No quiero verte.

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[Zero]
Esta vez mi mañana comenzó de una manera muy pesada, ayer no tuve ánimos para hacer algo más que quedarme acostado en la cama por el resto del día. No tengo el humor después de que Mark me dijera que le gusto y Bastián me dijera que está enamorado del toro, ¿por qué siempre tenemos que amar a quien no nos ama? Podría conversar con el dragón, pero no voy a jugar con sus sentimientos si estaré con el por despecho, aún así debo de dar lo mejor de mí, no tengo otra alternativa más que seguir trabajando para mi jefe como debo de hacer.

Al ir de camino al trabajo veo al dragón:
— Hola, ¿te sientes bien, pastelito?
— Por favor, no preguntes, no quiero hablar de eso.
— Ayer te vi pasar, estabas llorando, estoy preocupado por ti.
— No deberías de hacerlo, solo ignora lo que hayas visto, hoy es un nuevo día, tengo que hacer lo mejor posible.

Me da algo de beber, pero parece más bien chocolate caliente:
— Espero que esto te suba los ánimos, pastelito. Si llegas a necesitar algo puedes contar conmigo, no me importa si no estás enamorado de mí, me gustas y eso es más que suficiente para tratarte bien.

Me confunde su amabilidad, solo tomo aquel chocolate y por impulso lo abrazo, me recibe entre sus grandes brazos, hace mucho que no me sentía de esta manera, es lindo ser consolado de vez en cuando:
— Ya que no me quieres decir qué es lo que sucede solo puedo decirte que todo va a estar bien, ¿de acuerdo?
— Gracias, Mark, eres muy amable.
— Es un placer, ahora tienes que irte, no querrás llegar tarde con el gran lobo gruñón.

Lo último lo dice una manera cómica, me hace reír un poco así que le doy una sonrisa sincera:
— De nuevo gracias, nos vemos en unos minutos de nuevo, mi jefe estará esperando su café.
— Lo tendré listo para ti.

Vaya, Mark no es tan malo después de todo, ¿por qué el amor es tan complicado? Hay cosas que no puedo entender, pero el mayor reto es comprender cómo funciona el amor.

Cuando entro a la oficina de mi jefe se nota muy molesto:
— Más vale que te pongas a trabajar y... Lo siento, no estoy de buen humor, mi hijo me está metiendo en problemas, al parecer por culpa de un niño. Tengo la terrible sorpresa de que a mi hijo le gustan los hombres, ¿cómo puede ser eso posible? Yo lo he educado bien como para que salga con esas cosas.

Oh, cielos, al parecer mi jefe es homofobico, pero... esto me resulta bastante familiar, no creo que sea posible:
— No se preocupe, yo haré mi trabajo como siempre, tal vez quiera que traiga su café preferido para que mejore su día.
— Esta vez quiero café sin nada de azúcar, nada de alguna otra cosa.

Debe estar muy de malas:
— En seguida vuelvo.

Regreso de inmediato a la cafetería, estando ahí me recibe alegremente el dragón:
— No esperaba tenerte de regreso tan pronto, me da gusto, ¿algo sucedió en la oficina?
— De hecho... así es, me tiene desconcertado. El jefe quiere café sin nada.
— Está de malas, de acuerdo, ya sale.

Parece que no es la primera vez que lo sirve así. Cuando me lo da me pregunta:
— ¿Qué hiciste para hacerlo enojar?
— Nada, al menos no sé bien el contexto.
— Igual se va a desahogar contigo, prepárate para un largo día, toma.

De nuevo me da un postre como la vez anterior:
— Me imagino que todavía no te acabas tu chocolate, acompañado con esto, pastelito.
— Deja de... olvídalo, no suena tan mal.

Sin decir más me retiro para no hacer esperar a mi jefe, no quiero que sea más tedioso el trabajo de lo normal por no llevar las cosas tan pronto sea posible, tengo que evitar su enojo hasta saber lo que sucede.

Justo como lo dijo el dragón rojo, hoy fue un día tan pesado que a penas puedo sentir mis ojos de hacer escritos en la computadora, creo que voy a necesitar lentes después de esto.

Al salir de trabajar voy directo al gimnasio, podré estar decepcionado de lo sucedido, pero jamás voy a faltar a mi palabra, le voy a pagar lo que le debo y no volveré a ver a ese lobo.

