Desamparado.

213 35 11
                                    

[Zero]
Estoy bastante cansado, parece que el padre de Bastián estaba inspirado para hacerme la vida imposible, debe tener mucho por delante, pero jamás voy a mostrar que me voy a rendir frente a él. Al llegar a mi departamento veo que están sacando algunos muebles del edificio donde vivo... un momento... yo conozco esos muebles, ¡Son míos!

Me acerco apresurado sin poder creer lo que sucede, ahí frente a la entrada se encuentra la dueña del edificio que es una gorila:
— Disculpe, ¿qué hacen con mis cosas? ¿Por qué están sacando todo de mí departamento?

Ella sigue metida en una lista que está haciendo sin verme:
— Sueles atrasarte con tu pago, necesitaba el espacio para alguien más.
— No suele pasar seguido, además, a día de hoy no tengo adeudo con usted.
— Pero ya subirá la renta, será difícil para ti, y la habitación será ocupada dentro de poco, pagaron por adelantado.

¿Por qué me hace esto? No tiene ningún sentido que solo me saque, aunque se acerca el pago de la renta pudo esperarse... cierto... me hubiera atrasado de todos modos porque le di lo que tenía a Bastián para pagarle:
— Comprendo, pero pudo avisarme para buscar dónde quedarme o poner mis cosas.
— No puedo esperar a un niño que me puede resultar así de irresponsable, así que vete. ¡Ah! Ya llegó.

Hay un chico gorila que parece solo unos años mayor que yo:
— Ya he llegado tía, ¿qué son todas estas cosas aquí afuera?

Ella lo abraza y le besa la mejilla:
— Me da gusto que hayas llegado, la habitación que tengo para ti mientras estudias de intercambio está lista. No es muy espaciosa, pero si llegas a necesitar algo me lo puedes decir.

¿Por esto me sacó? Quiero seguirlos para poder reclamar, pero ambos entran al edificio azotando la puerta en mi cara, me tiro de rodillas llorando, ya no puedo con esto, ¿por qué las cosas se tienen que poner tan mal siempre? Desde que perdí a mis padres solo he tenido que pasar por tantas tormentas que ya no me acuerdo lo que se siente la paz, la armonía, estar en unos brazos sin sentir miedo a que algo vaya a pasar.

Uno de los montacargas que es un tejón se acerca a mí tomando mi hombro:
— Lamento haber tenido que hacer esto, podemos llevarnos esto a una bodega, puedo convencer a mi jefe que te deje guardar tus cosas en la bodega mientras encuentras un lugar.

Tallo mis ojos respirando profundo para no sollozar:
— Le agradecería mucho, espero que pueda ayudarme con eso, no tengo ningún lugar a dónde ir.
— Voy a hacer todo lo posible, me da lastima ver a un chico de tu edad desamparado, tengo un hijo igual de joven, me dolería dejarlo así, ¿no tienes a tus padres que te ayuden o hay problemas entre ustedes?

Me gustaría que solo fuera eso, así podría pedir perdón y volverían:
— No puedo ir con ellos, ambos están muertos.

Da unas palmadas en la espalda:
— No debí de preguntar, ¿quieres venir a casa conmigo estos días?
— Eso sería demasiado, no quiero abusar de su amabilidad, tengo que buscar algún lugar que pueda pagar por ahora.

Busco en una caja que tengo en un ropero para guardar mi dinero, no es mucho, pero podrá ayudarme a salir de este apuro. Solo espero al tejón quien después de una conversación con quien supongo es su jefe regresa para hablarme:
— Listo, voy a poder cuidar de tus cosas máximo una semana, si llegas a necesitar algo puedes llamar a este número, el que está escrito detrás.

Me da una tarjeta con el número de la empresa, atrás está escrito su número:
— También está la dirección por si llegas a encontrar lugar para que puedas reclamar tus cosas por si no estoy.
— De verdad... muchas gracias, no tengo palabras ante su amabilidad... no voy a perder el tiempo, iré de inmediato a buscar un departamento.

Antes de irme ayudo a subir las cosas, no puedo dejarles todo el trabajo, cuando estoy terminando de subir las cosas junto a los señores que trabajan en esto se cruza por mi camino el padre de Bastián:
— Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí? ¿Te vas a mudar?

El camión se retira:
— Si viene a reírse no estoy de humor, en el edificio puede ser mi jefe, pero aquí afuera usted es solo una persona más. No creí que tuviera tan poco corazón como para burlarse de mi desgracia, me han corrido sin previo aviso de mi departamento, ahora me retiro, tengo que encontrar otro antes que el sol se ponga.
— Que tengas suerte en eso, Zero.

Por algún motivo eso no fue para nada reconfortante, me sentí más a la defensiva, pero igual le doy las gracias para después darme la vuelta a buscar.

Tengo que encontrar algo rápido, ni siquiera pude cambiar mi ropa, mi pelaje está desarreglado, me siento en lo más bajo ahora mismo... creí que había tocado fondo cuando me sacaron de mi propia casa, pero esto es diferente.

Tras buscar en varios lados no soy capaz de pagar algo en ese momento, la tarde avanza y mi estomago ruge del dolor por hambre, me quedo un momento en una banca para llorar, ya no puedo con esto, estoy en mi límite, ir más allá me resulta imposible.

Una voz familiar se escucha frente a mí:
— ¿Por qué hay un lindo pastelito tan triste en un lugar así?
— ¡Mark!

Trato de secar mis lágrimas y no parecer tan desalineado:
— Una disculpa, yo solo estaba... estaba...
— No tienes que fingir.

Se sienta a mi lado:
— Mejor cuéntame, ¿por qué estás aquí?

No estoy tan cómodo con él sabiendo que es una persona importante, y ahora verme envuelto en esta miseria solo me hace verme todavía menos a su lado:
— No pierdas el tiempo con alguien como yo, tú mereces alguien que tenga éxito, que no se vea como un desastre, mírame, debo dar asco, no estoy a tu nivel.

Hace que lo vea a los ojos:
— ¿De dónde sacas eso? Creo que en ningún momento te he hecho sentir así, ¿es por eso que te portas diferente conmigo?
— Sí, como me dijiste que eras socio en esa cafetería, que solo vas de vez en cuando porque no tienes la necesidad, y que tu familia tiene negocio creí... que no tenía nada qué hacer contigo.

Siento sus labios besando mi cabeza:
— Nunca te di pie para que pensaras en eso, te dije mis sentimientos por ti, eres mi pastelito, ¿no significa nada para ti? Deja de pensar en lo que no es posible y que todo está fuera de tu alcance, eres más de lo que piensas, no eres un desastre, eres el perrito más lindo que he conocido, por favor, no pienses mal de ti, mejor dime la manera en la que te puedo ayudar, se nota que necesitas ayuda pues tienes la misma ropa que ahora en la mañana.

Levanto mis piernas para abrazarlas en donde estoy sentado poniendo mi mentón sobre mis rodillas:
— Mark... esto es difícil de decir, me corrieron de mi departamento, estuve buscando lugar, pero no tuve éxito, esto es terrible, me siento fatal.

Me rodea con sus brazos:
— Debe ser difícil, si no te parece una mala idea, ¿quieres quedarte conmigo? Al menos en lo que encuentras un nuevo departamento, no tengo ningún problema en que te quedes a dormir conmigo, no te preocupes, no voy a hacer nada extraño mientras estés ahí.

Lo miro con los ojos cristalizados:
— ¿De verdad harías eso por mí?
— Sí, seguro, no jugaría con algo como eso.

Cuando abrazo a Mark, veo que se acerca Bastián, ¿qué hace él aquí? Se dirige hacia nosotros:
— Aquí estás, te estuve buscando.

Eso me confunde:
— ¿Me estabas buscando o a Mark?
— A ti.

Bueno, esto no lo esperaba para nada:
— ¿Por qué me estabas buscando a mí?
— Bueno, mi padre me habló sobre tu situación, no dijo precisamente que viniera a ayudarte, pero pude sentir que me lo pidió de manera indirecta, es demasiado orgulloso, pero en el fondo... creo que todavía tiene un poco de corazón.

Vaya, ¿en serio el señor Arvizo es capaz de eso?:
— Eso... no lo esperaba.
— Bueno, una vez aclarado eso, ¿te gustaría venir a quedarte conmigo al menos por unos días? No quiero presionarte, o tal vez ya tengas planes con el dragón.

Mark se separa sonriendo:
— Tú decides, ¿quieres irte con el lobo o conmigo?

El Hijo de mi Jefe. [Furry Yaoi] [Terminada].Where stories live. Discover now