Inesperado.

138 24 3
                                    

[Zero]
He vuelto de nuevo a trabajar, fue bueno mientras duró, al menos pudo estar cerca de Bastián, por el miedo he empezado a dormir a su lado, me gusta que me abrace desde atrás por las noches, me siento protegido. Por ahora me tengo que enfocar en lo que necesito, el trabajo, así que de nuevo estoy en la cafetería por el señor Arvizo, me da gusto volver a ver al dragón rojo:
— Buenos días, Mark, ¿cómo has estado?
— He estado bien, tuve tiempo de meditar y volví a estar aquí, me da gusto verte, pastelito.

Voy a darle un abrazo estando ambos detrás del mostrador:
— En general no dejo que nadie cruce hacia este lado de la caja, pero solo por ser tú te perdono.
— Gracias, ¿cómo ha ido todo?
— Después de reflexionar sobre mi vida, creo que me voy a dar un descanso, sigo siendo parte de este negocio, así que puedo permitirme hacerlo. Solo no me verás por un tiempo, voy tomar un viaje de auto descubrimiento.
— Eso suena maravilloso, aunque esto no será lo mismo sin ti.
— No te preocupes, volveré cuando menos lo pienses, al menos podré despedirme el día de hoy, saliendo de mi hora del trabajo me retiro, y por si acaso di instrucciones especiales para que te traten bien.
— Eres muy considerado, de verdad espero que todo salga bien.

Ya tenía el pedido preparado, se separa de mí para dármelo:
— No querrás tardar, ¿cierto? Creo que hay un gran lobo feroz que quiere derribar al pequeño pastelito, no te metas en problemas.
— Estaré bien, espero. Bueno, te deseo lo mejor en tu viaje, no olvides llamarme cuando vuelvas para verte de nuevo.
— Lo haré, pastelito. Me gustaría que me recogieran en el aeropuerto cuando regrese, ¿está bien?
— Sí, encantado puedo estar para ti, claro que tengo que hablar con Bastián ya que yo no tengo auto, pero sé que puede acceder.
— Gracias, ahora cuídate mucho, espero tengas un gran día.
— Igualmente, ¿sabes? Eres especial para mí, te deseo lo mejor.
— Todo irá bien, solo necesito cambiar la rutina, nos vemos luego, ah, no olvides esto. Buen día.

Me da una pequeña caja decorada, le agradezco y me voy, la curiosidad me gana en el camino, es un pequeño pastelito, debí imaginarlo, pero en una de las paredes de la caja lleva una carta:
"Querido Zero, cambiaste mi vida desde que te conocí, pero no quiero que nada cambie ahora, estaría feliz de ser tu amigo, aunque me vaya un tiempo nunca estaremos lejos, no recuerdo haberte dado mi número, por si acaso, lo dejo en esta nota si es que alguna vez me quieres llamar. Te deseo lo mejor junto a Bastián, te quiere, Mark".

Es muy lindo su detalle, de manera lamentable me han robado el celular, tal vez con lo que logre ganar esta semana pueda obtener uno nuevo, al menos para poder pagar una parte aunque lo saque a crédito, después tendré que inventar una historia de mi antiguo celular a Bastián.

Cuando llego a la oficina del señor Arvizo siento algo muy diferente en el ambiente, igual dejo el café en su escritorio como de costumbre, él me mira de manera seria:
— Zero, dame un momento, ¿podrías cerrar la puerta?

Esto me da miedo, estar a solas con el padre de mi novio, igual lo hago porque no es que tenga muchas opciones. Regreso para estar en un asiento frente a él, se pone de pie merodeando de un lado a otro:
— ¿Qué piensas de la relación entre dos hombres o dos mujeres?
— Bueno, debe imaginar que no es algo a lo que me oponga, todos tenemos derecho a sentir atracción o afecto ya sea a nuestro sexo opuesto o el mismo, con todo respeto y sin...
— Con eso es suficiente, de verdad dejé de prestarte atención, no me puedo concentrar.

De acuerdo, no entiendo la razón de preguntarme algo a lo que no estaría dispuesto escuchar, aunque algo se vuelve cada vez más evidente, en el aire... un aroma, ¿almizclado? Oh, no:
— Señor, ¿requiere que le traiga alguna pastilla para esas "situaciones"?
— Yo tengo en mi cajón, si hubiera querido tomar alguna ta lo hubiera hecho, solo trato de comprender más sobre mí, no suele pasar, pero la visita de mi hijo me ha hecho pensar.
— ¿Exactamente en qué?

Cada vez se acerca más a mí:
— Esto es algo que le parece bien a todo el mundo al parecer, nací en una generación diferente, con otra perspectiva de la vida, pero tal vez, solo tal vez, deba dejar de ser tan estricto como de costumbre y... adentrarme a un pasado que creí nunca tendría que salir a la luz.
— Señor, el ambiente se siente muy tenso, ¿no prefiere abrir alguna ventana? Puede ayudar tomar un poco de agua o esas pastillas.

Me pongo de pie, con una agilidad que no habría imaginado de él me toma por sorpresa poniéndome sobre el escritorio, tiene mis muñecas agarradas con firmeza, sus jadeos incrementan sin control:
— ¿Sabes? He reprimido estos instintos por mucho tiempo, a ustedes no les importa para nada estar con uno o varios incluso si ya tienen pareja, Bastián no tiene que saberlo.

Me confunden sus comentarios, pero un beso forzado me hace abrir lo ojos en gran manera tratando de quitármelo de encima, siendo inútil por su confección robusta, cuando me libera del beso pasa sus labios a mi cuello:
— ¡Se lo suplico señor Arvizo, vuelva a la compostura, yo no quiero hacer esto!
— ¡Mentiras! No eres nadie decente, solo te interesa tener relaciones con alguien mayor.

Cuando encuentro la oportunidad doy una patada en su entrepierna, eso lo hace liberarme, de inmediato me dirijo a la puerta siendo detenido solo por su grito:
— ¡Bastardo! ¿Cómo te atreves a hacer esto? Yo podía darte lo que tanto quieres, sabes que lo deseas.
— Usted está muy equivocado, que me sienta atraído hacia otro hombre no significa que pueda sentir lo mismo con todos, yo amo a su hijo y solamente a él me voy a entregar, ¡renuncio!

Pronto salgo de ahí, tomo mis cosas y mi pastelito del lugar asignado, corro tan pronto como puedo, estoy llorando con desesperación, ¿por qué a mí? A penas estaba logrando tener tranquilidad después de lo sucedido con Alaia, y ahora mi jefe, el padre de mi novio, ¿intenta violarme?

Vuelvo a tener un ataque de hiperventilación en medio de la calle, sin tener a Bastián a mi lado, he tirado todo al suelo, intento calmarme siendo inútil.

[Isaac]
Cuando por fin logro recapacitar doy un fuerte golpe contra el escritorio, sabía que no debía dejarme llevar por estas sensaciones, pero... ¿en serio Zero puede serle así de fiel a Bastián? ¿Por qué? Yo tenía entendido que entre personas del mismo sexo solo existía la perversión del alma, dejándose llevar por sus bajos instintos, no comprendo la manera en que luchaba para no hacer nada con nadie que no sea mi hijo.

Mi cabeza duele, tomo una de esas pastillas y otras para el dolor de cabeza, necesito relajarme, esto está mal, está muy mal, si Bastián llega a saber algo de esto me va a odiar más de lo que ya lo hace. Toda una vida de ejemplo perdido en pocos minutos, esto no puede ser posible.

Tengo que llamar a Zero para evitar que hablar con mi hijo de esto, le marco de inmediato, pero la voz que escucho no es la que espero:
— Hola, querido ex suegro.
— ¿Alaia? ¿Qué haces con el celular de Zero?
— No lo va a necesitar, lo voy a destrozar al igual que a tu hijo por haber decidido traicionaron, los odio, y ahora este celular es mío, adiós.

¿Fue capaz de robarse el celular del pastor alemán? ¿Por qué? No importa, tal vez pueda alcanzar a Zero, que en mi condición física lo veo imposible.

[Zero]
Cada vez es más nublado para mí la visión, hasta que escucho una voz familiar:
— ¡Pastelito! ¿Qué te pasa? Estoy aquí para ti, vamos, respira, llamaré a una ambulancia para que te ayude, solo intenta tranquilizarte, no te voy a dejar.

Mientras llama trata de ayudarme con mis cosas y me hace sentarme en la orilla de la banqueta, tras la llamada toma mis manos haciendo que solo lo vea a él mientras toma mis manos, de no ser por Mark la estaría pasando mucho peor, lo abrazo muy asustado, solo quiero ir a casa, ya no quiero salir de ahí, no quiero que nadie me vea.

El Hijo de mi Jefe. [Furry Yaoi] [Terminada].Where stories live. Discover now