(60) Fin de la cuarta parte.

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El celular casi se me cae de las manos. Me acerco a la ventana, casi sin parpadear. Tiene puesto un vestido de tirantes negro... lo reconozco, es el mismo que usó en su cumpleaños. El cabello planchado y maquillada suavemente. Puedo adivinarlo, tiene planes de entrar en la piscina por eso la poca cantidad de maquillaje ¿Por que mierda es tan hermosa? ¿Por qué me hace sentir tan vulnerable cada vez que la veo? Toda mi rabia se esfuma por un segundo y lo único que quiero es caer rendido a sus pies, rogándole que no me vuelva a abandonar jamás. CARAJO.

Sin pensar, apoyo mi mano en la ventana, a la misma altura de su rostro y acaricio el vidrio frío. Estoy tan enamorado de ella que incluso, consciente de lo que me hizo, tengo ganas de abrazarla y me tiene embelesado. Sé perfectamente dentro de mí, que no existe ni un segundo que no la haya extrañado desde que se fue. La suavidad y el calor de su piel pálida y cremosa. Su aroma tan único y el sabor tan enloquecedor de sus labios.

Mi mano se vuelve puño. Pero por mas que la atracción hacia ella sea irresistible, también estoy enojado. Por ser un simple desecho para ella. Solo soy basura. Mi vida le da totalmente igual. De pronto aparece Julieta riendo detrás de ella y se la lleva fue de mi vista. Miro sus blancas piernas y sus tacones negros alejarse del espejo. Como odio a su amiga, maldición. Tengo que encontrarme con ella, no puedo aguantarlo más. Marco el número del señor Roldán. Atiende en el primer tono.

— Dime.

— Necesito que de alguna manera lleves a Ivanna hacia la cocina cerrada del club. En 5 minutos yo estaré ahí...

El señor Roldán se queda en silencio un momento.

— ¿No vas a lastimarla o si? — Me pregunta en voz baja.

Su pregunta me toma desprevenido. Puedo notar que a pesar de que no tomó buenas decisiones en su vida con respecto a su familia, el jefe de Ivanna se preocupa por su integridad física y es una buena persona.

— No. — Miento. — Sólo quiero hablar con ella.

— Esta bien... dentro de 10 minutos la tendrás ahí.

Corto el teléfono y me dispongo a salir de la habitación. La pista de baile está tan oscura que nadie me nota salir del cuarto escondido. Rodeo a la gente, con el corazón en la boca, tratando de no cruzarme a Ivanna o peor, con Julieta. Me llama la atención como la gente puede divertirse tan ajena a lo que está a punto de pasar.

Llego a el pasillo que da hacia la cocina y el lavadero del club. Entro y veo una puerta con un cartel que dice "cocina", las luces estan apagadas, la llave descansa en la cerradura de la puerta, la tomo y entro. Prendo las luces. Sillas apiladas descansan a un costado de la habitación. Saco mi revolver de la cintura y lo escondo en uno de los estantes de la cocina. Ojalá no tenga que usarlo. No quiero hacerlo... pero si ella me obliga...

No quiero que todo esto termine en una desgracia. Seremos sólo un mal día en las noticias y yo quedaré como la ruina y el error de dos familias. Pero por ahora no veo forma de que todo esto termine bien. Ella se fue, me abandonó en una maldita cama de hospital como si fuera un pedazo de basura y lo más probable es que entre en pánico cuando me vea.

Estoy tan enfurecido con Ivanna. No sé como mierda podré controlarme cuando la tenga en frente de mí. Apretando los dientes, me muevo hasta quedar a un costado de la puerta cerrada. Me preparo para cuando ella llegue. Cruzará por la puerta y yo podre encerrarnos aquí dentro. Me las pagará. Me tomo de la cabeza con ambas manos, sintiéndome dolido incluso ahora. Pero más fuerte es el odio y rencor que siento.

Cierro los ojos con fuerza conteniendo los lágrimas. Cómo detesto llorar por ella. Ivanna me convierte en una persona horrible y patética. La culpo por eso. Me quedo mirando un punto fijo en el suelo, conteniendo las ganas de salir hacia la pista y traerla a rastras yo mismo.

La puerta se abre de golpe y el corazón me sube hasta la garganta. Una silueta conocida entra rápidamente hacia la cocina con una bolso colgando de su brazo y se queda parada en medio de la habitación, mirando para todos lados. No pierdo el tiempo y cierro la puerta de golpe para luego ponerle llave con manos temblorosas.

Me apoyo en la puerta, fingiendo calma y me cruzo de brazos. Ya esta, estamos encerrados aquí. Ella voltea de golpe, perpleja y cuando me mira, su rostro se transforma o mejor dicho se desfigura, en una mueca de miedo y asombro. Abre los ojos como platos y veo como su respiración comienza a elevarse al mismo tiempo que palidece. Abre la boca y parpadea despacio, apartando la mirada. Camina despacio hacia atrás hasta quedar afirmada en la mesa de mármol de la cocina.

— Hola Ivanna... — La saludo con voz ronca, sin dejar de mirarla fijo.

Como era de esperarse, no me contesta. Sigue mirando a un punto fijo en el suelo mientras suavemente se cubre la boca con una mano, aún impresiónada. Está muerta de miedo y ahí es donde me doy cuenta que Ivanna me conoce más de lo que creí. Ella sabe, que quiero matarla.

FIN DE LA CUARTA PARTE.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Where stories live. Discover now