Prólogo.

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25 de Febrero del 2016.

Prendo un cigarrillo y camino hasta la ventana del hotel de mala muerte a donde vinimos a parar. Estoy desnudo de la cintura para arriba, está oscuro, hay botellas tiradas, envoltorios de condones usados y cocaína sobre la mesa.

Tomo mi teléfono, lo prendo y veo que tengo unas cuantas llamadas de mi mamá y luego como 100 llamadas y mensajes de mi mejor amigo. Le devuelvo la llamada y contesta en el segundo tono.

— Amigo ¿Donde estas?

No me dice ni "hola" y su voz me irrita un poco.

— Hum... en un hotel.

Mi voz suena ronca y cansada. Se queda callado un segundo.

— Dime que no estas de nuevo con esa drogadicta.

Cierro los ojos y luego miro hacia la cama donde está durmiendo Liliana con medio cuerpo desnudo al descubierto. No le contesto nada y decido cortar la llamada. Luego me encargo de Martín.

Despacio, me muevo, me visto e intento tomar todas mis cosas sin hacer ruido. No quiero que Liliana se despierte. Estoy seguro que si se despierta, terminaré drogado, alcoholizado y teniendo sexo todo el dia con ella. Es tan tóxica como yo que no puedo negarme a estar por lo menos dos minutos sin pensar en Ivanna. Me gusta porque por un segundo el dolor desaparece y Liliana es la única que puede hacerme ese regalo.

Salgo de la habitación del hotel, el sol me pega en el rostro y tengo que ponerme la capucha. Voy casi trotando a mi auto y por fin me largo de este asqueroso lugar. No es la primera vez que me voy sin avisarle. Nunca parece molestarle nada de mí.

Conduzco hasta mi casa mientras amanece y Linkin Park suena. Pienso en todo lo que me pasó estos meses desde que terminaron las clases. Desde que ella me dijo que no se quería casar conmigo, algo murió en mi. Recuerdo los dias posteriores tratando de convencerme a mi mismo de que tenía que olvidarla.

No hubo caso.

Intentando por todos los medios posibles olvidarla. Recuerdo incluso el momento en el que encontré el papel con el número de Liliana. La chica que había conocido ese último día que estuve en el hospital psiquiátrico. No sé porque la llamé. No sé porque la busqué. Pensé que podía tener una segunda opinión de alguien seguramente recuperado y que había estado igual que yo.

Cuando la tuve en frente supe que estaba todo menos recuperada. Drogas, alcohol... y si, sexo también. Liliana no me importa y jamás me va a importar pero tenía algo que quería. Tenía el poder de hacerme olvidar. Podía estar drogado e irme a un lugar en donde el recuerdo de Ivanna no me perturbara. Me recuerdo a mi mismo la primera vez, inhalando cocaína y luego apoyado en la cama con Liliana, desnuda encima de mí. Y todo esto al cabo de un mes... ¡Mierda! ni siquiera pude durar un mes sin por lo menos intentar matarme.

Cuando Martín nos descubrió, intentó alejarme de ella. Sabía que si seguía con Liliana terminaría muerto. Pero no consiguió apartarme de ella... aunque ahora que lo pienso tiene razón. Si sigo con Liliana terminaré muerto... además ¿Eso es lo que quiero no? Así que no me importa terminar muerto. Estar lejos de Ivanna es igual que estar muerto para mí. Pero bueno... todos tenemos a alguien por quién intentamos todo... incluso alejarnos.

Llego hasta mi casa, estaciono y miro el bolso que está a mi lado. La 9 mm que me dió Liliana está dentro. Ella me contó que sus primos trabajaban con traficantes y que tenia un arma en su casa. Al principio se la pedí sólo para sentir lo que era tener un arma en mis manos pero ahora no estoy seguro de lo que quiero hacer con ella... me miro por el espejo retrovisor. Me veo terrible.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Where stories live. Discover now