Epílogo. (4)

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Estoy en la sala de espera de Obstetricia en el hospital, caminando de un lado a otro, nervioso. Se llevaron a Ivanna rápidamente cuando entramos, hace como 2 horas y a mí me dejaron aquí... esperando. Lo último que escuché es que Ivanna posiblemente tenia una hemorragia. La puerta se abre de golpe. Martín y Julieta aparecen en la sala y prácticamente corren hacia mí. Mi mejor amigo me abraza y yo tenso la mandíbula.

— ¿Sabes como está?

Niego con la cabeza. No puedo hablar, tengo un nudo en la garganta.

— ¿Pero que pasó Julián? Su fecha de parto no es hasta dentro de unas semanas. — Me suelta Julieta.

— Estábamos discutiendo... entonces ella se fue a la habitación y comenzó a tener contracciones y a perder sangre. — Mi voz se quiebra y me agarro de la cabeza. 

— Tranquilo Julián... — Me dice Martín agarrándome del brazo.

— Le dije a su doctora que si las cosas se complicaban y tenían que elegir... salvará a Ivanna...

Julieta se me queda mirando y rompe a llorar. Martín la abraza y me mira con angustia.

— Podremos tener muchos hijos después... pero yo no puedo perder a mi mujer.

— Es lo correcto... lo entendemos Julián. No le avisaremos nada a la familia hasta que sepamos como está. — Me suelta Julieta mientras se limpia las lágrimas.

Asiento. Nos quedamos en la sala de espera por 2 horas más, esperando con angustia y miedo en el aire, hasta que la doctora sale. Me paro de golpe junto con Martín y Julieta. La doctora no tiene expresión en el rostro.

— ¿Señor De Paez? — Pregunta.

Asiento con un nudo en la garganta.

— Será mejor que venga conmigo.

Siento que estoy mareado. Por Dios... miro a mi mejor amigo y veo miedo en los ojos de Julieta.

— Si nos necesitan, estamos aquí. — Me suelta Martín.

Asiento y sigo a la doctora mientras siento que mis piernas flaquean. Caminamos por un largo pasillo donde claramente están las habitaciones de las pacientes. Entra a una habitación y me da una puntada de pánico por lo que me pueda llegar a encontrar.

Cuando entro y observo hacia la cama, me tapo la boca con ambas manos. Ivanna, luce cansada y pálida... pero me sonríe con una muy pequeña bebe en brazos y me parece la imagen mas hermosa del mundo. No sabia que las lágrimas habían comenzado a caer hasta sentí mis manos mojadas. Camino hacia la cama despacio e Ivanna también comienza a emocionarse.

— Te presento a tu hija... — Me suelta con voz suave.

Me acerco lentamente y me encuentro con el rostro rosado de una preciosa bebe. Aun con el gorrito rosa puedo notar que su pelo es negro, como el de su mamá.

— Hola Alisa... soy tu papá. — La saludo mientras la tomo en brazos.

Miro a mi esposa y comienzo a besarla por todo el rostro. Ella levanta un brazo despacio y rodea mi cuello.

— Cada dia que pasa estoy mas seguro de que quiero pasar el resto de mis días a tu lado... hoy me diste una alegría única y tu valentía me enorgullece. Te amo.

Lágrimas caen por sus mejillas mientras me sonríe y mira a nuestra hija. Incluso así de cansada, me parece preciosa.

— También te amo y amo a nuestra pequeña...

Puedo ver que se queja de dolor y yo miro a la doctora que estuvo aguardando pacientemente a un costado de la cama.

— Le hicimos una cesárea de emergencia e Ivanna está delicada. Fue un procedimiento complicado y riesgoso pero todo salió bien. Tendrá que quedarse varios días hasta que su situación mejore ya que perdió mucha sangre y tenía mucho agotamiento y estrés... — Me explica mientras se acerca a mi mujer y le pone una máscara de oxigeno.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora