Nuestro momento.

131 23 6
                                    

[Isaac]
Por suerte no he enfermado, pero creo que Zero no corrió con la misma suerte, tal vez iré a ver cómo se encuentra, me imagino que vive en la casa de mi hijo, daré un vistazo después de estar con Fabio. Me he animado a tener una cita con él, no estaba seguro de esto desde un principio por lo que fuera a suceder, la incertidumbre es mi mayor debilidad, al final he decido que debo darme una oportunidad, por algo me acompañó Zero, no dejaré que eso sea en vano.

Me siento nervioso, ¿qué pensará Fabio de mí? Puede que al verme se le haya pasado la emoción que tenía al inicio, quiero decir, cuando nos conocimos yo era un lobo grande, vigoroso, no musculoso, pero tenía una apariencia imponente, ahora solo soy un lobo que si pelaje empieza lentamente a ponerse canoso, he ganado unos kilos demás, no soy ni la sombra de lo que solía ser. ¿Todavía estaré a tiempo para arrepentirme? Antes de hacer algo al respecto suena el timbre de mi casa, supongo que no hay vuelta atrás.

Abro la puerta, ahí está Fabio con una amable sonrisa, puedo notar la energía de él:
— Buenos días, ¿estás listo?
— ¿En serio quieres estar con alguien como yo?
— ¿A qué te refieres?
— Estoy muy fuera de forma, mi apariencia no es la más atractiva, mis mejores años ya han pasado.
— Vamos, tampoco es que yo sea un modelo, también los años me han cobrado factura, deja de preocuparte por eso, mejor vamos a pasar un rato agradable, ¿podemos ir por algo de café?
— Puede ser, solo del lugar que me gusta.
— Te sigo, a donde vayas estará bien para mí.
— Solo tomo las llaves de mi auto y...
— Vamos, creo que tus piernas todavía funcionan, ¿acaso no puedes caminar?
— Yo... de acuerdo, creo que podemos caminar.

Salimos a caminar para ir a la cafetería que me gusta, pero el transcurso se me hace un poco incómodo, no tengo la menor idea de lo que puedo hablar con él, solo sigo caminando a su lado:
— Dime, ¿qué tal te va en el trabajo? ¿Cómo ha estado Bastián? Me sorprendió verlo cuando nos encontramos, no lo veía desde que era solo un cachorro, ahora es todo un hombre con una vida hecha.
— El trabajo solo ha cambiado por mi nuevo trabajador, ha durado más que nadie y eso me da estabilidad para mejorar algunas áreas. Mi hijo de momento está de viaje por trabajo, ¿qué hay de ti?

Se queda en silencio, solo se encoge de hombros antes de responder:
— No ha sido nada interesante, mi hermana se ha casado, tuvo su familia y todo, pero yo no he sido gran cosa.
— ¿En serio no has hecho nada además de lo que ya me habías comentado?
— No, supongo que mi vida ha sido muy aburrida, nada destacante a decir verdad, al menos... hasta que volví a saber de ti.
— ¿A qué te refieres?
— Sí, señor perfección, que lo más emocionante que me ha pasado es volver a verte. No he sido de lo más sociable ni he tenido viajes o algo así, saber que podía encontrarme contigo es lo mejor que me pudo pasar en años.
— ¿Qué hay de tus ex parejas?

Parece que ni siquiera le importa lo que estuvo con ellos, me hace entender que fue lo mejor:
— Nada, son parte del pasado, uno al que no me interesa volver.
— ¿Te trataron mal?
— Uno solo quería experimentar, no le gustó estar con otro hombre, otro solo quería tener relaciones, y el tercero estaba casado, fue lo más vergonzoso que su esposa nos haya visto en el acto, sobretodo porque ella ya lo sospechaba y no ni cuenta, me sentí como un idiota.
— Vaya, la vida tampoco ha sido nada fácil para ti.

Llegamos a la cafetería:
— Buenos días, ¿les puedo ayudar en al...go?

Un dragón rojo nos está viendo extraño, me siento incómodo, jamás había salido con otra persona, menos con un hombre para algo fuera de negocios:
— ¿Qué es lo que estás viendo?
— Isaac, tranquilo, no te está haciendo nada. Una disculpa, iremos a tomar asiento, llamaremos cuando sepamos lo que vamos a pedir, gracias.

[Mark]
¿Ese era el señor Arvizo? Muy al contrario de Zero no se nota nada enfermo, el pobre pastor alemán a penas si podía estar despierto ahora en la mañana antes de venir a la cafetería. Dormí con él, no en la misma cama, solo me quedé para estar pendiente si es que llegaba a necesitar algo.

