Capitulo 15

15.7K 1K 38
                                    

Me quede estática escuchando. ¡No le grites papá! Prometiste no ser un padre irritante, me lo prometiste. Agarro la perilla, la giro. Y cuando estoy apunto de empujar la puerta las manos de Roben me rodean por la cintura y me levantan. Me asusto, llevando mis manos hasta las suyas. Siento su fuerte pecho en mi espalda. Es una situación incómoda. Demasiado incómoda. Camina lejos del despacho conmigo en brazos. ¡La madre que te parió Roben! ¡La puta madre que te parió!

— ¡Bájame! – digo en tono alto. Me importa una verga que me escuchen.

— Lo siento señora – sigue caminando lejos.

¡No! ¡Joder!

Intento de zafarme pero no lo consigo. Veo a lo lejos la puerta del despacho. Camina conmigo por la sala.

— ¡Joder! ¡Qué me bajes coño!

Sigue conmigo sin preocuparle nada. ¿Dónde carajos me lleva? Logró ver a Lici que prácticamente corre donde nosotros.

— ¡Nana!

Ella solo me mira con lastima. ¿Es eso lastima? ¿Tú también?

Resignada porque sabía que ni Roben iba a bajarme y mucho menos Lici iba a hacer algo para que me bajaran. Odiaba esta situación. En este momento sentía que todo mundo estaba en contra mía. Más bien, a favor de Omar. Pero claro, él es el jefe, el señor. ¿Yo? Solo la chica que estaba loca por entrometerse en un asunto que no querían que estuviera. Pero asunto que necesitaba saber. Era algo a lo que simplemente no podía dejar pasar así. Roben me llevo directo a la habitación de Omar. Dónde Lici se quedó junto a mi. Roben se marchó luego que libremente le insultara. No una cosa extrema pero le dije una que otra grosería y que me las pagaría. Claro que me las pagará. Tarde o temprano.

— No es justo Lici no pueden dejarme aquí metida en esta habitación. Mi padre y Omar están  hablando o matándose – comienzo a caminar desesperada de un lado para el otro.

— Señorita tiene que ser paciente, él señor sabe muy bien lo que hace... – contesta mirándome con ternura. Está justo frente a la puerta. ¿Está evitando que salga también?

¡Lo que me faltaba!

— ¡Qué no joder! Necesito saber que pasa. Papá estaba muy molesto. – intento calmarme.

No voy a conseguir nada estando así. Lici no va a dejar que salga, o no se va a mover de la puerta si me ve tan alterada. Así que hago como si me tranquilizara. Entro al baño. Me observo en el espejo, mientras pienso en algo para sacar a Lici de aquí. Camino de un lado al otro por el. Es tan grande que podría estar minutos mirándole. Pienso, pienso y me llega una idea. No sé si salga bien pero debo intentarle. Salgo nuevamente. Lici está en el mismo lugar.

— ¿podrías prepararme un té?

Lici me mira un poco dudosa. Me quito el chaleco claro que traía puesto. Y me dispongo a caminar al balcón. Al abrir la puerta una fuete brisa me da justo en la cara. Es gratificante. Es tranquilizador.

— Ahora vuelvo señora – contesta por fin.

No contestó. Solo sonrió. Doy los mismo pasos que di para el balcón pero esta vez para atrás. Miro la puerta. Lici se marchó. Voy hasta ella, la abro. Sonrió aún más. Muerdo mi labio mientras camino a paso medio por el pasillo. Lo suficientemente despacio para que los tacones de las botas no resuenen. Cuando llegó al recibidor voy aún más lento. Observo, se escuchan ruidos en la cocina. Presto atención, es Lici y Roben. Llego hasta las escaleras. Dónde me detengo.

— ¿La señora? – habla Roben.

— Se quedo tomando aire en el balcón de la habitación del Señor.

— Me aseguraré que aún este...

Me asustó. Subo unas cuantas escaleras. Veo a Roben pasar directo al pasillo de la habitación de Omar. Tan inteligente Roben. Bajo rápido y sin pensarlo dos veces paso por el lado de las escaleras. Directo al pasillo. Veo la puerta del despacho. Y sin titubear la abro.

