Miedo.

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[Zero]
Estoy esperando a Bastián, quiere que salgamos juntos para tratar de olvidar lo que acaba de suceder en el asunto de Alaia, solo fue a su habitación para buscar algunas cosas que le hacen falta, yo no quiero salir en lo absoluto, solo quiero quedarme en casa, como me había pedido antes.

Llega detrás de mí haciendo que de susto salte hacia enfrente:
— ¡Bastián! No hagas eso.
— Lo lamento, debí imaginar que estabas alterado aún, ¿estás listo?
— ¿Es necesario hacer esto?
— Sé que hice mal en darte miedo hablando de esa manera y con un comportamiento poco agradable, pero no debemos de enfocarnos por ahora ahora eso, relájate, estaré para cuidarte.
— Supongo que eso está bien.

Tomo su mano desde antes de salir, cuando cierra la puerta una vez que estamos afuera se detiene para acariciar mi mejilla:
— Perrito, todo estará bien, no voy a permitir que nada te pase, no tienes que tener miedo.
— No puedo evitarlo, nunca antes me habían atacado de esa manera, tal vez me sienta mejor en el transcurso.

Seguimos en nuestro camino, en realidad, solo voy siguiendo a Bastián mientras que solo miro a todos lados con nerviosismo, de verdad siento que en cualquier momento podría salir alguna persona que trabaje para esa zorra, me detengo por un momento ya que empiezo a tener una hiperventilación, mi lobo alarmado me lleva a sentar:
— Tranquilo, tranquilo, respira profundo, luego exhala, vamos, hazlo poco a poco.

Mientras hace el ejemplo trato de seguirlo, toma mis manos, me repite que todo va a estar bien y que me relaje, hago mi mayor esfuerzo hasta poder respirar con mayor tranquilidad.

[Bastián]
Puede que parezca estar bien apoyando a Zero, pero por dentro me estoy muriendo de rabia por ver lo que Alaia le ha provocado a mi perrito, a la vez quisiera llorar de impotencia, pero solo voy a tratar de ser fuerte para él:
— Zero, puede que esto te parezca difícil, pero no hay nada que tener, estoy contigo, nada malo ha pasado, ¿cierto? Voy a quedarme a tu lado en este lugar hasta que te parezca mejor seguir avanzando.

Se recarga en mi pecho cuando me siento a su lado, beso su cabeza dando caricias en su espalda, lentamente deja de temblar y relaja su cuerpo:
— Bastián.
— Dime, perrito.
— ¿Te arrepientes de haberme conocido por todo esto que está sucediendo?
— De ninguna manera, eres lo mejor que me ha pasado, aún si supiera que todo esto sucedería, aunque me dijeran que sería cien veces peor te elegiría a ti.
— ¿Por qué?
— Porque te amo, no hay más palabras que puedan explicar la razón, es lo que siento por ti, lo que me haces sentir cuando estás cerca que me hacen desear estar contigo sin importar lo que esté por venir.

Se acomoda para tener su cabeza en mi regazo viéndome a los ojos, ahora yo tengo que preguntar:
— ¿Tú te arrepientes de haberme conocido?
— No, puede que nada de esto se vea bien, pero eres a quien más amo, me encanta el tiempo que paso a tu lado. Solo desearía no traerte tantos problemas.
— No digas eso, mejor deja de pensar en lo malo y disfruta de nuestro tiempo antes que tengas que volver a trabajar con papá.
— Tienes razón, ¿quieres ir a algún lugar en especial?
— Ya se me ocurrió algo, ven.

Nos levantamos, tomo su mano para guiarlo conmigo, espero que le pueda gustar, no sé si es un buen lugar para que se relaje, ojalá lo haga.

En el transcurso lo puedo sentir las calmado, no me suelta para nada, pero al menos ya no se siente tanta tensión en él.

Una vez que llegamos empiezan a surgir las dudas:
— ¿Qué es este lugar?
— Ya verás cuando estés adentro, ¿en serio no conoces este lugar?
— No, no recuerdo haber estado alguna vez por estos lados de la ciudad. Cuando dependes de ti mismo y eres poco sociable no conoces muchas partes a las que puedas ir, ¿qué es lo que hacen aquí?
— No hay que perder más tiempo, vamos a que lo sepas ahora mismo.

Vamos juntos a la entrada, alguien está esperándonos dándonos una serie de instrucciones para estar aquí, es un tipo de museo interactivo, hay diferentes áreas cada una con su propia temática, espero que no sea algo aburrido para él.