Entro al lugar, ahí está Bastián conversando con el toro del mostrador, solo ignoro lo que sucede, él se acerca apresurado a mí:
— Zero, por fin llegas, quiero hablarte de lo que sucedió ayer.
— Yo no tengo nada que hablar... Bueno, más bien, solo tengo una pregunta para ti, ¿cómo te llamas?
— Ya sabes que mi nombre es Bastián, ¿por qué preguntas?
— ¿Y cuál es tu apellido?
— Arvizo, soy Bastián Arvizo, ¿por qué la pregunta?

Me deja paralizado, entonces... el que su padre esté enojado... también es mi culpa, no puede ser, me metí con el hijo de mi jefe y ahora está molesto no solo porque no se va a casar con Alaia, si no que sabe que a su hijo le gustan los hombres, y pueden pensar que se trata de mí después de la expresión que tuvo esa zorra conmigo:
— De acuerdo, me retiro a hacer mi rutina, espero que disfrutes tu estancia, pronto te pagaré la suscripción, pero no quiero que me vuelvas a ver.

He sonado muy frío, aunque siento el nudo en la garganta, pero no quiero verme más involucrado en esto, ya es malo de por si. Sin importar eso me toma de la mano para que me detenga:
— Espera, debemos de hablar de ese tema, yo sé que esperabas más otra cosa, pero podemos tratar de estar bien.
— No hay manera, por favor, no me hagas más daño, mi vida ya ha sido difícil... y tal vez tenga que dejar de trabajar donde estoy actualmente... Me metí con quien no debía.

[Bastián]
Zero se da la vuelta con esa tristeza con la que la vi partir ayer, me siento responsable de hacer que se sienta mejor, pero no quiero hacerle daño, el toro pone una mano sobre mi hombro:
— ¿Qué sucede, hombre? ¿Algo sucedió entre ustedes?
— Creo que le di señales que no debía, en algún momento debió malinterpretar nuestra cercanía, pero yo solo lo veo como un amigo.
— Eso es duro, pero tienes una linda novia, no deberías de prestar tanta atención.

De pronto entra una mujer vaca con cachorro becerro en sus brazos, el toro se le acerca:
— Oh, hola, querida.

¿Querida? Se dan un beso en los labios, después acaricia al pequeño niño:
— Mira, te presento a mi familia, hoy estarán aquí para ayudarme un poco, siéntete libre de conversar con ella, le da gusto conocer a personas nuevas.
— Mucho gusto, encantada.

Estoy... desconcertado:
— Ho-hola, me gustaría quedarme, pero también tengo que entrenar.

Me doy la vuelta sin poder creer lo que acabo de hacer... Tiré todo por la borda por alguien que no sabía que tenía familia y he lastimado a la única persona que estaba enamorada de mí.

Espero poder hablar con Zero, no quieto dejar de verlo, es un gran amigo, pero tampoco quiero lastimarlo, por eso me gustaría tener un término medio para esto, una en la que los dos no sintamos bien.

Mi padre ayer su puso furioso por enterarse que me gustan los hombres y que terminé con Alaia, tal vez pueda perderlo todo, no quiero perder al pequeño pastor alemán.

[Zero]
Estoy aquí solo por compromiso, no tengo los ánimos de hacer algo, una instructora se me acerca:
— ¿Qué sucede, pequeño? Te veías muy bien en la última semana, hoy no pareces estar de lo mejor.
— No es nada, solo estoy cansado, trabajo para el señor Arvizo que...
— No digas más, el padre de Bastián puede ser muy pesado, y para un pequeño como tú debe haber mucha presión.

Al menos ese señor es muy famoso en su alrededor, ojalá lo hubiera conocido antes para no tener que meterme en este problema, maldita sea la hora en que me enteré de la existencia de Bastián. Al menos espero que entienda que me hace falta dejar de verlo, solo podría tener consecuencias negativas al estar juntos y... de todos modos... estoy seguro que él quiere un hombre de su nivel, alguien grande como él, no un niño como todos me ven, creí que sería diferente con el lobo, pero no será nada diferente... bueno, a regresar a mi antigua vida, las vacaciones de mi otro trabajo van a terminar y no he renunciado, así que sigo teniendo ese plan de respaldo, es hora de irme de su vida.

El Hijo de mi Jefe. [Furry Yaoi] [Terminada].Where stories live. Discover now