Desesperada.

111 21 0
                                    

[Bastián]
No pude dormir bien anoche, estuve extrañando a Zero, tenerlo entre mis brazos hacía que mis noches fueran más cálidas y reconfortantes. Bueno, estoy llevando a Alaia a sus límites desde que despertamos, por alguna razón había ropa mía aquí, ¿por qué esa loca tiene ropa mía si yo nunca dormí con ella?:
— Alaia, ¿por qué tenías esto aquí?
— Ya que no me importa te lo diré, mandé a mis guardias a robar algo de tu ropa mientras dormías, pero ya no puedo soportar tenerla, hay un par de bóxers tuyos en otro cajón, llévate esas cosas.

De acuerdo, confirmo que Alaia no tiene un sano juicio, ¿en serio los mandó a hacer eso? Nunca estuve seguro cerca de ella:
— Pero si pronto toda mi ropa estará aquí, a menos que quieras ir a vivir conmigo, un espacio no tan grande como este.
— No quiero pensar en eso, de seguro debe oler a perro callejero en celo, nunca voy a poner un solo pie en tu casa.
— Como quieras, ya me voy a trabajar.
— Camina, no te voy a llevar a ningún lado. No sé te ocurra presentarte con mis amigos, te encierras en la habitación no me hagas sentir pena por ti.

Me voy tratando de parecer tranquilo, una vez salgo de su propiedad apresuro el paso para poder llamar a mi perrito:
— Zero, ¿cómo está el pastor alemán más bello de la existencia?
— Aww, te extraño, lobito, pero lo que menos importa es cómo estoy, tú tuviste que pasar la noche con esa arpía, ¿cómo se siente el lobo más maravilloso del universo?
— Que lindo eres, siempre me va a importar como estás, y bueno, yo estoy harto de Alaia, pero ella está más desesperada que yo, creo que hoy voy a dar la gota que derrame el vaso. Por cierto, ¿sabes manejar? Necesito que traigas pases por mí para ir al trabajo, si puedes traer mis cosas del gimnasio sería mucho mejor.

Su voz se nota un poco decaída:
— Lo siento... yo nunca he podido manejar, tengo mucho miedo sobre ello.
— No te preocupes entiendo, entonces pasaré a la casa más tarde.
— Pero puedo llevar tus cosas a la oficina, cuando salga te las llevo al gimnasio.
— Es una buena idea, me voy porque tendré algo de prisa en llegar.
— Espero que te vaya muy bien.
— Igualmente, perrito, te amo.
— Yo te amo más.

Antes de poder decir "yo más" me ha colgado, supongo que me ha ganado por esta ocasión. De acuerdo, que se prepare cuando vuelva a casa, tengo que conseguir la manera de llegar al trabajo, o en su defecto caminar con prisa.

El día pasa, por suerte pude encontrar un taxi que me trajera al trabajo, el día de hoy ha transcurrido de manera más normal, solo que casi llegando al gimnasio me encuentro con Nilo:
— Hola, Bastián, ¿irás así al gimnasio? No lo noto muy cómodo.
— Hola, y para nada, Zero me traerá mis cosas en un momento.
— Dime, ¿cómo te hace sentir él?
— Bueno, a su lado yo estoy completo, me siento feliz, a veces mi cola pierde el control porque es mi todo.
— Debe ser genial tener a alguien así en tu vida.
— ¿No tienes pareja?
— Sí, pero nuestra relación no marcha bien, hace tiempo que no es lo mismo, además, él no me presume, tiene miedo que lo vean conmigo, cuando estamos solos es amor puro, pero cuando alguien más está presente solo soy uno más de sus amigos. Últimamente discutimos por todo, siente celos que esté en el gimnasio, pero tampoco quiere salir conmigo.

Vaya, no suena para nada una relación agradable:
— ¿Por qué no terminas con él si sientes que ya no hay manera de arreglarlo?
— Tal vez lo haga, a veces nos aferramos sin diferenciar entre el amor y la costumbre, por eso me gustaría conocerte, para cambiar toda esa tensión por un momento agradable, alguien que no le moleste que sepan mi orientación sexual.
— Haré lo posible, creo que estaré disponible, te avisaré.

Antes de entrar se acerca Zero con prisa a nosotros, le doy un beso tomando mis cosas agradeciendo que me haya traído lo que necesito. Mi perrito decidió quedarse esperando para irnos juntos al terminar.

Al salir de nuevo vamos a comer juntos, mi momento favorita del día, no te tener que preocuparme por nada más que hacer feliz a mi novio, cuando vuelva de mi viaje le quiero pedir que se case conmigo, estoy convencido que no quiero estar con otra persona. Zero llegó a mi vida para quedarse, solo le pertenezco a él.

Después de dejarlo y volver a la casa de Alaia me siento muy cansado, tanto ejercicio y caminar me ha dejado agotado, aún tengo que hacerle la vida imposible a mi "querida prometida".

Cuando entro a su casa busco al lugar donde hacen su reunión, me preparo pata cualquier cosa que pueda suceder, respiro profundo entrando a una sala donde se encuentra Alaia con dos amigas gatas, un chico dalmata, un chita, y un lobo negro:
— Alaia, no me dijiste que ya habían llegado tus amigos.
— ¿Qué haces aquí? Te dije que te quedaras en otra habitación.
— Podemos compartir todo si nos vamos a casar, ¿no es así?

Todos se sorprenden, en especial el lobo negro:
— ¿En serio te vas a casar? Creí que habían dicho que lo suyo se había acabado porque el prefirió estar con un niño.
— ¡No, eso nunca va a pasar, ya no puedo con tus cosas! Ya me arruinaste la vida una vez y no lo volverás a hacer, es más...

Se retira apresurada mientras que todos en la sala nos quedamos con un silencio incómodo, todas las miradas se posan sobre mí hasta que una de sus amigas decida hablar:
— Le hiciste mucho daño, ella te amaba de verdad y le hiciste algo tan vil como estar con otro hombre, que vergüenza das.

Solo ignoro el comentario, ella no estaba enamorada de mí, solo fue un capricho, uno que nuestros padres apoyaron, pero yo no pienso seguirlo. De pronto vuelve Alaia con el contrato que teníamos:
— Mira esto, es nuestro trato original.
— Alaia, ¿qué vas a hacer con eso?
— Esto es lo que haré.

Rompe la hoja, voy contra todos mis impulsos de agitar la cola para que no sospeche nada, después me mantengo viendo aquella escena, ya que tras hacerlo pedazos se sienta en las piernas del lobo:
— Tú ya no puedes cumplir me como hombre, me di cuenta que si sigues en mi vida solo la vas a arruinar más. En cambio Richard es un hombre de verdad, que sabrá darme mi lugar, ya que te necesito, prefiero que te regreses con ese perro mugriento que sacaste del basurero.
— ¿Eso quiere decir que ya no quieres volver a verme?
— ¿No te quedó claro? Ya no quiero verte, vete de mi vista, no vuelvas ni a pensar en mí. Pensar que algún día estuve pérdida en ti, hoy te odio más que nadie.
— Siendo así no tengo otra más que desearte lo mejor, no te preocupes, sé dónde está la salida.
— Tú no te vas, yo te echo, ¡guardias!

Sus guardias llegan para levantarme por los grados echándome a la calle, fueron algo rudos, pero al fin puedo olvidarme de Alaia, rompió lo único con lo que podía atarme a ella, ya no tengo que soportar sus insultos, desprecios, e indiferencia a lo que yo amo. Tuve que contenerme en gran manera para no ofenderla después de las cosas que le ha dicho a mi perrito hermoso, pero ya válido la pena que ya no tiene que preocuparse por esa zorra.

Quiero llegar de sorpresa a casa, me gustaría encontrar un par de flores para mi perrito, recordarle que lo amo, que es mi mundo. Por suerte encontré un lugar abierto, unas lindas rosas blancas un poco perfumadas.

[Zero]
Sigo teniendo algo de celos por Nilo, mientras estaba esperando a Bastián no puedo dejar de pensar que ese gato puede intentar seducir a mi lindo lobo. Tiene mejor forma que yo, puede que incluso le parezca más lindo, no tengo mucho con lo que pueda competir.

En medio de mis sollozos escucho una voz que me asusta:
— No llores mi perrito, ya estoy aquí.
— ¡¿Bastián?! Me diste un gran susto, no hagas eso... ¿Y esas flores?
— Son para ti, no son tan lindas como tú,  pero espero te gusten.
— ¿Y Alaia?
— Ya se acabó esa pesadilla.

Lo abrazo fuerte llorando con emoción agitando mi cola:
— Te extrañé.
— Yo a ti, pero nunca estaré lejos porque siempre estaré en tu corazón y tú en el mío. Te amo con toda el alma.

Siento una emoción muy grande, que mi lobo vuelva es lo mejor que pudo pasar, me hacía falta sentirlo de nuevo:
— Nunca me dejes.

El Hijo de mi Jefe. [Furry Yaoi] [Terminada].Where stories live. Discover now