Después de pagar la entrada y estar en un punto medio que nos dirige a cualquiera de las áreas que queramos pregunto a Zero:
— Dime, de todo lo hay aquí, ¿te gustaría ver algo el especial?
— Sí, quiero ir a la sala de astronomía.

Me parece interesante su elección, tal vez después me pueda decir el porqué:
— Está bien, vayamos, según la guía que nos dieron se encuentra a muestra izquierda, justo aquí por la línea de pintada de color índigo.

Cada sección tiene su propio, el color también es diferente, supongo que de esta manera para cuando vienen los pequeños cachorros es fácil encontrarlos, recuerdo que también es muy visitado por los que estudias así que las instrucciones a grupos no es complicado de decir.

Llegamos a la sala, hay pequeñas actividades las cuales no cuentan con un guía, pero hay otras donde hay personas esperando para hablar acerca de el tema que les corresponde:
— Bien, ¿por dónde quieres empezar, perrito? ¿Zero? ¿Dónde estás?

Veo hacia los lados hasta mirar a mi perrito dirigirte a una habitación, no tomo mucha atención a lo que dice, solo dispongo a seguirlo. Cuando lo alcanzo tomo su mano de nuevo:
— Me preocupaste, pensé que ya no querías estar aquí o que te había dado una crisis como hace un momento.
— No, estoy bien, mira esto.

Se sienta en el suelo el cual es de cristal con una decoración de rocas, no lo entiendo, esta habitación está un poco oscura, solo trato de sentarme en el suelo al igual que él. La voz de una chica se escucha a nuestra derecha:
— Veo que tenemos espectadores, ño puedo encender.

Se ilumina de manera especial una luna plateada muy hermosa, el techo simula tener estrellas, miro a Zero por un momento y se encuentra muy enfocado mirando la luna que es una bola... no podría decir el material que ya no lo puedo tocar, pero es más alta que yo. Su colita se agita con emoción, no sabía que le gustaba la astronomía o la luna, esto me da un par de ideas a futuro.

Pongo mi brazo alrededor de sus hombros, la voz se vuelve a escuchar, tal vez la encargada se encuentra en una cabina o algo así:
— ¿Desean que les de una explicación o solo quieren disfrutar de la vista?

Espero que mi perrito responda:
— Solo queremos verla, gracias.
— Que lo disfruten.

No pierde vista de la simulación, decido preguntar:
— ¿Por qué te llamó la atención este lugar? ¿Te gusta la manera en que se ilumina? Es casi hipnótica.

Se recarga en mí mirando todavía esa gran esfera:
— Cuando era un pequeño... decía que sería un astronauta, mis padres jugaban de vez en cuando conmigo a que así sería. Claro, cuando somos niños tenemos sueños que cambian con el tiempo, pero en su momento parecía lo mejor, salía de noche seguido a nuestro patio o miraba por la ventana para ver a la luna. Una vez estaban sentados conmigo, los tres mirábamos al cielo, mi madre me dijo, que no importa a dónde vaya ni que tan grande sea que, aunque no estuvieran a mi lado, nunca me dejarían, como la luna, puede que haya veces que no la podamos ver, de día es complicado buscarla a simple vista o en lo absoluto hay rastro de ella, pero cuando llega la noche nos damos cuenta que ahí está, y estarán mis padres cuidándome donde quiera que estén, siendo esto la simulación que hay en nuestro cielo... siento... que puedo estar con ellos solo un poco más.

Me muevo un poco detrás de él abriendo mis piernas para sentarlo en medio haciendo que su espalda se recargue en mi pecho mientras lo abrazo:
— Si pudieran escucharme, les prometería en este momento que voy a cuidar de ti y darles las gracias por haberte traído a este mundo. No podría dejarte solo, espero que no sea una ofensa, quisiera ser parte de esa luna.
— No, no eres ese luna ni serás parte de ella, ese lugar es de mis padres.

Me desanima un poco sus palabras, igual no puedo profanar su recuerdo, pero después cambia al escuchar lo que dice:
— Tú tienes un lugar diferente, eres como el sol. También estás ahí, cuidándome, me das calor, no hay otra manera de sentir esa sensación agradable si no estás a junto a mí, y la memoria de mis padres compartirla contigo cuando se presenta la oportunidad, es como un bello atardecer, quiero que seas mi sol.

Beso su cuello por detrás para después con una sonrisa poner mi mentón sobre su cabeza mirando ambos la proyecciónde esa luna:
— Así será, mi linda estrellita.

El Hijo de mi Jefe. [Furry Yaoi] [Terminada].Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt