Locura

185K 10.8K 490
                                    

6
Toma fuertemente mi mano, está muy cerca puedo sentir su respiración mezclandose con la mía, inconsciente cierro mis ojos, y trato de  controlarme.

—Sí me tocas o haces algo estúpido me iré, gritaré te dejaré al desnudo—digo abriendo mis ojos para observar los suyos negros, como la noche que nos rodea.
—Lo estoy deseando pequeña—Dice sonriendo así que me suelto de su agarre y me alejo
—Estarás en mi casa con mi gente y no olvides estamos casados, señora Akram—su comentario me hace enojar volteo y observo como mueve su mano izquierda enseñando su alianza. Lo detesto.

Entro al pequeño baño dando un puertazo, no entiendo que le ocurre, está loco si cree que me tocará un pelo, observo que mis mejillas tomaron una tonalidad rosada puede ser por el enojo, Said está mal muy mal, esto no fue parte del acuerdo dormiré en otra habitación, con llave y candado si es necesario pero no con él.

Decido salir después de unos minutos de haberme calmado, necesito salir de esta lata ya estoy cansada necesito comer y distraerme. Lejos de Said.

—Te ordene algo para que comas, aún nos faltan un par de horas más así que siéntate—Dice sin mirarme, está con su ordenador sobre sus piernas. Al fin así no me molestará.

Al terminar de comer unas tostadas con zumo de naranja, tomo mi móvil y observo la hora, sólo falta una hora de viaje y el cielo me lo afirma, toma una tonalidad grisáceo es de día. No le dirijo la palabra a Said, así que me dispongo a observar las nubes por la ventana y escuchar sus tecleos en su portátil.

Escucho la voz del capitán anunciar que estamos a unos minutos de aterrizar así que me abrocho el cinturón, de lejos puedo ver pequeños lugares, Francia.

Estoy aterrada no sé lo que me espera al llegar a Dubai es un gran país es lujoso, caro algo a lo que no estoy acostumbrada ni tampoco a Said, ni a estar casada con él. Otro vuelo con él será agotador, mi cuerpo necesita descansar, el nivel de estrés en las últimas semanas me ha hecho no dormir ni comer. Todo por este estúpido acuerdo.

Mi cuerpo se estremece en el momento que el avión toca el húmedo suelo de la pista, no quiero llegar a su casa, ahora estoy más aterrada que nunca. No quiero esto tengo miedo.

Los sobre cargo nos indican que ya podemos salir del Jet, así que tomo mi mochila café L.L. Bean y sigo a Said, antes de bajar las escaleras Said, voltea y me mira y niega con su cabeza. Ahora que.

Al salir del Jet el frío me golpea, ve que Said tiende su mano me detengo un segundo y lo pienso, así que la tomo y entrelazada nuestros manos y camina rápidamente por la helada pista. Puedo observar su ancha espalda cubierta por su chaqueta café, luce joven y atractivo pero sus palabras me invaden de nuevo «eres mía».
Al entrar al aeropuerto intento alejar mi mano de la de Said, pero la sujeta más fuerte. Y mi corazón late desbocado. No quiere que aleje mi mano. Es apariencia Lía olvidalo, observo el gran lugar y gente caminando hacia todas partes con sus maletas de viaje. Vaya, así que esto es Francia, el día es oscuro y frío y la gente con sus rasgos casi perfectos.

Al pasar por un amplio pasillo, Said toma mi mano más fuerte

—Said—Digo apretando su mano pero parece no prestar atención, en su rostro se dibuja una expresión de asombro así que sigo su mirada
—Mierda— escucho su susurro. Toma Más fuerte mi mano, y vaya que lo es, un enorme grupo de gente se aproxima hacia nuestro lugar, mis nervios colapsan de nuevo, mi piel se torna fría y sudorosa.
—Said— Digo retrocediendo, pero rápidamente Kenny y sus hombres nos rodean, un hombre calvo se coloca delante de Said, y Kenny se coloca a mi lado. Oh Mierda.

Gritos, empujones, saltos, cámaras, flashes nos rodean, tomo fuerte la mano de Said, esto se está saliendo de control.

Pero algo inesperado sucede, alguien toma mi suéter lo jala confuerza y me hace soltar la mano de Said trato de alejarme pero varias personas toman mis manos y me sacan del círculo de seguridad de los hombres de seguridad. Trato de soltarme de su agarre pero es imposible, mi voz se ha ido y no puedo gritar.

Acto seguido Kenny toma mi mano y logro observar como Said empuja a un hombre y se acerca así que me alejo  de Kenny y tomo la mano de Said, me coloca delante de su cuerpo y observo como todo da vueltas, escucho de lejos gritos, veo luces dar vueltas y sólo logró escuchar la voz de Said susurrar «lo siento»

Sus brazos me cubren, y siento su fuerte pecho tocar mi espalda, tranquilidad invitada mi cuerp, necesito que esta locura  termine. Tratamos de caminar más rápido las personas se cruzan en nuestro camino, pero  en cuestión de segundos oficiales de seguridad nos rodean formando un amplio círculo de seguridad al rededor nuestro observo como alejan a las personas de nuestro camino. Logramos llegar a la estación de revisión, rápidamente la atravesamos y de nuevo entramos a otra sala,  pero esta se encuentra totalmente sola, es un poco más pequeña. Con vista a la gran pista, en cuestión de segundos los mareos regresan, así que me acerco a una de las incómodas sillas y trato de calmarme coloco mi cabeza viendo mis zapatillas deportivas, mi cabello cae como una cortina de color caramelo. Aún veo luces llamativas y escucho gritos al cerrar mis ojos. Puedo escuchar el latir fuerte y rápido de mi corazón. Creo que enfermaré.

—Lía estas bien?— escucho la voz de Said un poco lejos,  aún sigo asustada como para responder así que muevo mi cabeza, indicando que sí pero no lo estoy. Mi estómago quiere regurgitar las tostadas y mi cabeza da vueltas. Siento las manos de Said, en mi espalda pero es tarde.

Levanto mi mirada y busco en el lugar el rótulo de «toilettes», pero todo da vueltas así que cierro mis ojos y de lejos escucho la voz de Said, pero necesito salir de aquí. Así que quito mi mochila y corro rápidamente a donde logró visualizar los lavados, mi estómago no está contento.

Detrás de mi escucho pasos fuertes, pero me adelanto ya que no soportare más, abro la pesada puerta y el olor a clorox me golpea y las arcadas inician. Me acerco al primer retrete y expulso la poca cantidad de alimentos en mi sistema . Mierda, esto duele.

Recuerdo que hace unos años cuando era una niña, cuando mi madre compró una pequeña cachorrita llamada Milie desapareció la impresión me hizo vomitar, mi cuerpo cuando lleva grandes momentos decide expulsar cualquier tipo de alimento que se encuentre en el, haciendome vomitar.

Las últimas arcadas me invaden y creo que he finalizado sé que en mi cuerpo no ha quedado gramo alguno de tostadas. Limpio mi boca y con mi pie halo de la paleta. Al salir de este me dirijo a las pequeñas piletas a  enjuagar mi boca. Oh Dios estoy agotada, y aún falta un largo viaje. Tomo mi cabello con una mano y enjuago con la otra.

Observo mi aspecto y es como lo esperaba, terrible. Piel pálida, ojos rojos y mi rimel corrido debido a mis lágrimas al vomitar, vaya esto no puede mejorar.

—Estás muy pálida— la voz de Said me sobresalta y me hace girar.
—Lo...lo siento— digo mirándolo, luce un poco cansado su rostro refleja un poco de  preocupación?
—No lo hagas, el doctor del Jet se encuentra de camino te revisarán en cuestión de segundos— dice mirándome con sus hermosos ojos 
—Said no es necesario me he llevado un gran susto, siempre me  pasa cuando me impresiono—digo negando
—Te revisarán y el doctor Arafat indicará si puedes viajar otras cinco horas más, sino descansaras unos días y retomamos el vuelo
—Said no te preocupes lo haré sin que....—pero su gruesa voz me  interrumpe
—No repetiré mis órdenes, te revisarán y me dirán que hacer
—No me puedes ordenar nada Said no soy una niña o tu empleada recuerda eso,—digo volteando para limpiar mi desastrosa cara pero aún nerviosa por su mirada
—Soy tu esposo, y siempre lo haré Así que vete acostumbrado a eso Lía, te daré unos minutos,— y sin más sale del lavado.

Y las lágrimas regresan a mi sin autorización esto no es lo que tenía planeado para mi futuro, un hombre frío y gruñón dándome órdenes, personas gritando y golpeandome. Vamos Lía será fácil, me trato de convencer pero es imposible. Veo una vez más mi aspecto y ruego en silencio un poco de piedad.

MercyWhere stories live. Discover now