Enamorándome de Tí (+18) # 2 [Segunda Parte] {Completa}

Capitulo 52

— ¿Sabes? No lo sé. ¿Si? Déjame pensar... – me acurrucó en su pecho. Víctor me rodea con sus brazos.

— Cuidado con lo que haces. Piensa bien las cosas y no hagas nada de lo que puedas arrepentirte.

— Ya sé...

— Hablo enserio niña. Debes pensar si de verdad vas a seguir con él. – me da un beso en la frente.

— Claro.

— Y si sigue comportándose raro. Le dejas pal carajo. No es el único hombre en este país.

Dejo de escucharle y me quedo rápidamente dormida.

Me remuevo incómoda, siento alguien pegado a mi espalda. Abro los ojos levemente y me giro un poco. Víctor está pegado a mi cuerpo como una lapra. Uno de sus brazos debajo de mi cabeza haciendo una buena función de almohada y la otra justo por encima de mi abdomen, manteniéndome sujeta. Ruedo los ojos, quién nos viera. Seguramente pensaría que tengo otro tipo de relación con él. Quitó su brazo de encima de mí y me levanto lentamente de la cama. Agarró mi celular y lo observó. Tengo unas quince llamadas perdidas. Las revisó, son diez de Ciara y cinco de Omar. ¡Uy! ¿Alguien está ansioso por explicarse? O está intentando de cagarla más. Quién sabe, ya nada debería de sorprenderme. Lo único que se, es que quiero y necesito hablar con él. Qué me explique y que no espere que sea algo que pueda calificar. Estoy segura que si habláramos más todo marcharía mejor.

Al salir de la ducha me visto rápidamente con unos shorts cortos, una playera rasgada y un chaleco color negro encima. Suelto mi cabello quién cae completamente liso. Me maquillo un poco.

— Buenos días...– susurra Víctor a mi espalda.

— Buenos días bella durmiente. – bromeó.

— ¿Dónde vas?

— Tengo muchas cosas que hacer.

—Ten cuidado. ¿Si? Me llamas si ocurre algo. – vuelve a acostarse en mi cama. Y se acurruca como un crío. Me acercó, le doy un casto beso en la mejilla. — Te amo.

— Yo también – sonrió saliendo de la habitación.

Me encuentro a mi padre en el pasillo.

— ¿Cómo dormiste bebé? – me da un abrazo.

— Todo bien, Víctor es como una lapra. – ruedo los ojos. Papá me sonríe.

— Ire a despertarlo.

— Lo dudo. Parece un crío.

— Yo tengo mis formas... – le miró y él a mí. Un rubor corre sus mejillas.

— Voy de salida. Te quiero pa'

— Te amo hija.

Al salir de la casa noto que hice algo estúpido. Damián me trajo anoche. No tengo auto. Planteo regresarme y decirle a papá que me lleve. Pero no deseo interrumpir nuevamente. Así que comienzo andar. Más adelante tiene que pasar un taxi. Me giro al escuchar un auto. Una camioneta nueva se detiene a mi lado. Miro extrañada. La ventana trasera se baja y le veo. Demonios. Mi corazón comienza a latir más deprisa.

— ¿Te puedo llevar? – su voz resuena fuertemente. Mi piel se eriza recordando lo de anoche. Me cruzó de brazos.

— No vas a caminar hasta allá ¿No? – vuelve a decir. Su cabello negro perfectamente acomodado. Sus hermosos ojos observándome de arriba a abajo. Se detiene más de la cuenta en mis piernas.

Me doy la vuelta y comienzo a andar. La camioneta sigue a mi lado. Lentamente no puedo evitar sonreír levemente. ¿Dónde paro el enojo de ayer?

— ¿En serio? – dice nuevamente. Vuelvo a girarme. Le miró. — ¿Vas a seguirme directamente hoy? – rueda los ojos. ¡Oh! Qué atractivo se vio eso.