(6)

6.1K 459 68
                                    

Dos semanas después.

El tipo me entrega las llaves de la camioneta y me siento más feliz de lo que debería ¡No puedo creer que ya tengo mi camioneta! Una chevrolet tahoe negra 2013. Por supuesto usada, pero no me importa. Necesitaba un auto con urgencia. No podía seguir pidiéndole a Martín que me lleve a todos lados.

Incluso me siento apresurado por juntar el dinero suficiente para poder devolverle a mi padre ya que el me presto el dinero para comprarlo. A mis padres le da igual ese dinero pero conociéndome necesito devolverlo con urgencia para poder sentir que realmente la camioneta es mía. Ya no estoy en edad de que me compren nada.

Amparo, la señora que me estuvo ayudando con la limpieza en mi casa se encuentra esperándome afuera para irnos a casa. Salgo con una sonrisa de oreja a oreja y ella me devuelve una mirada amigable con las cejas levantadas. Es morena, de baja estatura y con un poco de sobrepeso. Tuve que pedirle que venga todos los domingos porque todavía tengo muchos problemas tratando de mantener limpia mi casa. Ni siquiera usé mi patio de atrás. Esta tal cual lo encontré y se está llenando de hojas.

— Hoy no nos iremos en taxi. Vamos a ir en mi auto.

— Pues te felicito hijo. — Me contesta Amparo con voz suave como siempre.

Subimos a mi auto y siento que es lo más placentero del mundo. Le ofrezco a Amparo poner la música que le gusta. Me da curiosidad saber los gustos musicales de esta señora.

— No sé mucho de la tecnología pero por suerte mi hijo me explica bien. — Me dice mientras conecta su celular a el reproductor de música del auto.

Sonrío esperando ansioso la música. Un hombre comienza a cantar con voz grave y melancólica. Suena romántico, como le gusta a mi mamá.

— ¿Quién es? — Pregunto riendo.

— José Luis Perales.

— Jamás había escuchado de él.

— Pues deberías guardar más silencio. — Me suelta Amparo.

Rompo a reír y luego de un momento ella también. Nos quedamos en silencio pero por alguna razón no puedo dejar de escuchar la letra de la canción que Amparo acaba de poner.

Cuantos sueños dejé volar
Pensando solo en tí
Cuantas noches de luna
Deshojando el silencio🎶

Me hace sentir mal por alguna razón. No quiero llevar mi cabeza por ahí. No todavía. No puedo estar las 24 hs pensando en ella. Comienzo a sentir esa maldita angustia en el pecho y mi pie presiona el acelerador.

— Vas muy rápido Julián...

La voz suave de Amparo apenas se escucha como un eco en mis oídos. La música sigue sonando y sigo sintiéndome mal. El rostro de Ivanna aparece en mi mente. Me hace querer morir. Estoy enfermo... enfermo de amor.

Cuantas horas de dicha
Cuantas horas de llanto
Cuanto tiempo de ausencias
Cuanto tiempo esperando
Cuantos besos al aire 🎶

Vuelvo a pisar con fuerza el acelerador. Siento bocinas y lágrimas caer por mi rostro. Esa maldita mató todo en mi. Estoy muerto en vida y a ella no le importa. Esta tranquila, estudiando, siguiendo con su vida... seguramente incluso ya se acostó con otro. Cierro los ojos con fuerza.

— Julián me estoy mareando...

La voz de Amparo sigue sonando como un eco. Abro los ojos y siento que la ira se apodera de mi. Veremos si está tan tranquila cuando la vaya a buscar.

Cuantas horas de soledad
Hasta volver a tí
Que cansancio en el alma
Que silencio de hielo🎶

Todo concuerda con lo que siento y me siento extremadamente perturbado. Me doy cuenta que estamos llegando cuando Amparo me agarra con fuerza del brazo. Freno en seco antes de pasar de largo mi casa. La música se apaga.

— ¡¿Pero que te sucede?! — Me pregunta algo asustada.

La miro y parpadeo rápidamente sin saber que contestarle. Le digo lo primero que se me viene a la cabeza. Maldita canción.

— Es que estoy emocionado por mi auto... — Mi voz sale como un susurro.

Ella junta las cejas.

— ¿Y por qué tienes lágrimas?

Me miro en el espejo retrovisor. Tengo la cara empapada. MIERDA. Me limpio la cara frenéticamente y luego vuelvo a mirarla intentando parecer normal.

— Lo siento mucho Amparo... No quise asustarte. Simplemente estoy con mi mente en otra cosa... Es mejor que entremos a la casa.

Estaciono afuera del garage y luego antes de entrar a la casa siento voces. Deje a Martín esperando en casa y por un segundo pienso que ha traído a una chica, pero luego reconozco la voz de Liliana. Entro de golpe.

No los encuentro de inmediato. Están en la cocina. Martín luce nervioso y Liliana está parada en una esquina de la cocina, cruzada de brazos y con la mirada perdida. Amparo entra detrás de mí, confundida. Carajo... No quiero estas escenas enfermas en frente de ella.

— ¿Que esta pasando aquí? — Le pregunto a Martín.

Martín se agarra de la cintura y luego mira fugazmente a Amparo.

— Estaba durmiendo una siesta... desperté... y ella estaba parada en la esquina de la cama pensando que eras tú. Me pegué el susto de mi vida...

Miro a Liliana con odio pero ella mantiene la mirada en el suelo ¿Cómo mierda entró a mi casa? Martín larga un suspiro cansado.

— Soluciona esto hermano. Yo me largo de aquí. — Me dice antes de salir disparado a las escaleras.

Me vuelvo hacia Amparo que tiene pinta de estar incómoda y no la culpo. Le doy indicaciones de arrancar la limpieza en la cocina y el living.

Intento contrarrestar la ira que siento contra Liliana. Podría matarla a golpes. Camino hacia donde está ella, la agarro del brazo y sin decirle nada la arrastro hacia afuera de la casa. Cierro la puerta con fuerza detrás de nosotros.

— ¡¿Y tú como mierda entraste a mi puta casa?!

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Where stories live. Discover now