecerte eso, eres simplemente el mejor.

Me abraza, pero no siento las ganas de corresponder a ese abrazo, mis ojos se inundan por mis lágrimas:
— Ba-Bastián, ¿de quién estás enamorado?

Se mira un tanto apenado cuando se separa de mí:
— Ya que me siento libre puedo decirte que el toro del mostrador, me parece alguien admirable, siempre de ánimos con todos los que recibe, es alguien trabajador, desconozco si tiene pareja, pero no perderé nada ni temo en intentar. Espera, ¿por qué estás tan triste?

Limpio mis lágrimas dándole la espalda:
— No es nada, creo que no estoy de ánimos para seguir por aquí, me regreso a mi departamento.

Me toca el hombro por detrás:
— No es eso, ¿cierto? ¿Te afecta que te haya hablado de esa manera Alaia?

Me giro con decepción mirando a los ojos al lobo:
— Me siento así porque creí que tendría una oportunidad contigo, no solo quería ser tu amigo, quería ser algo más porque me gustas.

Mis ojos se abren en gran manera, ¿le dije que me gustaba? Esto no está pasando, de nuevo me doy la vuelta para correr tan rápido y tan lejos como pueda de Bastián, fui muy tonto al creer que algo podría pasar entre nosotros, me siento como un total idiota.

El Hijo de mi Jefe. [Furry Yaoi] [Terminada].Where stories live. Discover now