(11) Segunda parte.

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INICIO DE LA SEGUNDA PARTE.

28 de Junio del 2016 (3 días después)

— ¡No te daré las llaves! — Me grita Gastón.

— Pero....

— ¡No! ¡Cometerás una locura y te dejaras llevar por tus impulsos como siempre!

— ¡No puedes hacerme esto!

— Cuando estés tranquilo... hablamos Julián.

Mis nervios comienzan a subir y mi enojo también. Subo a mi habitación totalmente segado por la rabia y me encierro pegando un puertazo.

Desde que leí el cuaderno con toda la información de Ivanna, estoy enloquecido. Decía sus horarios de la Universidad, el horario de medio tiempo que hace en su trabajo en una joyería, también a que gimnasio frecuenta de vez en cuando... y lo que mas me importa... la dirección de su casa.

Vive con su amiga Julieta que está estudiando para veterinaria en la Universidad, cosa que no me sorprendió, en un complejo de apartamentos que queda en el microcentro de la cuidad. Me acuerdo que cuando leí su dirección, lo primero que hice fue agarrar las llaves del auto y querer ir a verla... pero como siempre mis amigos no me dejaron salir.

Mantenerme encerrado no les resultó fácil pero lo lograron hasta hoy... Me desperté como siempre por una maldita pesadilla y pude escuchar a Martín hablando con Gastón en el living de mi casa. Me levanté sin hacer ruidos y pegue la oreja a la puerta. Martín le estaba preguntando a Gastón cuando me contaría sobre "las llaves", este le contestaba que no sabía porque necesitaba asegurarse que yo no cometiera alguna locura.

Al escuchar esto me dí cuenta casi de inmediato que se trataban de una copia del manojo de llaves de la casa de Ivanna y Julieta. Salí a confrontarlos. No puedo creer que me lo ocultaran pero por suerte ya lo sé. Le exigí toda la puta tarde que me las de pero no quiere darmelas. Mierda. Ni siquiera sé como carajos las consiguió. Me tiro a la cama pensando que es lo único que puedo hacer. Me hago un ovillo y cierro los ojos.

                                ~•~

— Despierta socio.

Abro los ojos y me siento de golpe. A veces tengo miedo de despertarme, darme cuenta que todo esto fue un sueño y ver que sigo en el hospital psiquiátrico.

— Tranquilo, tranquilo... soy yo.

Martín me está mirando con preocupación en sus ojos. Tiene una taza de café en sus manos. Lanzo un suspiro lleno de alivio. Me ofrece la taza y yo la agarro dándome cuenta que no comí nada y realmente tengo hambre.

— ¿Cómo estás ex mugre?

Me atraganto con el café y lanzo una risa.

— Bien... supongo ¿Gastón sigue furioso conmigo?

— No está furioso.... sólo estamos preocupados.

Me le quedo mirando.

— ¿Cómo pudieron ocultarme tanto?

Mi voz suena como un reproche.

— No es que quisiéramos hacerlo Julián... es que tú estas demasiado fuera de control.

— ¿A qué le llamas fuera de control?

— Como lo del sótano por ejemplo.

Aparto la mirada. Mierda... vió las fotos que pegué en las paredes. Él no tenía porque ver nada de eso.

— ¿Crees que con ese tipo de cosas lograrás que Ivanna se enamoré de ti? — Me suelta con voz inquieta.

Ni siquiera pensé en eso. Niego con la cabeza.

— Primero calma esa locura y luego recién ahí... te ayudaremos a traer Ivanna. Pon tus ideas en orden, te necesito en este momento... Me estoy haciendo cargo de la sucursal sólo.

Mierda, tiene razón. Con toda esta situación, estoy descuidando el trabajo. Luego de decirme esto, se levanta y se va de la habitación. Yo me termino el café, veo que son las 8 de la noche, bajo y encuentro a mis dos amigos sentados en el sofá. Dejo la taza en la cocina y voy a sentarme en el sofá junto a ellos. Miro a Gaston.

— ¿Cómo conseguiste la llave?

Se me queda mirando un segundo.

— Fue fácil. El portero del edificio donde vive Ivanna tiene un nieto donde también maneja las llaves de todo el lugar. Simule un robo cuando iba de salida, hice como si fuera demasiado fuerte y sólo le quite las llaves...

Abro los ojos como platos. No puedo creer lo que hizo. Estoy a punto de decir algo pero no me deja hablar.

— Volví a los días para ver si habían cambiado la cerradura... — Me mira. — Y no lo hicieron. — Lanza una risa. — Es mas, ni siquiera hay cámaras de seguridad.

Sus palabras hacen que mis sentidos se despierten. Debe ser porque es un lugar de precio módico. Todo juega a mi favor.

                                ~•~

Actúe como si estuviera cuerdo. Intenté engañarlos a los dos por un momento que me había olvidado de Ivanna. Luego de la charla de las llaves, cambié de tema de conversación. Compré cerveza, pedí pizza y vimos fútbol en la tele.

Martín y Gastón se reían. Estaba calmados, contentos y relajados. Necesitaba hacer que se quedarán a dormir en mi casa. Necesitaba sacarle las llaves a Gastón. Por suerte, lo logré. Gastón está en este momento durmiendo en mi sofá y Martín en la habitación de huéspedes.

Miro la hora. Las 11 de la noche. Es tiempo. Me levanto de la cama, ya estoy cambiado así que no hace falta hacer mucho. Agarro las llaves de mi casa, de mi auto y luego intentando no hacer ruido, salgo hacia las escaleras.

Bajo las escaleras calculando cada puto movimiento que doy. Si se despierta, no tendré otra oportunidad. Cuando por fin estoy abajo, camino despacio hacia donde está dormido Gastón. Su mochila se encuentra apoyada en sus pies. La tomo. Busco... Busco y me pongo nervioso cuando no las encuentro ¿Dónde la tiene sino? Sigo buscando hasta que un tintineo de llaves hace que me quede petrificado.

Saco las llaves y las miro. Son dos. Una dice ENTRADA y la otra tiene pegado un número 23. El departamento de Ivanna y Julieta. Me lo guardo en el bolsillo del pantalón y camino hasta la puerta de entrada de mi casa. Un ruido hace que me de vuelta de golpe.

Miro hacia las escaleras y veo a Martín mirándome desde la planta alta, con ambas manos apoyadas en la baranda de las escaleras. Hay decepción en su mirada y creo que por alguna razón, no lo sorprende. Trago saliva. Abro la puerta, lo miro una vez mas, antes de salir y dejar a mis amigos encerrados en mi casa.

Volver a verla. [2] (BILOGIA)Where stories live. Discover now