Lo que me toma por sorpresa es el señor lobo, si que es intimidante, ¿cómo puede pastelito verlo todos los días? Me imagino que debe estar cargando mucho estrés por estar con ese hombre. Aunque más extraño es que se atreva a salir de esa oficina, más el hecho de estar con un hombre sin vestir para nada formales los dos. Tal vez está empezando a cambiar justo como me decía Zero cuando estábamos juntos, eso me recuerda, saliendo de aquí voy a volver con él para poner una inyección, tiene miedo, pero es lo mejor para él.

[Isaac]
Mis orejas de bajan contra mi voluntad, estoy muy nervioso, ¿qué pensarán de nosotros? Mi reputación podría perderse, ¿si mi jefe llega a verme? No estoy muy lejos de la oficina, ¿por qué diablos se me ha ocurrido venir a este lugar? Cuando dijo café no pude evitar pensar en venir aquí, es el único que tomo que tiene un sabor decente:
— Isaac, ¿todo bien?
— ¿Eh? No... quiero decir, no estoy seguro, estoy haciendo un gran esfuerzo.
— Lo sé, y te felicito, de hecho ni siquiera había pensando que te gustaría salir conmigo, tenía en mente que hubieras preferido estar en tu casa o en la mía.

Siendo sincero... no se me había ocurrido, Fabio me pone muy nervioso:
— Pudiste decirme esa opción.
— Eso hubiera sido aburrido, es interesante saber hasta donde llegarías.
— ¿Ya estás contento?
— Lo estoy, ahora mira el menú para que escojas algo.
— No hace falta, el café negro ha sido mi preferencia desde siempre.
— Eso es tan típico de ti, no querer cambiar ni un poco la rutina, por eso te cuesta tanto cambiar.
— ¿Crees que ese es el problema?
— Estoy convencido.
— Deberías de dejarme de una vez, ahora tienes en mente que soy un desastre para intentar salir, me va a tomar tiempo aceptar todo esto, no pierdas el tiempo conmigo.

Me quiero levantar, pero no deja que lo haga poniendo sus manos sobre las mías haciendo que me ponga muy rojo:
— ¿Por qué te vas? No pongas palabras en mi boca, nunca pensé eso de ti.
— Pero dijiste que...
— Dije que te iba a costar cambiar, pero no dije que no quería estar contigo. No has cambiado nada en lo absoluto desde que te conocí, siempre tan reservado, tan diferente, pero eso es lo que te hace especial, tu propia esencia. Quiero trabajar contigo, ayudarte a cambiar en lo que deseas hacerlo.

Sus palabras me hacen sentir extraño, es algo cálido, algo se agita, no lo entiendo:
— Eres tan lindo, ¿tu cola se está agitando?

¡¿Qué?! ¿Eso era lo que estaba sintiendo? Trato de atraparla evitando que se mueva:
— Esto es tan humillante... ni en mi juventud esta cosa se salía de control.
— Es evidente, pero es muy lindo en ti, tienes que empezar a ser tu mismo. Siempre has sido estricto contigo mismo, libérate de tus propias cadenas, vamos, no estás solo, estoy para ti, y tu hijo seguro también.

Al fin deja de agitarse:
— ¿Te gusta pasar tiempo conmigo?
— Deja de pensar por un momento, mientras estamos aquí te voy a pedir un favor, enfocate en pasar un rato agradable, si te sientes nervioso está bien decirlo, pero no quedarte con esa sensación.
— Tú... me recuerdas mucho a ella...
— Nunca podré estar cerca de ser como ella, había amabilidad y pasión en su ser, tantos sueños, anhelos, ¿qué pasó cuando murió?
— Yo... nunca estuve ahí.

Empiezo a llorar al recordar lo cobarde que fui:
— No quería llorar, estaba atormentado de su condición, me escondí en el trabajo para no afrontar su muerte. Perderla fue lo peor que me pasó y me arrepiento de no haber estado cuando más me necesitó, soy un monstruo.
— No podría culparte.

Se ha levantado de su asiento, me abraza por detrás poniendo su mentón sobre mi cabeza:
— Los sentimientos son complicados, tratamos de ocultar el dolor aparentando lo que no es, tenemos alma, no somos de acero, estuviste solo por tanto tiempo, pero ya no será así.

Eso es reconfortante, me agrada tenerlo a mi lado, siempre ha sido un buen amigo y después de tanto tiempo sigue estando para mí.

El Hijo de mi Jefe. [Furry Yaoi] [Terminada].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora