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Mis sospechas más temidas son ciertas. Más que ciertas. La realidad la tuve todo el tiempo en frente y no quise verla en ningún momento... hasta ahora. La verdad me pega como un fuerte puñetazo que me duele en cada parte de mí ser. Ella me mintió. Me engañó solamente para salvar su vida. Si no hubiera estado al borde de la muerte, jamás hubiera aceptado volver conmigo. Caí en su manipulación y me engañé a mi mismo pensando que realmente había pensado volver a mi lado.

Y ahora esto ¿Cuánto mas rechazo tengo que aguantar? Ni siquiera me deja darle una maldita caricia. La odio y la amo al mismo tiempo. La odio por rechazarme y engañarme... Pero también la amo con toda mi alma... que está rota, pero que la ama con locura. La amo porque es el amor de mi vida y no importan a cuantas conclusiones intente llegar. Siempre termino enfermo de amor por Ivanna. Podría romper a llorar e intentar por lo menos despertar su lastima, para sentir que ella siente algo positivo por mi, pero para su mala suerte... elegiré el odio.

— Ivanna... — Mi voz suena seca y ronca.

Tarda en contestar.

— ¿Qué? — Pregunta en un hilo de voz.

Quiero algo que quise tener desde el primer momento que la ví y necesito que me lo dé, para poder sentir algo, además del rechazo, el odio y la humillación.

— Dame un beso. — Le ordeno.

Desde ahora, no le voy a pedir más nada. Se lo voy a exigir. Se queda petrificada y simplemente me mira con los ojos bien abiertos. No sabe cómo zafar de la situación. Su rostro y su cuerpo me dicen que NO. Ella no quiere besarme. Me quiere lejos. La sensación de rechazo se repite una y otra vez en todo mi ser y solo hace incrementar mi enojo.

— ¡Dame un puto beso ahora! — Le ordeno nuevamente en un grito.

Niega con la cabeza al mismo tiempo que su rostro se transforma en una expresión de terror. Entorno los ojos y ella aparta la mirada rápidamente. Ni siquiera puede mirarme. Quiere estar lejos de mí... No quiere volver a ser mi novia... Y lo peor de todo... me odia... si... me detesta.

Exploto. Comienzo a darle puñetazos a el volante descargando toda la irá dentro de mí. Ivanna lanza un grito, asustada, pero la ignoro. Cuando me canso de golpear el volante, agacho la cabeza e intento recuperar el aliento. Mierda. Mierda. Mierda ¡¿Por qué no puedes sentir lo mismo que yo?! ¡¿Por qué?! ¡¿Acaso quieres verme muerto?! ¡¿Acaso quieres acabar con la vida de los dos?! 

— Julián... — Balbucea con un hilo de voz.

— No hables.

No... No digas una palabra o no podré controlarme. No quiero hablar ahora. Estoy destruido. Pensé que si la hacia volver, por fin terminaría el infierno que me dejó su partida... Pero al ver que no quiere saber nada conmigo, me hacen dar ganas de querer estar muerto. No lo soporto. Las lágrimas comienzan a salir aunque no quiera y ahora llega la maldita humillación.

Levanto la cabeza y miro hacia el frente. Odio llorar. Me hace sentir débil y no quiero mirarla. Siento asco por mi mismo. Suspiro con fuerza intentando dejar de llorar. Tengo ganas de morirme. Enciendo el auto y nos vamos del estacionamiento del hospital. Ella se mantiene callada e incluso su respiración se escucha como un eco.

Me propongo a mi mismo suicidarme en el sótano, donde todo comenzó... o volarme la tapa de los sesos en el baño... donde seguramente Ivanna me encuentre. Pero luego pienso... Ella me encontrará muerto y luego seguirá con su vida como si nada le hubiera pasado... incluso estará con otro hombre... que no sea yo... Y esa idea me vuelve totalmente desquiciado. Preferiría verla muerta que con otro hombre.

Corto el camino a mi casa y comienzo a conducir lejos. Me voy a esos barrios bajos donde se que hay descampados y parques abandonados. Ahora que lo pienso, conozco está zona porque la loca de mierda de Liliana vive por aquí. Un barrio digno de ella. Mientras tanto, Ivanna se mantiene tan callada que apenas puedo escuchar su respiración, sin saber lo que le espera.

Estaciono en un parque abandonado que está rodeado de descampado, casas en ruinas y esos complejos de departamentos donde sólo vive gente de mierda. Aquí nadie escuchará los tiros.

Ivanna mira para todos lados, preocupada. Se nota que nunca vino por aquí. Le tiembla el labio. Paro el auto consciente de que tiene puesto los seguros, por si intenta escapar. Miro para todos lados, asegurándome que no haya nadie cerca.

— ¿Qué hacemos aquí Julián? — Pregunta Ivanna de golpe.

Siento el miedo en su voz. Tardo en contestar. No puedo seguir ocultando mis intenciones. Ya no. Debo decirle... Ella tiene que saber de lo que soy capaz.

— Vine aquí porque... — Mi voz se detiene.

Me cuesta decirlo. Ivanna comienza a respirar con fuerza. Creo que se lo imagina pero quiere que le diga que no es así.

— ¿Por qué aquí qué? — Insiste, animándome a hablar.

La miro de golpe. Miro todo su rostro, sus labios, sus ojos negros, sus mejillas suaves, su tes pálida y el cabello negro lacio, cayendo a los lados de su rostro. Ella tiene derecho a saber lo que nos voy a hacer.

— Porque aquí nos mataré.

Antes de que pueda contestarme algo, me agacho y saco ni revólver calibre 22 negro de abajo de mi asiento. Me juro a mi mismo que está será nuestra última oportunidad. Intentaré hacerla volver a mí en cuerpo y alma... si no logro conseguirlo... Le meteré un tiro en la frente,  luego me suicidare a su lado... y entonces será el final.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin