Gaia

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Camino despacio por el caliente cemento, y un aire de tranquilidad me invade, me siento relajada y feliz pero por qué? Esto debería ser una locura y yo estar en desacuerdo todo el tiempo pero he cambiado de opinión todo será diferente.

-Buen día señora Akram, mi nombre es Asimir estoy para servirle-un hombre con sombrero me saluda
-Buen día Asimir, gracias- digo sonriendo y observo como monta a un majestuoso caballo café son hermosos.
Decido acercarme a las caballerizas, y observar los diferentes caballos y yeguas, son hermosas. Al entrar al Gran establo, observo que los diferentes hombres, los alimentan, algunas peinan sus largas cabelleras.

Son largos pasillos divididos por cuartos, en cada cuarto hay un precioso animal, me divertiré si Said me dejase ayudar con las caballerizas, será algo bueno. Escucho un estruendoso ruido en una de las últimas caballerizas, y los relinchos de un majestuoso animal, me acerco y la observo. Una fuerte grande y rebelde yegua. 

Los gritos del hombre en árabe hacen que se asuste, este quiere doblegarla pero no puede ella se levanta en dos patas, golpea la parte trasera del establo y no permite por nada del mundo que le coloque la correa en su trompa. Un trance hipnótico hace que la observe en sus oscuros ojos y me vea reflejada en ellos. 

-Señora Akram- una voz de fondo me hace regresar y observo a un hombre sosteniendo un sedante en la mano

-No le pondrás eso-digo rápidamente no la pueden dormir 

-Disculpe señora Akram le toca su chequeo y Gaia es nueva lo necesita-dice caminando hacia el establo con cuidado la yegua aun se mueve molesta y hace mucho ruido, no deberían tenerla aquí si es salvaje. Gaia. 

Observo como esta patalea y se mueve furiosamente no quiere doblegarse. Esto es una injusticia. 

-Esperen- me acerco a la puerta del establo, y fresco heno del costado de la puerta y entro al pequeño espacio, sé que está mal pero necesito hacerlo, Gaia lo necesita. 

-Señora retroceda pueda salir lastimada, atrás-la voz del hombre alterada se escucha por el establo 

-No lo haré Gaia está asustada eso la pondrá bajo estrés, la distraeré con heno y ustedes la sedan suavemente.-esto es una locura pero debo hacerlo, mis nervios me carcomen pero algo en mi interior me impulsa a hacerlo. Mierda. Me acerco lentamente, muy despacio y Gaia salta esta vez muy alto, y patea a uno de los hombres en su estomago, este cae fuertemente al suelo y golpea su cabeza, el que sostiene la grande inyección intenta acercarse. 

-Tirala sabe lo que es y te matará tirala- digo rapidamente

El hombre asustado la tira, y se queda en el rincón del establo, el caído aún sigue inconsciente, sí que lo ha noqueado. 

Lo unico que puedo escuchar son los fuertes latidos de mi corazón, intento acercarme a la grande yegua, su fuerte y agitada respiración me golpea esta se mueve nerviosamente, aun con el heno fresco en mi mano me acerco un poco su mirada se centra por unos segundos en el heno y parece olfatearlo. Es hermosa.

-Vamos pequeña calmate solo quiero que comas el heno no te haré daño-por un segundo sus ojos observan los míos, y he visto una mirada similar antes. El día de mi boda cuando me miraba en el espejo de mi habitación. Miedo, ansiedad y dolor. Me llevaron a la desesperación. Cierro mis ojos. Y me acerco un paso más, esta vez estoy al frente de la enorme yegua que se ha dejado de mover, escucho un silencio y fuertes palpitaciones. 

-Si das un paso más estarás muerta-una conocida voz me distrae. Said.-no te muevas ni hagas nada brusco se enfadará. 

Me quedo paralizada en mi lugar, y sé que Gaia nota la presencia de un terco y grosero hombre, esta agita su cabeza hacia arriba y abajo. Un fuerte disparo pasa por mi lado y dos dardos tranquilizantes se adhieren en la clara y fuerte piel de Gaia. 

MercyWhere stories live. Discover now