— ¿Qué estás haciendo? – mi voz resuena fuerte en todo el despacho.

Mi padre se queda estático en el lugar que estaba. Con una mano sostiene a Omar por la camisa y la otra elevada en el aire. ¿Le va a pegar? Le suelta y da dos pasos para atrás.

— ¿Te hice una pregunta? – pregunto furiosa, asustada. Ni siquiera sé que siento en este momento. Me siento mareada.

Omar me mira, luego mira a la puerta. Creo que en este instante se está preguntado dónde llego a parar Roben. Espero que esto no le traiga problemas. Aunque eso no importa en este momento.

— Alina aún no hemos acabado... – dice Omar en tono serio.

Me importa una mierda si acabaron o no. ¡Me vale vergas! Giro mi vista furiosa a mi padre. Omar no te metas ahora.

— ¡Vámonos!

Camina dónde estoy.

— ¿Qué está pasando aquí? – vuelvo a preguntar. Le miro.

— Te he dicho que nos vamos... – me agarra de la mano. Pero me suelto.

— No. – digo decidida.

— No te estoy preguntando... – me agarra tan fuerte del brazo que duele.

Intenta de sacarme a la fuerza del despacho. Pero su mano de un momento a otro deja de hacer presión en mi brazo.

— No es la forma Arthur. – dice Omar atrayéndome hacia él.

Observo mi brazo. Tengo los dedos de mi padre marcados. Duele.

— No te metas Omar. Esto no es tu problema.  – le señala con el dedo totalmente cabreado.

— Si es mi problema, no vas a lastimarla – me sujeta de la cintura de forma protectora.

— Es mi hija

— Podrá ser tu hija, pero no tienes derecho a tratarla así. – dice serio. Su tono es tan serio que hasta mi piel se puso de gallina. — Tu problema es con migo, no con ella – concluye bastante molesto.

¡Ay no! Los dos molesto no por favor. Esto no está bien. Esta pésima toda esta situación.

Ahora estoy presenciando esta situación. Hay una tensión tan horrible, el ambiente es pesado. El aire me falta. Pero extrañamente no lloro. Me mantengo decidida. Y mirando a mi padre. Estoy un poco dolida por esto. Pero no voy a echarme para atrás. ¡No!
¡No más!

— Te dije que no te metas... – da un paso adelante pero me muevo. Me coloco frente a él.

— ¡Ya basta!  Me hiciste una promesa papá.

Mi padre me observa. Frente a mi. Cerca logró sentir su furia. Su frustración, su enojo. Entiendo que no es nada fácil. Pero no es la forma. Doy un paso más a él. Omar se mantiene con su mano en mi cintura. No me suelta. Levanto mi mano a mi padre, llevándola hasta su mejilla. Donde le doy una leve caricia.

— Papá no seas así. Por favor... – susurro. Inconscientemente una lágrima se resbala por mi mejilla. La expresión de papá cambia por completo — Se que no es fácil. Lo entiendo... pero te suplicó, no seas así... – una lagrima más.

— Hija... – susurra tomando mi mano. Fuerte.

— Papá por favor... – una lagrima más y listo. Estoy llorando.

Papá me atrae a él y me abraza. Tan fuerte que duele. Su pecho va deprisa, el latir de su corazón es tan rápido.

— Lo siento mi niña... Si fui un padre irritante... – susurra.

— Lo sé, pero ya no importa. Papá por favor quiero que todo esté bien. – me acurruco en su pecho.

No me contesta. Solo se suelta del abrazo y se aleja dos pasos de mi. Yo hago lo mismo. Omar está justo detrás de mí. Vuelve a sujetarme de forma protectora.

— Hablaremos luego que procese todo esto. – concluye dando media vuelta y caminando fuera.

Me quedo estática mirando por donde se ha marchado. No sé cómo reaccionar. No sé qué pensar. Simplemente se fue, se fue luego que hablara. Se calmo, o es lo que pienso en este momento. Me dejo aquí con Omar.

Enamorándome de Tí (+18) # 2 [Segunda Parte] {Completa}Where stories live. Discover now